-» ᑭ𝔸ŕ𝐭є. 26

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Desde el secuestro del omega, paso un día entero. Un día donde Jungkook se volvía cada vez más loco, por más que condujera a una velocidad alta, el camino parecía ser infinito, llevaban varias horas conduciendo.

Su corazón dolía por no tener a lado a su omega, quería recuperar a sus dos personas especiales. Antes que algo malo sucediese.

Por otro lado.

En territorio felino. Jimin después de un día, finalmente abrió los ojos. Desconcertado y un poco aturdido miro a todos lados de aquella fría habitación.

—¿D-dónde estoy?

Con lentitud tocó la herida de su cabeza, sus dedos se ensuciaron con un poco de sangre debido a que la herida aún tenía una pequeña abertura. Repitió su acción de mirar la habitación y todos los recuerdos llegaron a su mente.

—N-no..

El líder felino entro al sótano dando un portazo con fuerza y haciendo sobresaltar al menor de miedo.

—Vaya, hasta que por fin despiertas — pronunció jocoso, camino unos pasos acercándose al menor —. Creí que por el golpe ya no lo harías.

Jimin trago seco y se apego al respaldar de la cama cubriendo su vientre para proteger a su pequeño cachorro.

—¿P-por qué me trajo aquí? u-usted me odia — titubeó, envolvió su vientre un poco para proteger a su bebé —. A-además, hace tiempo m-me echo de la m-manada

El alfa rió.

—Bueno, antes un fenómeno como tú no me servía de nada — rió ladino —. Pero ahora que eres omega de un lobo alfa, me sirves y mucho.

Jimin bajo la mirada y guardo silencio sin saber que más decir. La habitación se impregnó con el aroma del alfa y eso lo incomodaba mucho, su aroma siempre le generaba mucho miedo y desagrado, pero ahora que tenía a una criatura creciendo dentro de él, las cosas empeoraban. Sabía que si estaba un día más lejos de su alfa, no sería capaz de soportar mucho tiempo.

—P-por favor.. — comenzó a rogar, soltó una baja bocana de aire y alzo la mirada encontrándose con la del alfa —. D-déjeme ir.. p-por favor.

El alfa rió.

—Sigues siendo un maldito niño llorón — elevó una de sus cejas sin quitar la estúpida sonrisa de su rostro —. No cabe duda que eres un omega que no sirve para nada. Bueno, excepto para abrir las piernas. Eso sí haces bien, ¿verdad?

El menor hipo bajo, las palabras hirientes de su abuelo lo lastimaban mucho. Su cuerpo comenzó a temblar por el repentino escalofrío y las lágrimas se desbordaban por sus mejillas.

—Vamos, defiéndete fenómeno — sujeto la muñeca del omega y lo atrajo a él con fuerza, oír su quejido asustado hizo lo odiara aún más —. Por una vez en tu miserable vida, defiéndete de mí.

『𝑯Í𝑩𝑹𝑰𝑫𝑶𝑺 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora