Capítulo 12

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- Te voy a añadir en tu agenda mi número, para que así no tengas que investigar al menos mi WhatsApp - bromeé mientras tecleaba mi número y me agregaba como "Sheili🩵" y él abrió los ojos como platos pero luego soltó una carcajada.

- No te estaba investigando - negó con la cabeza y yo arqueé una ceja - bueeeeno puede que tal vez un poco, pero en mi defensa diré que quería saber con qué clase de chica me estaba metiendo - bromeó mientras tomaba un sorbo de su copa.

Me levanté de sus piernas y me volví a sentar en mi silla cuando el camarero nos traía nuestros manjares. Todo tenía una pinta exquisita y me moría de ganas por hincarles un bocado. Sin duda había sido todo un acierto fiarme de Aless.

- No me hubiese quejado si querías quedarte toda la noche sobre mí - reímos.

Con mucho gusto cogí un poco de cada cosa. Aless pidió un plato de pasta ya que según él era la especialidad de la casa, algo de carne y algo de pescado.

- ¿Qué tal está la comida? - preguntó Aless tras limpiarse con su servilleta.

- Está deliciosa - saboreé la pasta que sin duda se había convertido en mi favorita. De no ser porque estábamos en un sitio público me hubiese chupado los dedos. Él asintió encantado con mi respuesta.

- ¿Por qué periodismo? - preguntó de repente.

- ¿Y por qué no? - sonreí.

- Solo me resulta curioso porque es una carrera que no te garantiza tener éxito en el futuro, y sinceramente según por lo que me has contando y por lo que vi esa noche cuando tu hermano anunció su proyecto, creo que tu familia le da demasiada importancia a convertirse en alguien relevante - asentí a cada una de sus palabras.

- Así es y creo que esa es la razón por la que elegí esta carrera. Quiero demostrarles que no necesito ayuda de nadie y que, si alguna vez tengo la suerte de triunfar en mi trabajo, quiero que sea por mi constancia y por mis propios méritos - parecía encantado con mis palabras.

- Yo estoy seguro de que tú puedes llegar a donde tú quieras. A donde tú te propongas - sonreí como una idiota. Es triste admitir que estaba poco acostumbrada a este tipo de halagos.

- ¿Y qué carrera le hizo a tu madre enamorarse de Italia como para dejar Canarias? - otro trocito de pasta que me llevo a la boca.

- Moda - me sorprendí muchísimo - en Verona tenemos una tienda donde mi madre vende algunas prendas de ropa que ella misma diseña - revolvió un poco su plato.

- Me encantaría por ver algunos de sus diseños - tomé de mi copa.

- La verdad es que tengo a una artista en casa. Se le da muy bien y ojalá algún día alguien se dé cuenta del talento que tiene y le ayude a estar donde se merece - hablaba con tanto orgullo de su madre que se me enterneció el corazón.

- ¿Y tu padre? - pregunté porque nunca lo mencionaba. Y supuse que habría algo muy serio detrás por la manera en la que se tensó al instante.

- Mi padre nos abandonó cuando tenía 3 años - me quedé paralizada y él lo notó.

- Lo siento - dije rápidamente y él negó con la cabeza.

- No tienes porqué disculparte, no lo sabías - me sonrió algo apenado - cuando mi hermano y yo nacimos solían discutir mucho, casi a diario por lo más mínimo. Mis padres no eran para nada compatibles. Y un día mientras dormíamos simplemente se esfumó de nuestras vidas. En casa no guardamos ningún recuerdo suyo, mi madre se encargó de deshacerse de todo lo que no se había llevado consigo. Lo hizo esa misma mañana cuando vimos que su ropero estaba vacío y faltaba una maleta en el desván. Y a pesar de que te reconozco que no ha sido nada fácil, sobre todo los primeros años en los que un niño pregunta por la ausencia de un padre - de verdad se me estaba derritiendo el corazón - a mí nunca me faltó de nada y mucho menos amor -

- Tu madre es una luchadora por coger las riendas ella sola - asintió - me encantaría conocerla - confesé.

- Si logras aguantarme más de dos días estaré encantado de presentártela - bromeó.

- ¿Y qué pasó con tu hermano? - quería indagar más sobre su vida pero a la vez no quería incomodarlo u obligarlo a contarme sus vivencias. Él pareció leerme la mente porque enseguida negó con su cabeza.

