Capítulo 1

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-Niña, ya es hora apresúrate vamos a llegar tarde.

Era domingo y como de costumbre mi madre me pedía que la acompañara a la misa de la mañana, me coloqué mi vestido azul que llegaba a las rodillas, era de un azul tan bajo que apenas se podía apreciar el color; dejé mi cabello corto, suelto, sin nada de maquillaje; me coloqué mis zapatos de tacón bajo y con mucho sueño salí con mi madre a la iglesia... Eran las 7:30 a. m. Ya la misa había terminado, mi madre se encontraba charlando con un grupo de señoras que también iban a la iglesia. Como también era costumbre su tema de conversación era el futuro de sus perfectas hijas.

-Cada vez la veo más bella y con esa paz y dulzura que vi en ella cuando la tuve en mis brazos por primera vez.

Esas eran las palabras que alcancé a escuchar de mi madre, mientras yo esperaba en la entrada.

Eran las 10:00 a. m. y después de pasar a dejar a mi madre en casa me fui a visitar a Ghersú, quien era mi prima y estaba próxima a cumplir sus 23 años, me había estado llamando porque quería que la ayudara a organizar una pequeña fiesta. Al llegar a la enorme casa toco el timbre y una mujer bastante mayor me abrió dándome una enorme sonrisa. La señora me invitó a pasar.

-Señorita Ghersú, ya está aquí su prima.

De inmediato se escuchó un grito y se vio bajar por las escaleras a la rubia que reflejaba en sus hermosos ojos claros una gran felicidad al ver a su prima favorita, osea, yo.

-vez a visitar a tus familiares Zú, aprovecha que no está papá en la casa y regresa en la noche-le dice Ghersú, de una forma tan dulce a aquella señora que había servido por años a su familia.

Yo sólo tenía dos amigas Ghersú y Fryda, una compañera de la universidad donde estudiaba.
Nos fuimos de compras a un centro comercial, compramos muchas cosas para la fiesta entre ellas los vestuarios, yo compré un pantalón ancho con una blusa de cuello alto y hombros descubiertos; sé que a mamá no le va a gustar pero me da igual, yo no vivo para ella.

Ya eran casi las 2:00 p. m. cuando decidimos ir al restaurante del tío Armando a almorzar, al llegar nos saluda de rapidez debido a que el restaurante se encontraba lleno, después de un delicioso almuerzo y una larga platica de más de dos horas regresamos a la casa y nos encontramos con Paulo el encargado de limpiar el jardín y la piscina; al parecer se le habían extraviado las llaves y no había podido entrar.
La sorpresa fue cuando vimos a mi tío parado junto a Paulo en la entrada, y para nada se veía felíz.

-Papá no esperaba verte tan temprano-dice una muy nerviosa Ghersú a su Padre.

-¿Dónde estabas, y por qué Zulema no responde mis llamados, ni abre la puerta? Llevo rato aquí.

Mi tío era un hombre con un carácter muy fuerte y el cuál cuidaba mucho a mi prima, era su única hija y el tesoro más preciado para él.

-Tío-queriendo quitar un poco la expresión de enojo de su rostro y el ambiente tan pesado que se ha formado-. ¿Cómo estás? Tenía rato sin verte-y le doy un beso en la mejilla. Mi tío Aldrús me sonrió y pidió disculpas por no haberme saludado.

A pesar de tener un carácter fuerte, mi tío mostraba un gran cariño hacia mí y amaba a mi madre por el gran parecido que tenía con mi abuela quien ya había fallecido hace muchos años.

-Zú, está haciéndome un favor que le pedí, por eso no está en casa, papá-respondió una Ghersú un poco menos nerviosa.

Ya iban a ser las 6:00 p. m. Y debía regresar a mi casa, así que me despedí de todos y tomé un taxi de vuelta.

LA ÚLTIMA LUZ DEL DÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora