Capítulo 5

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Subidos a nuestras tablas nos deslizamos poco a poco al mar con el resto de nuestros amigos. Todos estaban entretenidos practicando y riendo a carcajadas. Aless me enseñó a acostarme sobre la tabla y mover los brazos de manera que me impulsaba sobre las pequeñas olas.

- Eso es, estás haciéndolo genial - poco a poco iba aprendiendo del gran maestro que tenía ante mí.

- ¡Mírenme todos! - Ingrid gritó llamando nuestra atención - ¡Lo he logrado! ¡Lo he logrado! ¡Estoy de pie! - y en menos de 5 segundos perdió el equilibrio haciendo que cayera al agua de culo. Todos estallamos en carcajadas.

Pasamos una mañana genial. Había descubierto lo bonito y divertido que era el surf, sobre todo si era con una compañía tan guay como lo eran estos agradables italianos. Disfruté como hacía mucho tiempo que no lo hacía. Aprendí a manejar la tabla y a remar. En alguna que otra ocasión me llené de valentía y me atreví a ponerme de pie sobre la tabla y, a pesar de que cada vez que lo hacía conseguía durar más tiempo de pie, el resultado siempre era el mismo y no muy diferente al de mi mejor amiga Ingrid.

- Por cierto - Aless llamó mi atención. Estábamos sentados sobre nuestras tablas observando el mar - anoche antes de irte no te vi muy bien - se rascó el cuello, estaba un poco nervioso - ya sabes, te alejaste un poco para contestar a la llamada y cuando volviste noté que te había cambiado la cara - suspiré.

- Con el que hablaba era mi ex novio - le expliqué - lo dejamos hace 2 semanas cuando me enteré que una noche, tras haber discutido conmigo, me había sido infiel con una chica que iba a nuestra clase. Al principio me lo negó, me decía cosas como que él nunca me haría eso y que yo para él era la única mujer. Sin embargo, Ingrid y Joana, esa chica, tenían una buena relación y ella se lo contó todo. También le envió algunas capturas de pantalla de conversaciones, en donde Gabriel le decía que intercambiaran fotos subiditas de tono y le decía de quedar esa noche -

- Menudo capullo. Y ahora supongo que como no me ha quedado de otra, lo ha tenido que reconocer - asentí - y déjame adivinar, está muy arrepentido, fue un error que no volverá a suceder y quiere solucionar los problemas para volver contigo -

- Lo has clavado -

- No lo conozco de nada y apenas te conozco a ti, pero si mi humilde consejo te sirve, de verdad aléjate de él. No lo perdones. Porque si no te hubieses enterado, él jamás te hubiese dicho que te fue infiel. Y podría vivir con esa mentira toda su vida sin remordimientos. Alguien que hace eso a una persona que dice querer, es una persona capaz de todo - derrochaba seguridad en sus palabras y cada una de ellas se repetían en mi cabeza según las iba diciendo. Sin duda tenía más razón que un santo.

- Solo quiero disfrutar de estas vacaciones. Pasármelo bien con mis amigos. Y después aceptaré qué es lo que tiene la vida preparado para mí. Este ha con sido un año muy difícil para mí. Mi abuela, la madre de mi padre, falleció en febrero. Yo tenía muy buena relación con ella, siempre nos cuidó de pequeños a mis hermanos y a mí. Para mí mis 4 abuelos son lo más grande que tengo que mi vida - reprimí las lágrimas que amenazan con salir. Yo era una chica muy sensible y muy familiar, y al recordar algunos momentos no podía evitarlo.

- Tienes un gran corazón, Sheila - Aless apoyó su mano en mi muslo - Seguro que tu abuela estaba muy orgullosa de la gran nieta que tenía. Y como tú te has abierto a mí, yo quiero hacer un poco lo mismo. Antes, cuando te he dicho todo eso sobre tu ex novio, hablaba sobre mi propia experiencia - abrí los ojos como platos, ¿acaso él también había sido infiel? - No, la respuesta a lo que debes de estar pensando es no. Yo no fui infiel. A mí mi ex novia me fue infiel - aclaró.

- ¿Cómo es posible que alguien sea capaz de engañarte a ti? - Mierda. Lo había dicho en voz alta. Pero él sonrió.

