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Obanai se sentía nervioso

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Obanai se sentía nervioso. A pesar de tener una reputación de ser una persona fría y exigente, cada vez que veía a Muichiro, su corazón se derretía. Le encantaba su sonrisa, su voz, su cabello negro con puntas verde menta. Quería invitarlo a salir, pero no sabía cómo hacerlo. ¿Qué le diría? ¿Qué le gustaría? ¿Y si lo rechazaba?

Se levantó de su asiento, decidido a pedirle consejos a algunas personas que conocía. Tal vez ellos podrían ayudarlo a conquistar a Muichiro.

Primero fue a ver a Uzui, este era famoso por haber tenido tres relaciones al mismo tiempo, aunque ahora estaba soltero y tenía buena amistad con sus ex-novias. Iguro pensó que él sabría algo sobre el amor.

—Hola, Uzui. ¿Cómo vas con el álbum de Moon Butterfly? —preguntó Iguro al entrar en el estudio.

—Hola, jefe. Bien, bien, ya casi lo termino. Solo me falta pulir algunos detalles —respondió Uzui con una sonrisa.

—Me alegra oír eso. Oye, ¿te puedo hacer una consulta? —dijo Obanai con una sonrisa nerviosa.

—Claro, dime —respondió el oji-fucsia con curiosidad.

—Verás... hay alguien que me gusta y quiero invitarlo a salir, pero no sé cómo hacerlo —el pelinegro confesó, bajando la mirada con timidez.

—¿En serio? ¡Qué sorpresa! ¿Quién es? ¿La conozco? —preguntó Tengen con entusiasmo, acercándose más a él.

—No creo. Es un chico que trabaja en una cafetería cerca de aquí —explicó el más bajo, jugando con sus dedos.

—¿Un chico? Vaya, vaya, así que te gustan los chicos también. Bueno, no hay problema. El amor es el amor —dijo el peli-blanco con una sonrisa comprensiva, dándole una palmada en el hombro.

—Sí... bueno... ¿Tienes algún consejo para mí? —pidió el menor, levantando la vista con esperanza.

—Pues mira, jefe. Lo primero que tienes que hacer es ser tú mismo. No trates de fingir ser alguien que no eres. A la gente le gusta la autenticidad —aconsejó el más alto con seriedad, mirándole a los ojos.

—Ya veo... —asintió Iguro, pensativo.

—Lo segundo es que seas sincero con tus sentimientos. No tengas miedo de expresar lo que sientes. A la gente le gusta la honestidad —continuó Uzui con firmeza.

—Entiendo... —murmuró el de ojos bicolor.

—Y lo tercero es que seas divertido y original. No le invites a lo típico de ir al cine o a cenar. Invita le a algo que le sorprenda y le haga reír. A la gente le gusta la diversión —concluyó Tengen con una risa.

—¿Cómo qué? —preguntó el contrario, intrigado.

—Pues no sé... depende de sus gustos. Podrías invitarle a un parque de atracciones, a un concierto, a un museo... algo que sea diferente y divertido —sugirió el mayor, encogiéndose de hombros.

Café con amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora