Capítulo 6

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Veneno y antídoto

Actualidad

Vivir en la misma casa que él, no ha sido fácil, fingir un arrepentimiento que no tengo por qué sentir, igual. Soy lo que él hizo de mí, la manera que tuvo de vengarse de su hermano. Saco el móvil de mi bolsillo al sentirlo vibrar y me detengo al pie de las escaleras.

—¿Sí?

—¿Hablaste con ella? —pregunta Susan.

—No es tan fácil. —respondo deteniendo mis pasos y vigilando que nadie me escuche.

—¿Qué haces bajo el techo del asesino de tu padre? —cuestiona — ¿Por qué permites que tu hermana lo haga?

Susan Cass lleva años investigando la muerte de mis padres. Lo hizo al hacerse amiga de Evy y encontrar fallos en los detalles. Me debato entre decirle sobre la deuda de Evy, acabo por guardar silencio. Ella no desea poner en aprietos la amistad de papá con el general y me pidió no intervenir.

—No tengo las pruebas para culparlo Susan… —respondo al fin

—Y en cuanto las tengas, no podrás hacer nada—responde y su voz es cada vez más exaltada—tu padre es una deshonra para Alemania, porque…

—Ayudó a tropas norteamericanas ganándose la ciudadanía él y toda la familia —sigo por ella. —conozco los detalles.

—¿Crees que lo sabes todo verdad? —explota —pero no es así. Tu padre asesinó a Konrad Klein, pero alguien le ayudó.

—¿De qué estás hablando? —la risa que escucho de su parte me molesta, no tanto como saber que llama a Damián, mi padre— y ese bastardo no es mi padre.

—En papel lo es Damián —insiste en hacerme enojar —y hablo del investigador que tu padre buscó en América. Contrató a alguien para que investigara al hijo de Damián y Silke.

—Nunca conocí a mi padre.

—Quizás no lo recuerdas —suspira —pero Konrad llegó a América cuando Evy tenía dos años para recibir honores por la ayuda prestada.

—¿Tienes como probar todo esto?

—Y mucho más, todas señala a tu padre como culpable y a un cómplice — la siento sonreír ante mi gruñido de protesta y guarda silencio de forma abrupta —te llamo después, tengo un servicio. —se excusa— Si no deseas que lo llame “tu padre” has algo para retirar su maldito nombre de tu registro — su risa se apaga mientras cuelga y veo el móvil por largo tiempo.

Reinicio el descenso de las escaleras con los detalles de lo escuchado haciendo eco en mi cabeza ¿Coincide con lo que tiene los abogados de la abuela? Susan estuvo en Berlín, coincidimos una vez y mencionó que hacía algo por Evy. Al llegar al país supe que era lo de nuestros padres, pero ha sido renuente a hablar. Asegurando que necesita estar segura.

—Esto me volverá loco —me quejo en voz alta al llegar al comedor.

—¿Va a desayunar joven?

—Sí. —respondo sin ver a la mujer.

Al que me veo obligado a llamar padre ante todos, aunque internamente lo tenga como escoria solo lo he visto en un par de ocasiones. En todas ellas, enojado por lo que hizo Evy.

Su hija Magda cumplió la mayoría de edad y a partir de ese instante se desconoce su paradero. Al parecer, la pequeña Magda optó por emanciparse y no cayó bien el viejo al que le gustaba controlar todo.

Conocedor de la estrecha amistad entre Evy y su hija. Usó la presión como método para hallar respuestas. Situó sobre la mesa una lista de los gastos de Evy exigiendo pagarlos o decirle el paradero de su hija. Me enorgullece saber que ella no aceptó delatar a Magda y tuvo una acalorada discusión en donde le dijo un par de verdades.

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