☆Capítulo 35☆

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Narra Malcolm

Dos semanas han pasado desde el absurdo arresto de Michelle. Durante todo ese tiempo no la he visto y he tenido que lidiar con ello.

Aquel día sus padres estaban conmigo y Adriana también vino con nosotros.
El abogado llegó minutos después aunque no fue necesario.

Clarisa por su parte se quedó en la Universidad, nos informaría si era que Bruno aparecía.

Después de que llegáramos a la estación la madre de Michelle hizo un escándalo, con razón.

~~Flashback~~

— Su hija está siendo exagerada.

— ¡¿Exagerada?! ¿Eso creen? — reclamó Marta.

— Lo que quise decir es que su hija tiene miedo. — se explicó el oficial.

— Claro que debería estar asustada. Se le acusa de algo serio.

— Pero señora nosotros solo queremos conversar con ella.

— ¿Conversar? No me diga, señor oficial. ¿Por qué no le dio usted un citatorio? Sí se da cuenta que la arrestaron delante de toda la Universidad. Mírelooo está en las redes, lea los comentarios. — chilla mostrándole las imágenes en el celular. — A esa edad los chicos suelen ser muy crueles y ustedes deberían saberlo.

— Pero señora...

— ¿Qué me va a decir? Acaso no tengo razón.

— Debió ser de esa manera. — resopla quitándose la gorra para rascar su alopécica cabeza.

— Claro porque les pagaron debió ser de esa manera.

— No le permitiré acusaciones tan graves.

— Mire solo le digo que mi hija se va conmigo. ¿Lo entiende verdad?

~~Fin del flashback~~

Luego de eso el padre de Adriana intervino y pudieron llevarse a Michelle a casa sin más interrogatorio.

Lo malo de todo esto es que aún no hay rastro de Bruno.
La tensión en la Universidad es notoría.
Michelle no ha podido regresar, todos hablan de ella y yo sin poder hacer nada al respecto.

Han bajado varias veces los videos de las redes pero no funciona.

Mi padrino no sabe qué hacer con esta situación, incluso han demandado a la escuela.

Michelle no quiere verme, eso duele. Supongo que es así por qué no contesta mis llamadas.

— Es mi culpa. — pienso en voz alta olvidando que Clarisa me acompaña.

— No lo es.

— Todo es mi jodida culpa. — digo lanzando el vaso vacío de mi café al cubo de la basura.

— Tú no lo desapareciste Malcolm, solo intentabas ayudar. — dice Clara tratando de que me sienta mejor.

Es la única persona que sabe que estuve en el cementerio esa noche y no lo ha comentado con nadie.

¿Dónde estará metido ese chico?

Esto se está saliendo de control.

— Todo es muy extraño. Ay algo que no encaja — dice Clarisa poniendo una mano en mi hombro.

— ¿A qué te refieres? — cuestiono confundido mirándola.

— Nada, olvídalo. — dice terminándose su jugo.
En un rato tendremos las primeras clases del día.

El Cuaderno de Dylan [Escritos #1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora