Al acabar el beso juntó nuestras frentes. Ambos aún seguíamos con los ojos cerrados y desde nuestros labios entreabiertos se escapan pequeños suspiros. Sujetó mis mejillas con sus manos.
- Creo que era justo lo que faltaba para hacer de esta noche algo inolvidable - dijo mientras se relamía los labios. Asentí y sonreí.
En ese momento oí mi móvil sonar. El tono de notificaciones de WhatsApp cortó el mágico momento. Suspiré y nos separamos para poder ver quién era el causante que se atrevía a incordiar nuestro momento. Abrí los ojos como platos cuando en mi pantalla aparecieron las 15 llamadas perdidas de mi madre y los 130 mensajes que tenía tanto de mi madre como de mis amigas. Lo más seguro es que en el restaurante no tenía cobertura.
- No me lo puedo creer - bufé mientras leía algunos mensajes de Ingrid que decían: "tu madre nos ha visto y nos ha preguntado por ti", "vio que no estabas con nosotras", "le dijimos que habías ido al baño pero no nos creyó", "por favor dime algo rápido". Y otros tantos de mi padre y de mi madre que básicamente decían que estaba en busca y captura y cuando la captura sucediera estaría en problemas.
- ¿Problemas? - susurró Aless en mi oído después de darme un beso en la sien y acercarme más a su cuerpo para abrazarme. Yo esta noche moría con este hombre, eso era un hecho.
- Mis padres están preocupados por mí - me encogí de hombros y tecleé en el chat de mi madre un rápido: "Estoy bien. Salí a dar una vuelta con un amigo" que enseguida mi madre contestó con un "Ven ya a la suite o iré a buscarte yo" rodé los ojos y bufé.
- Pensé que sabían dónde estabas - negué con la cabeza - en ese caso, creo que deberías volver - lo miré a los ojos. Ambos teníamos ganas de continuar con esta noche.
- ¿Seguro que no te importa? - ahora fue él quién negó y yo le di una sonrisa a modo de disculpa.
- Te acompañaré. Además, estoy seguro de que esta no será nuestra última noche - guiñó el ojo y yo me sonrojé.
Sin esperármelo, sujetó mi mano y yo gustosa la acepté. Caminamos por la playa hasta llegar a la avenida donde nos sacudimos la arena como pudimos y nos calzamos. Con nuestras manos entrelazadas recogimos el hotel hasta llegar a mi suite.
- Por favor repitamos esta noche en bucle - supliqué en broma y su sonrisa se ensanchó. Estábamos a punto de volver a unir nuestros labios hasta que oímos que una puerta se abrió y alguien carraspeó.
- Sheila entra - mi padre me ordenó mientras fulminaba con la mirada a Aless. Rápidamente nos separamos.
- Buenas noches - me despedí como pude de él sin apenas poder mirarlo a la cara.
- Buenas noches, Sheila - juntó sus labios en una línea y movió la cabeza a modo de despedida hacia mi padre. Mi padre solamente lo miró fijamente sin moverse.
Aless simplemente se giró para marcharse por el pasillo y yo entré en la habitación a sentarme en el sillón dispuesta a escuchar sus sermones. Sin embargo, me quedé paralizada al escuchar sus palabras.
- ¿Tú vas besándote por ahí con cualquier tipo que conoces? - me giré muy lentamente. Intentando convencerme a mí misma de que había escuchado eso salir de la boca de mi padre.
- ¿Qué? - solo pude pronunciar mientras lo miraba aún incrédula.
- Diego por favor déjanos a solas - mi madre intervino rápidamente y lo agradecí. Mi padre se veía arrepentido de sus palabras así que solo asintió y se metió en su habitación.
- ¿Quién es el chico? - preguntó mi madre. Al menos ella se tomaba esa molestia.
- Se llama Aless, es del grupo que te dije que conocimos aquí y solamente nos estamos conociendo - expliqué.
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Sucedió en Canarias
RomanceSheila y Alessandro, una canaria y un italiano, se encontrarán en el hotel Palace durante las vacaciones de verano. Ambos se encuentran en puntos parecidos de su vida. Un desamor ha desatado la poca cordura que les queda. Casualmente, sin quererlo o...