- Hace unos días me besé con Hugo - no me esperaba para nada que fuese a ser tan directa, o sea, me imaginaba que tendría que insistirle al respecto o que lo negaría, así que mi cara de sorpresa fue enorme.
- ¿Cómo? - solo pudo salir esa palabra de mi boca. Ella asintió y escondió su cara en uno de los cojines.
- Todo pasó muy rápido - me resultaba difícil entender sus palabras a través de la tela del cojín - Esa noche le confesé que me atraía mucho y simplemente pasó - No daba crédito a lo que estaba escuchando.
Entre nosotros no existían sentimientos más allá del cariño por nuestra amistad. Era como un código entre amigos que nunca habíamos acordado pero que todos entendíamos porque sabemos que las relaciones no siempre salen bien y podría perjudicar a nuestro grupo.
Mi primer novio fue con 13 años y también fue Hugo. ¿Saben ese amor que cuando llegas a la edad donde tus hormonas están tan revolucionadas que necesitas experimentar? Esos éramos nosotros cuando nos dimos nuestros primeros besos. Evidentemente estuvo muy lejos de ser algo serio y hoy en día solo lo recordamos como una anécdota con muchas bromas.
- Ven aquí - la abracé - solo piensa bien en lo que te estás metiendo - asintió.
Conocía perfectamente a Brenda. Sabía que era una chica muy enamoradiza, romántica y con un corazón de oro limpio de maldad. Pero también conocía perfectamente a Hugo. Por supuesto que no era mal chico, al menos no con nosotros, pero digamos que se encuentra en esa etapa en la que estás intentando encontrarte a ti mismo. Lo que te lleva muchas veces a hacer tonterías. Le encantaban las mujeres, no tenía ningún problema en cautivarlas con sus encantos, se divertía un rato y luego pasaba de ellas como si nada. Y yo por nada del mundo quería que esta historia se repitiera entre mi círculo de amigos. De alguna manera dentro de mí presentía que esto no podía acabar bien.
- Yo te apoyaré en lo que sea que pase - insistí y ella comenzaba a tener los ojos aguados - no estamos en un funeral - le aparté esas lágrimas y ella sonrió.
Tocaron al timbre.
- Seguramente son las chicas - me levanté y fui a abrir.
- ¡Aquí estamos! - anunciaron su entrada Nati e Ingrid. Una llevaba en la mano una plancha para el pelo y otra su neceser que utilizaba como su arsenal de maquillaje. Abrí los ojos como platos.
- Vamos a ver qué encontramos por aquí - revolvió Ingrid entre el vestidor de mi habitación. La verdad es que no escatimamos en ropa cuando venimos de vacaciones. Una nunca sabe y al final acabamos con las maletas llenas de "por si acasos".
- Ay me encanta este vestido - Natalia sacó del armario un vestido largo amarillo. Todas negamos con la cabeza. No era el ideal para esta ocasión.
- ¿Qué tal este? - sostuvo Brenda la percha que mantenía un vestido corto rosado. Volvimos a negar con la cabeza.
- Lo tengo chicas. Tengo el outfit perfecto - Ingrid sostuvo la percha en sus manos y todas sonreímos asintiendo.
De un momento a otro me encontraba sentada en el salón mientras Natalia pintaba mis uñas y Brenda me alisaba el pelo. Ingrid estaba revolviendo en el vestidor en busca de los zapatos perfectos.
- Apúrate, ya son las 19:45 - Natalia miró su reloj y regañó a Brenda porque según ella iba demasiado lenta.
- ¿Tienes idea del calor que hace y de la cantidad de pelo que tiene como para conseguir un alisado perfecto en apenas minutos? - la regañó y Natalia bufó. Le di la razón porque mi cuello también estaba sufriendo las consecuencias de esta gran idea en pleno verano, pero las chicas insistieron en que me vería muy linda con el pelo liso.
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Sucedió en Canarias
RomanceSheila y Alessandro, una canaria y un italiano, se encontrarán en el hotel Palace durante las vacaciones de verano. Ambos se encuentran en puntos parecidos de su vida. Un desamor ha desatado la poca cordura que les queda. Casualmente, sin quererlo o...