- Bueno, mi experiencia no fue muy distinta a la tuya. Mi ex se llamaba Adriana y llevábamos 3 años de relación cuando descubrí que se acostaba con un amigo mío - mi cara de asombro era tal que sentí que se me iban a salir los ojos - yo me daba cuenta de algunas cosas. A lo mejor cuando solíamos quedar todos juntos veía cómo ellos se miraban mucho, de vez en cuando se apartaban del grupo para hablar a solas y en una de esas mi curiosidad fue a más y me escondí de manera que no me pillaran escuchando la conversación. Hablaban sobre que ya no podían continuar de esa manera, él le decía que la quería y quería oficializar la relación. Es gracioso porque yo pensé que la relación la tenía conmigo. Ella le decía que le tenía un gran cariño y que disfrutaba en la cama con él pero que nunca me dejaría. Por lo que evidentemente confirmé mis sospechas de que estaban liados -

- Lo siento, debió ser duro para ti. ¿Ese chico también formaba parte del grupo? - Él asintió.

- Sí, Leonardo también era amigo nuestro desde el colegio -

Nos quedamos en silencio. Creo que cada uno estaba pensando en las vivencias que el uno al otro nos habíamos confesado. Mis mayores pensamientos eran: ¿por qué me sentía libre al abrirme con él? Sentía que me escuchaba y me podía desahogar. Mi otro pensamiento era: ¿cómo es posible que alguien que te quiere sea capaz de engañarte de esa manera? ¿Por qué su amigo haría algo así? ¿Acaso la gente no siente empatía por el resto, tan siquiera por las personas que aprecian?

- ¡Mierda! - me tiré de golpe al agua y me hundí en ella. Al salir a la superficie sujeté con mi mano la tabla - Ingrid - grité, ella ya estaba en la arena tomando el sol - ¿Qué hora es? - agarró su mochila y sacó su móvil.

- Son la 13:30 -

- No me lo puedo creer -

- ¿Qué pasa? - preguntó Alessandro confundido.

- Tenemos que irnos - nadamos para salir del agua y le pedí que por favor se encargara de devolver mi tabla de surf. Mis amigas también sabían lo que ocurría y a toda velocidad nos secamos para vestirnos y correr por el hotel hasta llegar al spa. A la salida de la sauna nuestras madres estaban hablando con una chica en el mostrador.

- Nosotras ya hemos acabado aquí - me riñó mi madre.

- Lo siento mucho mamá -

- Ya hablaremos más tarde - por el rabillo del ojo veía como cada una de mis amigas se disculpaba con su madre. Nuestras madres eran tan intensas, siempre planeaban actividades así para hacer todas las chicas juntas. Decían que no había mejor plan que pasar el día con mamá y las amigas y, por supuesto, si es para tener la piel intacta y reluciente mucho mejor.

Íbamos de camino de vuelta a la habitación en el más absoluto silencio. El único ruido que había era el de los niños saltando a la piscina y las conversaciones que tenía el resto de familias en el hotel. Seguía a mamá, que no se giró ni una sola vez a ver si la estaba acompañando, porque sabía que yo no iría a ningún lado. Al entrar a la suite solo encontramos a Gael con una tablet.

- Vaya alguien está de morros - se burló de la cara que tenía nuestra madre.

- Cállate - lo fulminó con la mirada - ¿dónde están todos los demás?

- Yo también te quiero mamá. Yo estoy bien, espero que tú también lo estés - mamá puso los ojos en blanco - Bueno, mi hermano creo que estará por algún lado en busca de una buena conexión a Internet con la que poder seguir con su adicción a su bufete, papá dijo que se iba con sus colegas a jugar al golf y Emma está en su cuarto experimentando con el maquillaje de Sheila -

- ¿¡QUÉ!? - grité y cuando iba a entrar a la habitación de Emma una mano me dio un tirón volviendo de nuevo a donde estaba antes.

- Tú te quedas aquí. Tenemos que hablar - me ordenó mi madre. No me quedó de otra que cruzarme de brazos - Gael, por favor, déjanos a solas -

- Si ya me extraña a mí. Me estaba empezando a preocupar de que me tuvieras en cuenta. Me voy a mi habitación - Gael se levantó del sillón dejando la tablet sobre la mesa y se fue a su habitación cerrando la puerta un poco más fuerte de lo necesario. Mamá suspiró por la escenita y se giró para encararme.

- Ahora tú me vas a explicar quiénes eran esos con los que estabas esta mañana y qué has estado haciendo todo el rato como para dejar tirada a tu madre - 

Sucedió en CanariasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora