XV

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Aquella mañana, como todas las que llevábamos Marcus y yo compartiendo cama, me desperté siendo prisionera de sus brazos.

-Marcus.... -comencé con voz suave. -¡Marcus! -Exclamé cuando todos mis intentos por despertarlo no dieron resultado.

-Siempre te despiertas con un humor de perros. -Dijo soltando su agarre.

-¿Cómo te despertarías tú si unos brazos no te dejaran moverte?- Pregunté mientras me deshacía de las mantas y me incorporaba .

-No lo sé... supongo que depende de quién fuera la propietaria de esos brazos... -El movimiento de sus cejas dejaba en claro que aquello era una clara indirecta.

-¿Sabes? -Dije haciendo caso omiso de su insinuación. – Si algún día tenemos una urgencia no sé que haré para despertarte, seguramente te maten antes de que yo consiga hacerte salir de la cama... o incluso antes de que consiga salir yo - dije horrorizada ante tal posibilidad.

-Eso tenlo por seguro... jamás abandonaría tu cama por nada del mundo. -Respondió volviendo a cerrar los ojos.

-Eres asqueroso... -No había forma de hablar enserio con aquel hombre.

-No, no lo soy... aunque igual el hecho de que puedas confundirme con mi hermano sí que me resultaría algo... desquiciante... -Dijo pensativo.

-Oh créeme, jamás podría confundirte con tu hermano... no te pareces en nada a él.

-No quiero contradecir a una dama, pero, no sería la primera vez que nos confundes...

-Ni se te ocurra volver con esas, en aquella ocasión ni sabía que James tenía un hermano, y aun así supe que algo no estaba bien contigo.

-En realidad somos tres... -Dijo haciendo caso omiso al resto de mi discurso.

-¿Sois tres? Santo cielo... -Exclamé intentando imaginarme a tres como James... bueno más bien a otro como él. -Dime qué el tercero se parece a James... El mundo no podría soportar dos personas como tú.

-A pesar del parecido que mantengo con mi hermano, soy único amor...

-Eso no te lo niego. -Respondí mientras comenzaba a destrenzar mi cabello.

-Y no, no somos los tres iguales, James y yo sí, pero Emmet es más diferente. Él no podría hacerse pasar por ninguno de los dos. Y suele tener un humor espantoso. -Agregó como dato importante. -Me sorprende que James no te contara...

-La verdad tenemos cosas más importantes que hacer que conversar sobre nuestras familias. -Justifiqué a James.

-No se supone que los compañeros se conocen a fondo.... -Marcus había comenzado a vestirse, pero de vez en cuando dirigía una mirada furtiva hacía mí.

-Nos conocemos todo lo bien que es necesario. Y ahora... cámbiate deprisa, necesito que venga una doncella a ayudarme.

-Creo que yo podría hacer su función la mar de bien....

-¿Sabes hacer recogidos? -Pregunté con la intención de espantarlo.

-No soy tan malo en ello. -El hecho de que se rascara la cabeza algo avergonzado mientras lo decía, me dio a entender que realmente sí sabía hacerlos.

-Como no tengas una hermana que justifique eso no sé si quiero saber ....

-Adoro a las mujeres... -Dijo besando mi hombro.

-Eso ha quedado más que claro. -Respondí apartándome con brusquedad. -Ahora date prisa.

Llevábamos tres días en aquella fiesta, y como era de esperar la gente trasnochaba mucho y no había un alma que se despertara antes del mediodía. Incluso nosotros pecábamos de ello. Seguir el ritmo de esas personas no era tarea sencilla, y menos cuando aun con todas las artimañas posibles nos veíamos obligados a beber más de lo deseado.

LA VIDA TRAS LA MENTIRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora