XXX

130 32 0
                                    

-Muy bien Rubita, creo que tus horas de holgazanear y vivir como una reina se han terminado. -Josh apareció en mi habitación mientras yo tomaba el desayuno.

-Nadie te ha dicho que no es de muy buena educación entrar sin llamar, y menos al cuarto de una mujer. -Pregunté mientras seguía tomándome las tostadas. -Además, qué estás haciendo en la casa, si no recuerdo mal acordamos que las visitas serían únicamente nocturnas.

-Me haces sentir como un amante, muñeca...

-Deja de decir tonterías. -Le reñí preocupada.

-Si te consuela, he pasado la noche aquí por lo que nadie me vio entrar ni salir. -Dijo al tiempo que se dejaba caer en la cama. -¡Joder! -Exclamó al sentir la comodidad del colchón.

-¡Josh! Controla tu lengua en mis aposentos. -Dije divertida.

-Normal que no quieras salir de este lugar... pero creo que luces demasiado lozana.

-¿Me estás llamando gorda? -Pregunté ofendida.

-Más bien entrada en carnes... -Dijo como alternativa.

-Verás tú lo que esta entrada en carnes va a hacerte. -Acompañé mi última palabra arreándole con el cojín en toda la cara.

-Eso es justo lo que necesitas ... movimiento. -Dijo divertido mientras tomaba otro de los cojines.

-Ni se te ocurra ... -Le advertí sabiendo lo que iba a hacer.

En pocos segundos nos encontrábamos los dos en una batalla de almohadas en la que intentábamos hacer caer al otro de la cama.

-¿Ana qué estás haciendo? -La voz de Marcus distrajo a Josh y yo aproveché esa distracción para darle bien fuerte.

-Nosotros solo calentábamos... -Respondió Josh en mi lugar mientras me devolvía el golpe y se bajaba de la cama. -Te espero en ... 20 minutos – Dijo mirando de arriba a bajo a Marcus. -En la sala de entrenamiento. Y sí, ahora ya tenéis una verdadera sala de entrenamiento.

Una vez Josh desapareció Marcus permaneció quieto en el centro de la estancia. Por lo que yo aproveché la oportunidad.

-¿Qué tal has dormido?

-Si querías entrenar podías habérmelo dicho a mí. -Parecía algo ofendido, por ello supe que mis palabras no le gustarían.

-La verdad es que cuando me pongo con papeleo se me olvida, pero Josh es un digno contrincante. – Dije con sinceridad.

-¿Y yo no? -Su frente no podía lucir más arrugada.

-Tú eres bueno, pero no tienes tanto entrenamiento ni técnica como nosotros. -Dije sin más mientras me levantaba de la cama y me dirigía al guardarropa a por algo que ponerme encima para el entrenamiento.

-Pues si es como dices quizás necesite más entrenamiento... -Escuché la voz de Marcus algo lejana por la pared que nos separaba.

-Claro. -Respondí mientras me colocaba unas calzas y una camisa. -Seguro Daniel está encantado de ponerte al día ¿Acabas de bufar? -Pregunté asomando la cabeza por la puerta.

-Mejor me voy...

.................................

-¿Por qué andas como un anciano? -Pregunté divertida viendo a Josh entrar en la biblioteca. Él se puso recto nada más escuchar mi voz.

-Yo no hago tal cosa. -Negó avergonzado. -Eres tú la que caminas como un pato.

Aquello me hizo sonreír, nos esforzábamos tanto por vencer al otro que en la mayoría de los entrenamientos nos excedíamos.

LA VIDA TRAS LA MENTIRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora