Capítulo 30

644 67 19
                                    

1 de Agosto.

Resumiré en breve estos últimos días.

Para empezar, la mañana siguiente del día de la feria, mi madre fue la primera en descubrir que Mitternacht había vuelto y como es de esperar, me pidió explicaciones.

Le expliqué que al estar en la feria, encontré a Mitternacht y sin pensarlo dos veces, me lo llevé.

Evidentemente me castigó, pero por suerte, no fue para tanto. No como la última vez que la broma costó dos semanas de castigo.

El castigo solo fueron dos días, la razón era porque llegué a casa sin problemas y de una pieza.

En esos dos días, recibí llamadas de Bill y cuando podía, las aceptaba y hablábamos un buen rato hasta que alguno de los dos tenía que despedirse.

Hoy había finalizado el castigo y ya era totalmente libre, bueno, casi libre.

- ¿Teléfono cien por cien cargado?

- Sí.

- ¿Llevas un cargador por si acaso?

- Sí.

- ¿El abanico, la crema solar, las gafas de sol?

- Sí, está todo.

- ¿Las targetas de documentación?

- ¡Sí!

- ¡Cielos, Mei Lin! - agarró unas llaves del cajón cerca de la puerta de salida - ¡¡Tus llaves!!

- ¡Ah! - las agarré y las metí en el bolso.

- ¡¿Dónde metes la cabeza?! ¡Sabes que tu padre y yo estaremos fuera y si no llevas las llaves no hay forma de que entres a casa!

- ¡Perdón!

- ¡Bueno, ya puedes irte - le di un beso en la mejilla y me dirigí a la puerta - ¡¡Ten cuidado!!

- ¡Sí!

Abrí la puerta y lo primero que vi fue el inmenso auto de Georg estacionado cerca de casa, lo segundo fue ver a Bill apoyado en la puerta del vehículo mientras sostenía un cigarro.

Miré eso con una mueca en mi rostro y seguidamente cerré la puerta.

- ¡Mei! - me saludó con una mano y mostró una sonrisa amplia. Le devolví el saludo mientras me acercaba.

Miré el cigarro que sostenía en una mano. Él lo notó y al instante, apagó el fuego con un soplido rápido y lo encestó en el contendor más cercano que había.

Georg sacó la cabeza por la ventana.

- ¿Qué? ¿Van a subir?

- ¡Sí! - Bill abrió la puerta del auto y me ofreció a entrar - las damas primero - sonrió.

Me desconcerté un poco pero entré de todas formas.

- Si te dijera como ha estado Bill estos días... - comentó Georg mientras posicionaba bien el retrovisor.

- ¡Georg! - Bill entró después de mi y cerró la puerta.

- ¿Cómo ha estado? - pregunté con curiosidad.

- Buff, Mei esto, Mei lo otro...

- ¡No es necesario contar eso!

- Pero es la verdad ¿No? - soltó una risa.

Bill cruzó los brazos y apartó la mirada.

- Bueno va, ya paro.

- Garcias.

♪ 𝐒𝐮𝐦𝐦𝐞𝐫𝐭𝐢𝐦𝐞 𝐒𝐚𝐝𝐧𝐞𝐬𝐬 ♪ | Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora