- Yo..., No quiero despedirme así - dijo en un tono algo bajo.
- No es necesario convertir esta despedida en algo triste, piensa que es una oportunidad para ti, estudiar en un buen centro ¡y lo mejor de todo, en Múnich! - comenté con un tono más animado - es un bonito lugar para vivir.
- Lo es, pero estaremos muy lejos...
- No importa, piensa que siempre intentaré estar disponible para recibir tus llamadas o mensajes, seguiremos en contacto, ¿Verdad?
Ella asintió. Me acerqué y le di un cálido beso en la mejilla, seguidamente le tomé de sus dos manos.
- Mei, la distancia no debería ser un problema, ahora lo importante es que estés bien, y que aproveches estos años al máximo.
- Sí... Tienes razón - sonrió mientras caía una pequeña lágrima por la mejilla.
No llores Bill.
- No te preocupes, mañana volveré y nos despediremos de nuevo, ahora deberías dormir.
- Te escribiré cuando estemos por irnos - antes de que pudiera decir algo más, me dio un abrazo repentino y segundos despues, correspondí. Sonrió para después abrir la puerta y entrar.
- ¡Mei! - volteó a mirarme - Te quiero ¿Vale? - ella volvió a sonreírme con esa cálida sonrisa y asintió. Finalmente, la puerta se cerró.
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A la mañana siguiente. Me dirigí a una tienda de flores y al instante, supe la flor correcta para comprar. Azucenas.
Flores blancas, como aquel vestido que llevó una noche de verano, donde la vi por primera vez.
El clima era el adecuado, soleado y una que otra brisa. Me dirigí hacía el hotel y ahí me encontré con los chicos.
- ¿Vamos? - preguntó Georg mientras sostenía una caja envuelta con papel celofán.
- Vamos - respondí.
Los cuatro nos subimos al auto y el destino estaba claro. La casa de los Lin.
Al llegar, vimos a lo lejos un camión de mudanzas y decenas de cajas de cartón. Bajamos del auto y nos acercamos.
De la casa, salió mi querida Mei sosteniendo una gran caja que aparentaba ser pesada.
- Oh, hola - nos saludó.
- ¡Hola Mei! - saludó Georg y Tom.
- Eso debe pesar - comenté - déjame ayudarte - me acerqué a Mei y agarré la caja con las dos manos.
Vale, realmente si pesaba.
- Gracias, iré a por más cajas.
- ¿Te ayudamos? - preguntaron los chicos.
- Como quieran, hay muchas cajas por todos lados.
Mientras ellos entraban dentro de la casa, con mucho cuidado transporté la gran caja pesada dentro del camión con las otras.
- Ahí están mis libros de la universidad, ten cuidado - me giré al instante y vi que era el señor Lin.
- Ah, no se preocupe, he tenido cuidado - sonreí.
- Bien, así me gusta - posó una mano en mi hombro - esos libros son muy preciados para mi, cuando Mei ingresé a la universidad, serán de ella, para que estudie.
- Eso suena muy bien.
- Sí, quiero lo mejor para ella. Bien, hay mucho trabajo por hacer - se dirigió hacía la puerta de entrada y yo lo seguí por detrás.
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♪ 𝐒𝐮𝐦𝐦𝐞𝐫𝐭𝐢𝐦𝐞 𝐒𝐚𝐝𝐧𝐞𝐬𝐬 ♪ | Bill Kaulitz
Teen Fiction-𝑅𝑒𝑚𝑒𝑚𝑏𝑒𝑟, 𝐼'𝑙𝑙 𝑎𝑙𝑤𝑎𝑦𝑠 𝑙𝑜𝑣𝑒 𝑦𝑜𝑢, 𝑏𝑦𝑒... De nacionalidad Alemana y raíces orientales, Marie Lin, una adolescente de 16 años atada a sus padres hasta que al fin empiezan las vacaciones y conoce a un grupo de chicos que por p...