Capítulo 4

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Bill pov's:

De alguna forma tenía que relacionar a Mitternacht con la nueva canción.

Media noche...

Me vienen muchas ideas en el momento, pero ahora no sé cómo relacionarlo.

Los chicos estaban hablando de que sabor de helado comerían.

Marie solo escuchaba, hasta aque aportó lo siguiente:

- Yo probaré el de nata y fresa - sonrió -

- Yo cuando más chocolate mejor - aportó mi hermano y como consecuencia de su exageración, los demás se rieron, incluso Marie.

Parecía estar adaptándose a nuestro humor y nuestras conversaciones.

Ella era tranquila y buena escuchando, da a parecer que cada que habla, aporta algo interesante.

Tenía unos ojos muy bonitos, su cabello era oscuro y sus labios carnosos.

- ¿Qué ocurre? - dijo mientras soltaba una leve risa.

- ¿Eh? - mierda, no me di cuenta que me quedé mirándola.

Aparté la mirada al instante y sentí como mis nervios empezaban a venir.

- Nada, no es nada, tienes unos ojos realmente bonitos... - intenté calmar la situación, pero creo que lo empeoré.

Intenté soltar una risa como si de una broma se tratará, pero ella no se rió.

- Gracias... Nunca nadie me había dicho un cumplido de mis ojos - miró hacía la ventana y no dijo nada más.

Yo me quedé en mis pensamientos.

Normalmente cuando elogiaba a una chica, ésta se contentaba y me devolvía el halago.

Esta vez es diferente.

Sentí una mirada que provenía de mi lado.

- No voy a opinar - dijo en tono neutro y siguió bebiendo su bebida.

Tom y yo tenemos una conexión especial, podríamos ser muy diferentes en estilos, pero en pensamientos, somos la misma persona.

Debe haber pensado que he parecido muy idiota con mi intento de halago fallido.

- Ya casi llegamos chicos, ¡Escojan bien sus helados! - exclamó Georg, él realmente parecía más entusiasmado que cualquier otro.

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Marie pov's:

Llegamos al fin.

Me sentía algo rara después del comentario de Bill, pero intenté no darle mucha importancia.

- Tom, tú te quedas fuera - ordenó Georg.

- Está bien lo entiendo - el mencionado se sentó en las sillas de afuera y acomodó mejor al felino en sus brazos.

- Bien, pidamos los helados - dijo Bill que fue el primero en entrar a la tienda.

Yo los seguí.

Era consciente que estaba desobedeciendo múltiples normas de los padres.

Estaba a más de 4 kilómetros de mi casa.

Estaba acompañada de gente que mis padres desconocían de sus existencias.

Me sentía algo mal por dentro, pero la tranquilidad de ellos me reconformaban.

- Dos helados de vainilla - pidió Georg.

♪ 𝐒𝐮𝐦𝐦𝐞𝐫𝐭𝐢𝐦𝐞 𝐒𝐚𝐝𝐧𝐞𝐬𝐬 ♪ | Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora