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Ante último día de esta tortura, mi paciencia se está terminando y estoy a nada de ir a buscarlo a la casa de su amigo.

Pero me trato de controlar.

Saliendo del trabajo, me dirigí a una tienda de ropa, no iba a comprarme nada, pero tenia ganas de ver algunas cosas.

Entre y camine hacia la parte de los buzos, me encantaban todos, luego pasé a la parte de los pantalones, los sacos, así un rato.

-Ay, que lindo este- me acerque a un saco color beige, era re lindo, tal vez me lo compre en un futuro.

Sentí algo agarrar mi pantalón, frunci el ceño. Baje la mirada y abrí los ojos viendo a una nena, de menos de tres años, sujetando mi pantalón.

-Y vos?- pregunte mirandola, mire a los lados buscando a su madre o algo.

La nena me pedia upa, la alze en brazos y busque por todo el pasillo a quien vino con la menor.

-Como te llamas?- le pregunte a la nena.

-Nina- dij ella con la mano en la boca.

-Yo me llamo Mina- le dije y la menor río, supongo que le pareció divertido o algo.

-Nina, nina donde estas- me di la vuelta y me encontré a una mujer, de mi edad, desesperada.

-Mami- la nena le estiro los brazos.

-Ay dios, acá estas- suspiro ya más calmada, se acercó y yo le pase a la menor -Gracias, enserió.

-No es nada- negué con la cabeza, le sonreí.

-Mami, se llama como yo- le contó la nena.

-Así? Que lindo- sonrió la mujer, yo le sonreí igual y me fui.

Salí de la tienda y camine a mi casa.

En el camino pase por un parque, en lugar de rodearlo como hago normalmente, esta vez decidí pasar por el medio de este.

Había muchos niños jugando entre ellos y con sus padres, varios adolescentes en grupos hablando u riendo entre ellos.

Este parque está lleno de vida, me sorprende no haber venido antes con Pedro.

Llegue al edificio y subí a mi departamento, esperando encontrarme con algo o alguien, pero no, nuevamente me encontré todo el lugar desolado.

Me fui a la cocina y me prepare un café, busque unas galletitas y me tire en el sillón, buscando algo para ver.

Como no encontré nada deje la tele en un canal cualquiera, no tenía ganas de hacer nada, solo comer y después me dormiría hasta mañana.

Aburrida y cansada, levante la taza y agarre la bolsa de las galletitas, tire estas últimas y lave la taza, camine hacia el cuarto, me tire sobre la cama, nisiquiera me cambie, no tenia ganas de nada.

Nuevamente, otro día en el que el cartero interrumpa mi vida.

Me levante con toda la paja del mundo, directamente baje, sabía que era una carta o caja de Pedro.

-Buenas tardes señorita Torres.

-Hola- dije simplemente, firme la planilla y baje la mirada a la caja, frunci el ceño -Esto es mio?

-Si señorita- asintió el chico, para luego irse.

Mire la caja, esta a diferencia de las otras, era marrón, tenia unos peculiares agujeros a los lados, me encogí de hombros y la alze.

-Mierda que pesa- suspire y me enderece.

Subí al departamento y deje la caja en el piso.

-Que hay acá?- pregunte sentandome frente a esta, estire mi mano para abrirla, pero esta se movió, haciéndome saltar -Que carajos metiste acá Pedro.

Me acerque a la caja y abrí los ojos en grande cuando vi que había adentro.

-Pero mira lo que sos, que hermosura- no pude evitar no ponerme feliz.

Alze al perrito peludito color negro y blanco, que movía su cola feliz.

-Pedro se paso- dije para mi misma, sonriendo.

Mire al fondo de la caja, había otro papel, lo agarre y leí.

"Ya falta poco, día seis, ante último regalo.

Espero que no te haya tomado de sorpresa, que te haya gustado.

Creí que ya era hora de tener hijos, así que aquí esta.

Tu puedes ponerle el nombre que quieras, aunque ya tengo una ligera idea de como le pondrás.

Ya mañana es nuestro día, tengo muchas ganas de verte, te amo.

P.G"

Cuando termine de leer la carta, la dejé a un costado y mire al perrito.

-Pero si sos una Oreo vos- reí y el cachorro se acercó a mí y me lamio la mano.

En la caja había un collar y cadena azul.

Agarre ambas cosas y sonreí al leer el nombre de la placa.

-Al final si sabía que te iba a poner Oreo- acaricie su cabeza, le puse el collar y cadena -Queres salir un rato Oreo?

El perro ladró así que lo tome como un si.

Me fui a la pieza y busque unas zapatillas, me las puse y alze al cachorro bi color.

Llegamos al parque que pase hace poco menos de dos horas, ya no había tanto gente como antes, supongo que era por que ya estaba oscureciendo y todo eso.

Oreo empezó a olfatear todo, me sorprendía lo chiquitito que era, más de tres meses no tenía.

Empezó a caminar y yo lo seguía de atrás.

Cerca de un árbol encontró una ramita y me la dio, yo la agarre. Seguimos caminando hasta que encontró otra rama, me la volvió a dejar adelante de mis pies.

-Sos un acumulador compulsivo- le dije al perro, este ladró -Contrstador.

Seguimos caminado un rato, Oreo hizo sus necesidades, cuando vi que ya estaban encendiendo las luces del parque, creí que ya era hora de irnos.

-Oreo, una carrerita al final de la plaza- dije y solte la correa para empezar a correr.

El cachorro no tardo en seguirme, seguramente para las pocas personas que se encontraban en el parque todavía, parecía alta esquizofrenica, pero bueno.

Cuando llegamos al final de la plaza pare, claramente yo gane, pero igual fue por que las patas de Oreo son muy cortas y no sabia a donde íbamos.

Pero fue una victoria digna.

Alze al perro y empeze a caminar nuevamente a mi casa.

Ya mañana tendría que comprarle una cama, comedero y algunos juguetes al cachorro, hoy no me dio tiempo.

-Esta bien, vos ganas, hoy dormis conmigo- dije mirándolo -Solo por esta noche, ya mañana regresa tu papá, no te acostumbres.

Me tire sobre la cama ya con mi pillama puesto, alze a Oreo y a los pocos minutos me dormí.

Argentina | Pedri González |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora