Capítulo 20

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A pesar de todo el dolor que tenía dentro de mi cuerpo aún tenía fuerza, aún sentía que podía seguir de pie que aún no todo estaba perdido, porque aunque todo a mi alrededor se destruyera con solo una sonrisa bastaba para que mi mundo volviera a construirse.
Pero cuando esa sonrisa se apaga y sabes que nada la volverá a encender todo a tu alrededor se caerá en pedazos y no habrá forma de querer levantarse porque tu mundo ya no está.
Me acerqué al saco colgado, queriendo que algo en mí hiciera que mi esperanza no se perdiera y que nada de lo que mi corazón gritaba fuera cierto pero por más que intentaba no lo conseguía; mis ojos no paraban de llenarse de agua y mis manos temblaban, en ese momento no escuchaba nada, mis oídos no podían escuchar nada todo se detuvo para mí, con mis manos temblando halé el saco y un sonido fuerte hizo que mis oídos se destaparan de una forma abrupta, mi cuerpo cayó de rodillas, mi cuerpo…porque solo eso quedaba de mí.


Un grito, un fuerte grito que hizo que mi garganta ardiera fue lo que salió de mí al ver el rostro pálido, inflamado, destrozado de lo que quedaba de mi prima, su cuerpo con poca ropa estaba colgado, cantidades de golpes se podían observar en el.
Se escucharon disparos, y varios carros cerca…

—La hora loca a empezado —una risa maniática junto con varios gritos se escucharon de parte de Gersón.


Mi tío estaba de rodillas, sin pronunciar ningún sonido, su mirada estaba pérdida su cuerpo estaba relajado, de sus ojos no dejaban de caer gotas.

Cuando menos lo esperé alguien me haló por el cabello, me agarró fuerte y puso su arma en mi cabeza. Lo mismo hicieron con Harlán, con el niño y luego con mi tío quien a pesar de eso no se inmutó, lo pararon a la fuerza y lo empujaban para que anduviera. Antes de salir su mirada volvió a la de su hija quien yacía muerta.
Sin importar mis suplicas para no irnos del lugar donde se encontraban mi madre y mi tía tiradas en el suelo nos llevaron fuera donde se encontraban varios policías armados apuntando con sus armas.

LA ÚLTIMA LUZ DEL DÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora