Capítulo 39

788 90 43
                                    

- Yo..., No quiero despedirme así - dijo en un tono algo bajo.

- No es necesario convertir esta despedida en algo triste, piensa que es una oportunidad para ti, estudiar en un buen centro ¡y lo mejor de todo, en Múnich! - comenté con un tono más animado - es un bonito lugar para vivir.

- Lo es, pero estaremos muy lejos...

- No importa, piensa que siempre intentaré estar disponible para recibir tus llamadas o mensajes, seguiremos en contacto, ¿Verdad?

Ella asintió. Me acerqué y le di un cálido beso en la mejilla, seguidamente le tomé de sus dos manos.

- Mei, la distancia no debería ser un problema, ahora lo importante es que estés bien, y que aproveches estos años al máximo.

- Sí... Tienes razón - sonrió mientras caía una pequeña lágrima por la mejilla.

No llores Bill.

- No te preocupes, mañana volveré y nos despediremos de nuevo, ahora deberías dormir.

- Te escribiré cuando estemos por irnos - antes de que pudiera decir algo más, me dio un abrazo repentino y segundos despues, correspondí. Sonrió para después abrir la puerta y entrar.

- ¡Mei! - volteó a mirarme - Te quiero ¿Vale? - ella volvió a sonreírme con esa cálida sonrisa y asintió. Finalmente, la puerta se cerró.

------------------------------------------------------------------

A la mañana siguiente. Me dirigí a una tienda de flores y al instante, supe la flor correcta para comprar. Azucenas.

Flores blancas, como aquel vestido que llevó una noche de verano, donde la vi por primera vez.

El clima era el adecuado, soleado y una que otra brisa. Me dirigí hacía el hotel y ahí me encontré con los chicos.

- ¿Vamos? - preguntó Georg mientras sostenía una caja envuelta con papel celofán.

- Vamos - respondí.

Los cuatro nos subimos al auto y el destino estaba claro. La casa de los Lin.

Al llegar, vimos a lo lejos un camión de mudanzas y decenas de cajas de cartón. Bajamos del auto y nos acercamos.

De la casa, salió mi querida Mei sosteniendo una gran caja que aparentaba ser pesada.

- Oh, hola - nos saludó.

- ¡Hola Mei! - saludó Georg y Tom.

- Eso debe pesar - comenté - déjame ayudarte - me acerqué a Mei y agarré la caja con las dos manos.

Vale, realmente si pesaba.

- Gracias, iré a por más cajas.

- ¿Te ayudamos? - preguntaron los chicos.

- Como quieran, hay muchas cajas por todos lados.

Mientras ellos entraban dentro de la casa, con mucho cuidado transporté la gran caja pesada dentro del camión con las otras.

- Ahí están mis libros de la universidad, ten cuidado - me giré al instante y vi que era el señor Lin.

- Ah, no se preocupe, he tenido cuidado - sonreí.

- Bien, así me gusta - posó una mano en mi hombro - esos libros son muy preciados para mi, cuando Mei ingresé a la universidad, serán de ella, para que estudie.

- Eso suena muy bien.

- Sí, quiero lo mejor para ella. Bien, hay mucho trabajo por hacer - se dirigió hacía la puerta de entrada y yo lo seguí por detrás.

♪ 𝐒𝐮𝐦𝐦𝐞𝐫𝐭𝐢𝐦𝐞 𝐒𝐚𝐝𝐧𝐞𝐬𝐬 ♪ | Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora