LO SIENTO

NO PUEDO DECIR QUE NO

SEULGI

Me sentía culpable por no haber hecho las cosas bien ahora, yo podía haber dado lo mejor para que no suframos, pero claro, todo comenzó por mi culpa, aquella petición a Dios y aquella mentira tratando de quitar mi pecado.

- Perdóname por no haberte recordado, lo hice muy tarde ¿No? Si tan solo lo hubiera hecho antes no habría pasado esto. No me dejes sola por favor.

- ¿Quién eres...?

Me hizo feliz escucharla despierta, yo tenía miedo, pero este claramente se hizo presente al escuchar aquella pregunta.

- Soy yo... Seulgi... ¿No me recuerdas?

Me dolía, mis lágrimas se hicieron presentes, el que no me recuerde era de lo peor, es horrible, ahora siento lo que sintió desde mi accidente.

- ¿Seulgi...? ¿De verdad eres tú? - se quebraba su voz.

Me recordaba, pero pensó que aún estábamos separadas y en mal término.

- Soy la misma inútil de siempre.

- No eres estúpida. - sonríe mientras seca sus lágrimas.

- Niña tonta... - seco las mías. - ¿Cómo pudiste cometer aquella locura? - hora del sermón. - ¿Qué crees que hubiera pasado si no estuvieras aquí en estos momentos? No vuelvas a hacer lo mismo en la vida ¿Entendido?

- Me alegra que seas tú. - sonríe muy alegre.

- Acabas de ignorarme? - pregunto algo molesta.

- Sí te escuché... No lo volveré a hacer porque me vas a cuidar muchísimo ¿No? - pregunta tiernamente.

- Lo haré pequeña.

- También prometo no hacerlo.

- Es una promesa. - le doy un corto beso.

- ¿Cómo estás?

- Recordé todo por completo.

- Me alegra aquello.

- Quiero hacer las cosas bien desde ahora.

- Sé que lo harás porque eres la mejor del mundo entero. - busca mi mano.

- Lo haré desde el día de hoy. - la tomo. - Lo prometo amor.

- Prometo hacerte feliz.

- Prometo hacerte feliz.

- ¿Ya podemos comer? - pregunta divertida.

- ¿Comer? Tontita ¿Me cambias por comida?

- Tengo hambre ahora amor.

- Tsk! Iré por tu comida. - beso su frente. - De paso le avisaré a tu madre ¿Si?

- Oki.

Su madre me dijo que llegaría en la noche, no podía salir del trabajo, la calmé cuando le dije que me quedaría a cuidar a su retoño, ya nos caemos bien ambas así que es un punto a mi favor.