- La relación con mi hermano Mattia siempre ha sido algo complicada. Es el más parecido a mi padre, por desgracia él heredó su carácter - bufó - mi hermano es 5 años mayor que yo y cuando cumplió la mayoría de edad se buscó un piso con su novia de por ese entonces. Al principio nos llamaba y nos visitaba de vez en cuando, hasta que esas llamadas y esas visitas pasaron a la historia. No se preocupaba por ninguno de nosotros, ni siquiera por mi madre, supimos por vecinos que se había enterado de la crisis que pasamos con la tienda y no le importó. También nuestros intentos de ponernos en contacto con él fracasaron - se encogió de hombros para restarle importancia, pero en el fondo sabía lo doloroso que aún le resultaba contar esto.

- Él se lo pierde - solté en un intento de liberar un poco la tensión y por un momento lo conseguí al ver la media sonrisa que se le formó - por suerte tú saliste a tu madre - asintió orgulloso.

- A mi madre salimos mi hermana pequeña y yo - sonrió con ternura posiblemente recordando alguna imagen de su hermana.

- No sabía que tenías una hermana - lo miré con sorpresa y él asintió.

- Se llama Dania, tiene 6 añitos y hace conmigo lo que quiere - solté una carcajada. Sacó su móvil y me enseñó una foto de una bonita familia - esta es mi madre Silvia - señaló a una mujer rubia muy joven - este bicho de aquí es mi hermana - pero que niña más guapa - y él es Roberto mi padrastro, se casó con mi madre hace ya 10 años - un señor algo canoso sostenía a la pequeña en brazos.

- Son adorables - sonreí de ternura - y tu madre es guapísima y muy joven - asintió.

- A mi hermano lo tuvo a los 18 años y a mí me tuvo a los 23 - abrí los ojos como platos - pero dejemos de hablar de mí, cuéntame más sobre ti - sonrió.

- No hay mucho más que decir - me encogí de hombros - si te refieres a lo que me gusta hacer en mi tiempo libre soy bastante sencilla. Me encanta ir al cine y ver películas románticas o de comedia, ir de compras, me encanta mimarme y cuidarme, hacer deporte sobre todo voleibol que lo practiqué durante muchos años, me gusta cocina, escuchar a Justin Bieber y por supuesto salir con mis amigos - asentía cada vez que decía algo.

- ¿Eres buena jugando? - enarcó una ceja.

- Bueno, hace dos años mi equipo y yo ganamos el campeonato europeo de voleibol - su cara de sorpresa lo dijo todo y solté una carcajada.

- Deberíamos de aprovechar las redes que hay por la playa para que demuestres tus dotes en el voleibol -

- Deberíamos - asentí.

- Yo he practicado muy poco fútbol desde que estoy aquí - negó con la cabeza - así que simplemente voy al gimnasio sobre las 06:30 antes de ir a desayunar - se encogió de hombros y yo abrí los ojos como platos.

- ¿¡06:30!? - asintió - a esa hora no soy persona, menos soy deportista - reímos.

Cenamos hasta que comenzó a anochecer. Entre copa va y copa viene compartimos más confesiones, descubrimos que teníamos más cosas en común de lo que creíamos y nos contamos alguna que otra anécdota que nos hacía estallar en carcajadas.

Terminamos de cenar y decidimos ir a dar un paseo por la orilla del mar. Me descalcé y sujeté mis sandalias en mi mano, él hizo lo mismo.

- Gracias por esta noche - hacía mucho tiempo que no tenía una cita tan bonita como la que hoy él había planeado para nosotros.

- Me alegro que te lo hayas pasado igual de genial que yo - sonrió y me tensé cuando pasó su brazo por mis hombros atrayéndome más hacia él.

Lo miré fijamente a su perfil mientras caminábamos abrazados. Él notó mi mirada penetrante porque en unos segundos él estaba mirándome a los ojos. El reflejo de la luna en el mar nos empezaba a cubrir a nosotros también. Se fue acercando cada vez más a mí, de manera que sus labios quedaron a escasos centímetros de los míos. Me armé de valor y decidí dar el primer paso para acabar con la estrecha distancia que nos separaba. Besé sus labios, un beso sincero y dulce, delicado. Hasta que me sostuvo por las caderas y yo enredé mis brazos alrededor de su cuello, queriendo intensificar el momento que quería que durase eternamente.

Sucedió en CanariasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora