Capítulo 16

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- ¡Tú eres la única perra aquí! - le recriminó Ingrid - ¿¡Cómo te atreves tú a robarle a mi mejor amiga algo tan valido so para ella como su collar!? ¿¡Acaso no tienes alma alguna!? - los gritos se escuchaban por toda la playa y por el bar. La gente observaba la escena, unos entretenidos disfrutaban del show y otros simplemente estaban sorprendidos.

- ¡Yo no lo robé! - contestó a gritos - ¡No tengo ni idea de qué hacía eso ahí! - forcejeaba con Giovanni para zafarse de su agarre. Ingrid rió irónicamente.

- ¿Y qué hacía su collar en TU bolso? - enfatizó el "tu".

- Ella - me señaló con la cabeza - ella tiene la culpa de todo. Estoy segura de que lo metió en mi bolso para que todos me culparan a mí y seguir haciéndose la tonta - su sonrisa y la frialdad con la que mencionaba cada palabra daba miedo. Esta chica está completamente loca.

- ¿Qué estás diciendo ahora? - por un momento casi fui yo la que me abalancé a ella. Pero Aless me agarró de la cintura - estás acabando con mi paciencia - la señalé.

- Vámonos de aquí - Hugo nos agarró a Ingrid y a mí de los brazos y nos arrastró hasta llegar a donde teníamos nuestras cosas. Nuestro grupo empezó a recoger rápidamente las cosas y nos fuimos sin mirar atrás. Sentía una mirada fijamente así que apenas me giré y efectivamente Aless me estaba mirando, simplemente asentí con la cabeza y sonreí como pude, recé para que haya entendido este gesto como un "no es tu culpa, hablaremos luego".

- Estoy en shock - Brenda no daba crédito a nada de lo que había sucedido.

- Le diste tan duro que juro que vi tu mano marcada en su cara - bromeó Daniel y todos rieron menos yo que negué con la cabeza.

- Se lo merecía - Natalia afirmó.

- Espero que esté bien - dije mientras me paraba a revisar el collar. Lo abrí y ahí estaba mi foto junto a mi abuela. Suspiré de alivio. Volví a cerrar el colgante y lo besé.

- Te juro que si encima hubiese estado estropeado por su culpa me doy la vuelta y acabo lo que empecé - amenazó Ingrid asegurándose también de que el collar estaba intacto.

- Calma, fiera - bromeó Hugo.

Seguimos caminando a través del hotel hasta pasar por un camino que estaba cerca de la piscina.

- oh oh - dijo Adrián anunciando nuevos problemas. Despegué mi vista del suelo y miré hacia delante, justo para distinguir a mi madre, Ángela, Victoria y Mónica corriendo hacia nosotros.

- ¿Qué es lo que ha pasado? - pidió Mónica explicaciones.

- ¿Cómo lo saben? - preguntó Ingrid preocupada. Todos nos miramos atónitos.

- ¿Que cómo lo sabemos? - rió irónicamente su madre Victoria - unos empleados del hotel han venido a decirnos que nuestros hijos estaban en la playa armando todo un escándalo delante de todos los clientes - se cruzó de brazos.

- Esto es lo que nos faltaba - negó Mónica mirando muy mal a sus hijos - y tú - señaló a Hugo - eres el mayor, deberías de dar ejemplo y estoy segura de que has sido el peor - Hugo iba a replicar pero Victoria se adelantó.

- No, querida Mónica, aquí la maleducada ha sido mi hija - dijo mirando a Ingrid desafiante y poniendo sus manos sobre su cintura - ¿¡Cómo diablos se te ocurre agredir a una chica!? - se tiró de los pelos e Ingrid abrió los ojos como platos.

- No tienes ni idea de lo que hizo esa chica, se lo merecía - trató de explicarle pero su madre negó con la cabeza.

- No es excusa, tú eres una chica que debe de mantener la compostura y no tirarse de los pelos con la primera maleducada que se le cruce - Ingrid iba a replicar pero solamente asintió avergonzada y agachó la cabeza.

- Que decepcionada estoy de ti, Sheila - mi madre negó con la cabeza. Las lágrimas de nuevo amenazaban con salir. Últimamente no hacía otra cosa que llorar, llorar y llorar. Suspiré.

- Esto se arregla fácil - sentenció Ángela. Mi madre la miró y le dio la razón.

- Efectivamente - parecía que se comunicaran telepáticamente. Mi madre me miró - no van a volver a ver ni tampoco van a volver a juntarse con esa gente - sentenció. Yo negué desesperadamente con la cabeza.

- No puedes hacer eso - le supliqué.

- Claro que puedo hacerlo y lo haré. No vas a volver a verlos - me advirtió.

- Pero Cristina - intentó hablar Adrián.

- Nada de Cristina - Mónica lo señaló - esperemos que obedezcan, por el bien de todos, esa gente es chusma y nosotros no nos juntamos con esa clase de gente - agradecí que Ingrid pasó su brazo por mi espalda. ¿Pero qué pasaba hoy?

- ¡Boooomba! - un gritó llamó nuestra atención. Todos nos giramos a ver qué había sido eso. Lo siguiente que vimos fue a Oliver lanzarse al agua desde un puente cercano a la piscina. Su madre Victoria soltó un chillido y rápidamente nuestras madres fueron a regañarlo. Mi hermana Emma y Claudia no paraban de reírse a carcajadas.

- Rápido, antes de que vuelvan - Natalia echó a correr y nosotros la seguimos hasta llegar a mi suite. Abrí la puerta y solo estaba Gael en el sillón viendo la televisión.

- ¿Tú siempre estás aquí? - lo miré confundida. Él rió.

- Ya me iba - se levantó y agarró una toalla - ¿Qué pasa? - se fijó en que todos mis amigos estaban detrás de mí.

- Nada - reí. Todos entraron. Hugo abrió la nevera y sacó algunas cervezas que fue repartiendo.

- Adelante, ponte cómodo - bromeó mi hermano.

- Hola, Gael - lo saludó alegremente. Mi hermano rodó los ojos divertido.

- Bueno, me voy de aquí antes de que me echen - cogió su móvil de la mesa - no la líen mucho - nos señaló.

- Si tú supieras - bromeó en bajo Ingrid. Gael se despidió de nosotros y fue hasta la puerta para abrirla y marcharse.

Me tiré al sillón y suspiré profundamente. Natalia me pasó una cerveza.

- Toma, bebe, te calmará - la acepté y la abrí. Tomé un gran sorbo notando el frío líquido bajando por mi garganta. Rápidamente me levanté y fui hasta el espejo del baño. Inspeccioné mi rostro.

- No tienes nada - entró Ingrid restándole importancia. Por suerte solo tenía una pequeña marca. Recé para que no me saliera un moretón. Suspiré.

- Vaya día - dije y ella asintió.

- No tienes por qué hacerlo - negó con la cabeza. Yo la miré - no es culpa de Aless, así que podrás seguir viéndolo - asentí no muy segura.

- Sé que no es su culpa y también sé que lo más seguro es que igualmente se sienta culpable por ello - bufé.

- Esa estúpida no va a lograr separarlos - afirmó Brenda entrando al baño.

- Necesito pensar y ya luego hablaré con él - dije mientras me echaba un poco de agua en la cara. Brenda me pasó una toalla.

- Deberías hablar con él cuanto antes - opinó Brenda e Ingrid asintió - estoy segura de que esa tía ahora estará comiéndole la cabeza con que eres una bruja y que fue todo una trampa para que Aless tuviera una mala imagen de ti - abrí los ojos como platos.

- ¿Tú crees? - dudé. ¿Sería Aless de verdad capaz de pensar algo así de mí?

- Es lo más seguro - se encogió de hombros - piensa que ella es su amiga. La conoce bien. Quién sabe qué se estará inventando ahora con tal de proteger su trasero - me llevé las manos a la cabeza.

- Pero recuerda que tienes que tener mucho cuidado - dijo Ingrid - habla con Aless, queda con él y pídele explicaciones de por qué la loca de su amiga hizo una cosa así. Así sabrás de lo que estarán hablando ahora mismo. Y recuerda lo que nos dijo tu madre, se supone que tenemos prohibido hablar con ellos o tan siquiera dirigirles la mirada - bromeó.

- ¿Por qué todo me tiene que pasar a mí? - bufé. Salimos del baño y el resto ya estaba jugando a algún juego con la consola en la televisión. Tomé de nuevo un trago de mi cerveza y me senté en el gran sillón. ¿Cuándo voy a hablar con Aless? Y sobre todo, ¿qué voy a decirle?

Sucedió en CanariasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora