❤Capítulo 53❤

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Narra Michelle

Ardía, sentí como que me quitaban la piel, como que la levantaban con cuchillo para que pudiera desangrarme. Esa impotencia, ese enojo, ese desenfreno. Lloré, grité, pero sobre todo me rompí. Quedé deshecha en menudos pedazos.

Deshoje el libro, traté de evadirlo, me paralice, me traume. Volví a ser la niña de siempre, indefensa, vulnerable e idiota. Me sentí sucia, culpable porque lo bese, por lo que hice con él, porque mi corazón late por él.

Rogué mirando al cielo que fuera un cuento escrito por Dylan, una historia ficticia, que todo iba mal con su mente, pero no, en el fondo sé que es verdad, porque yo veo el monstruo en sus ojos cada vez que se despierta un arrebato de violencia, ese ira que lo gobierna.

Aprieto las 4 hojas arrancadas sobre mi pecho y me dispongo a leer estúpidamente en busca de una esperanza.

Narra Dylan

¿Cómo llegué a este punto? Cargando un cadáver y haciéndonos pasar por borrachos para no levantar sospechas.

-Nos descubrieron- dije alarmado al ver una chica parada en medio del pasillo.

-Por la puta que nos descubrieron, me cago en la leche tío.

-Camina Dylan. Sigue recto. Avanza y no te detengas.-Pero...-Pero nada que camines. Has lo que te digo.

-Pasamos por el lado de la chica era Clarisa del Rey, sonámbula... daba miedo.

-¿Cómo dejan a una chica sonámbula vagar por ahí? Podría lastimarse. Tienen que asegurarse que no sea capaz de abrir la puerta por las noches.- comencé a hablar sin parar mientras trasladamos el cadáver.

Mis ganas de quedarme y ayudarla eran fuertes pero no más que las asustadizas e insistentes palabras de Malcolm que hacían eco por mis oídos.

Clarisa del Rey, es la única testigo, aunque bueno no sé si le pudiera llamar así porque evidentemente estaba durmiendo... aunque una parte de mí se pregunta. ¿Si acaso estaba fingiendo?

                                                      ***

Es una noche sin Luna, de esas en las que el cielo está lleno de nubes que tampoco dejan ver las estrellas. Salimos en la moto en dirección al antiguo cementerio, atravesamos unas rejas que quedaban al fondo y nos acercamos a una caseta que tenía antiguos instrumentos de jardinería.

Agarramos una pala y comenzamos a cavar tan hondo como pudimos. Malcolm tomó de aquel hoyo una pequeña cajita la sacudió y guardó con dolor en su bolsillo.Tomamos el cuerpo inmóvil de Lucía y lo colocamos dentro de esa fea y oscura fosa, de ese agujero del que nunca escaparía.

Mis lágrimas caían sobre la Tierra húmeda. Aun podía escuchar su risa en mi cabeza. Los recuerdos pasaban por mi mente como una película.

Nos lavamos las manos en rio y volvimos a Cherbell.

Tomé un baño de agua caliente y me miré al espejo, mi propio reflejo me trasmitía repugnancia, me hacía arqueadas el estómago. Nunca pensé que en mi vida fuese capaz de matar a alguien porque esto también es mi culpa.

-¿No preguntarán por ella?- lo miré de reojo.

-¿Si sabes que Luci es huérfana?-dice rascándose la cabeza.

-Era-dije tragando grueso.

-Tío, no puedo creer que esté muerta.

-Mira Dylan. Este asunto está enterrado junto con ella, nadie preguntará ni amigas tenía. Ella vivía en mi casa era hija de la mujer de la limpieza pero cuando esta murió se quedó con nosotros, era como mi hermana hasta que nos empezamos a liar. Entiendes, yo estoy más afectado que tú, carajo. Ella era todo por a mí. Estoy vivo pero muerto por dentro.

El Cuaderno de Dylan [Escritos #1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora