Obanai se deslizó detrás del volante, sus ojos reflejaban el cansancio de una mañana llena de ajetreo. Mientras conducía hacia la universidad, los pensamientos sobre la conversación con Mitsuri giraban en su mente como un carrusel. La posibilidad de que su madre hubiera traicionado a su padre era una cosa, pero ¿asesinarlo? Eso era algo que él no podía —o no quería— creer.
Con un suspiro, sacó su teléfono y marcó el número de Sanemi. Al tercer tono el peli-blanco contestó.
—Iguro, ¿pasa algo?
—Necesito verte —dijo con voz firme—. En la cafetería donde trabaja Mui, en media hora —sin esperar respuesta, colgó.
La universidad estaba bulliciosa como siempre, pero el heterocromático apenas notaba el alboroto. Pronto, Muichiro y Yuichiro se unieron a él, llenando el carro con una energía que el mayor disfrutaba. Después de un saludo afectuoso a su cuñado y un beso robado a Muichiro, condujo con los gemelos a la cafetería.
Una vez llegaron, los hermanos fueron detrás de la barra para empezar su jornada laboral, y Obanai eligió una mesa cerca de la ventana, desde donde podía ver la llegada de su amigo. No pasaron más de diez minutos cuando Sanemi apareció, acompañado de un joven con curitas en la cara. Cuando se sentaron, el heterocromático tenía una idea de lo que le pasó al otro chico.
—¿Te peleaste otra vez con Kanao?
—Sí —respondió un poco apenado el más joven.
—Fue por Nezuko de nuevo, ¿no?
—Sí...
—Ay... ¿Cuándo vas a aprender?
Pidieron algo para calmar el hambre y, una vez que tuvieron algo para beber y comer frente a ellos, Sanemi habló.
—Y bien, ¿Qué me querías decir?
Obanai bebió un poco de su café, suspiró y empezó con el relato.
—Al parecer Mitsuri fue a la casa de mi madre a dejarle algo y se encontró con la señora Ruka, la madre de Kyojuro —tomó un poco más del líquido caliente y continuó—. Le dijo que mi madre posiblemente engañaba a mi padre y... —bajó su mirada hacia su bebida como si fuera la cosa más interesante del mundo. Dudaba en soltar aquello, pero podía ser algo de ayuda para por fin acabar con ese compromiso— hay sospechas de que ella asesinó a mi papá.
Cuando alzó la mirada, encontró con la cara de clara sorpresa del de oji-violeta. Es que era lógico. Todo el mundo se sorprendería si alguien le cuenta que su madre, posiblemente, haya asesinado a su padre.
—¿E-estás seguro de eso? —preguntó tras salir de su sorpresa.
—La verdad es que no. Por eso te llamé —su tono de voz se volvió más firme y seria—. Quiero contratar a alguien para que investigue todo esto —concluyó—. ¿Te parece bien?
—Si es lo quieres, por mí está bien —sonrió un poco para mostrar su aprobación hacia el peli-negro.
—Gracias, Nemi —sonrió también—. Otra cosa, esto queda entre tú y yo, ¿está bien?
—Me parece bien.
—Genya no nos escuchó, ¿o sí? —preguntó algo nervioso.
—No, descuida. Cuando él se pone a ver su My Little Pony se olvida que tiene gente alrededor —dijo para después comer un bocado de su pastel de chocolate con coco.
Mientras tanto, en la barra, los gemelos, Zenitsu, Inosuke, Tanjiro y Nezuko observaban a los amigos hablar.
—Mui ¿Sabes quienes son? —preguntó el pelirrojo.
—El de cabello blanco es un amigo de Obanai —explicó—. Pero el otro no tengo ni la menor idea.
—Si no estoy mal, es Shinazugawa Genya —intervino Nezuko—. Es un Idol que acaba de debutar en un grupo de la agencia. Aunque no se lleva bien con algunos de sus compañeros.
—¿Es hermano de Sanemi? —preguntó Muichiro.
—Al parecer —contestó la fémina.
Todos voltearon de nuevo a la mesa. El chico estaba concentrado en su teléfono, era bastante diferente y, a la vez, parecido a su hermano. Era peli-negro, sus ojos de color violeta y una cicatriz que surcaba desde su mejilla derecha hasta el inicio de su mejilla izquierda.
—Da miedo.
—Parece amable.
—Me dan ganas de golpearlo.
—¿Qué hora es?
—Se ve algo simpático.
—¿Está soltero?
Los demás voltearon a ver al peli-negro con puntas azul marino.
—¿Qué?
—Yo te diré qué.
Todos se sobresaltaron al escuchar esa voz. Era Kie.
—Tienen trabajo, después pueden chismear. Y tú —señaló a Inosuke—, no sigas el ejemplo de Muichiro y no coquetees con los clientes —luego de decir aquello, se retiró a la cocina del local.
Con un último vistazo hacia la mesa de Obanai, retomaron su trabajo.
Finalmente, Obanai se levantó, despidiéndose de Muichiro con una promesa de volver pronto. Junto a Sanemi y Genya, se dirigieron a la empresa. Genya bajó primero y, cuando Sanemi estaba a punto de seguirlo, Obanai lo detuvo.
—¿Qué pasa ahora?
—Ven conmigo —dijo sin dar explicaciones.
El más alto extrañado, obedeció la orden de su amigo y jefe. Obanai empezó a conducir y poco a poco se iban alejando de la empresa.
—¿A dónde vamos? —preguntó, confundido.
Iguro miró hacia la carretera, su expresión era una mezcla de determinación y temor.
—Vamos a visitar a mi madre.
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Café con amor
FanfictionIguro Obanai, CEO de una importante agencia de Idols, es invitado por su amigo Sanemi a desayunar en un cafetería cerca de su zona laboral. Al llegar, no se siente atraído por los postres y las bebidas que el local ofrece, al contrario, se siente at...