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Se detuvieron al escuchar la voz

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Se detuvieron al escuchar la voz. Al girarse, se encontraron con Yuichiro.

—Entonces, ¿a dónde creen que van?

—Para viejo —contestó su hermano.

—Muy gracioso —rodó los ojos—. Voy con ustedes. No sea que hagan otras cosas y no esté presente para golpear al noviecito tuyo si llega a pasarse contigo.

—Pero...

—Pero nada, voy con ustedes y punto.

Antes de que Muichiro pudiera protestar, Yuichiro ya estaba acomodándose en el asiento trasero del carro del heterocromático. Ambos intercambiaron miradas resignadas y subieron al vehículo.

Para intentar aliviar la tensión, el mayor encendió la radio, pero la música no logró disipar las miradas inquisitivas del gemelo mayor. Llegaron a un pequeño local de comida callejera, donde Yuichiro continuó observando al peli-negro con la misma intensidad que en el carro.

Tras la comida, pasearon por los alrededores hasta que Muichiro notó una feria en la distancia.

La feria era un torbellino de luces y sonidos. Las risas de los niños se mezclaban con el tintineo de las campanas de los juegos mecánicos. Los vendedores anunciaban sus productos con voces cantarinas, y el aroma dulce de las golosinas flotaba en el aire. Muichiro corría de un lado a otro, su entusiasmo era contagioso, mientras que su pareja y su hermano lo seguían a un ritmo más tranquilo, uniéndose ocasionalmente a la diversión.

En un punto de su recorrido, el gemelo menor decidió disfrutar de algún juego que la feria ofrecía, mientras sus acompañantes lo esperaban con calma.

—Sabes que me caes mal, ¿verdad? —habló de repente Yuichiro.

—Lo sé. Me lo hiciste saber el día en que me bañaste con la manguera —respondió, apartando la mirada de su novio para dirigirla hacia el hermano del mismo.

El contrario formó una pequeña sonrisa al recordar ese momento.

—Fue un buen día —se burló—. Aunque Mui me amenazó con romper mis libros —suspiró.

Iguro no sabía que trataba de conseguir el Tokito con esta conversación, así que permaneció en silencio.

—No estoy muy contento de que seas el novio de mi hermanito, no, que Muichiro tenga novio —hizo una pausa y después miró directamente a los ojos al mayor—. Pero, es feliz contigo —continuó—. Espero que mantengas esa felicidad —finalizó y volvió a dirigir su mirada hacia su hermano.

Obanai asintió, sintiendo una oleada de alivio en el interior. Imitó la misma acción del contrario encontrándose a un muy emocionado Muichiro con un pequeño peluche azul cielo en forma de dragón.

El menor del grupo se acercó a sus acompañantes mostrándoles su nueva adquisición con orgullo. Siguieron recorriendo el lugar hasta que el peli-negro se separó de los hermanos para buscar algo de comer.

Café con amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora