21: Jungkook

395 77 27
                                    

Suena el timbre y me levanto de mi asiento en el fondo del aula, saliendo al pasillo yo solo teniendo en cuenta que Mark y los chicos se han ido a fumar un porro hace una media hora. Ignorando a todos los estudiantes que se arremolinan entre las clases, me dirijo a la biblioteca para ver cómo está Seokjin antes de tener que dejarlo de nuevo. No está en ninguna de las mesas redondas donde suele sentarse a estudiar, así que sigo avanzando y reviso los pasillos, apretando los dientes cuando me doy cuenta de que no está aquí.

Este mocoso.

Sabiendo que se esconde de mí, arrastro una mano sobre mi boca y saco mi teléfono para llamarle, echando la cabeza hacia atrás con rabia cuando el cabrón me manda al buzón de voz. Estoy a punto de llamarle de nuevo, pero entonces me llega un mensaje y dejo de caminar para leerlo.

Seokjin: No puedo contestar. Estoy en la biblioteca.

Frunzo el ceño ante eso, mirando de nuevo a mi alrededor antes de devolverle el mensaje.

Jungkook: ¿Arriba?

Seokjin: Sí.

Suelto un suspiro y me dirijo al nivel superior, encontrándolo sentado en una mesa de espaldas a mí, con la capucha negra puesta sobre la cabeza mientras escribe en su cuaderno. Sonrío para mis adentros y me acerco a él, inclinándome sobre su hombro para apoyar mi mano en el respaldo de su silla.

—No tienes gracia—, le susurro al oído y le bajo la capucha para pasarle los dedos por el pelo.

Solo que su pelo no es negro, y eso no es el puto Seokjin.

Baekhyun echa la cabeza hacia atrás sobre mi pecho y yo salgo rápidamente de detrás de él, arrugando la nariz cuando capto la estúpida sonrisa de su cara.

—¿Qué coño estás haciendo?— exclamo, mirando de nuevo a mi alrededor en busca de mi hermano.

—Los deberes—, dice simplemente, haciendo ademán de poner los ojos en blanco como si yo fuera el idiota.

—¿Dónde está Seokjin?

—La última vez que lo vi fue en la ducha—, me informa, gimiendo en voz baja mientras se tira de la polla a través de los vaqueros. —Estaba tan jodidamente apretado y suave, tío. ¿Crees que se afeita el agujero o es naturalmente ese vello?

Antes de que pueda terminar, le agarro por la nuca y le aplasto la mejilla contra la mesa, con las fosas nasales encendidas por el esfuerzo que me está costando no tirarlo por la puta habitación. Sé que es una perra mentirosa, pero aún así...

—Voy a matarte.

—¿Es así?—, murmura contra la madera, riéndose de mí como si creyera que estoy bromeando. —¿Aquí mismo, delante de toda esa gente de abajo? Eso es muy atrevido por tu parte.

Gruño y le suelto, pasándome las manos por el pelo mientras miro por encima de la barandilla del piso de abajo.

Algo no está bien. Seokjin no está aquí.

Pero me dijo que estaba aquí...

Justo cuando lo pienso, mis ojos se abren de par en par y giro para mirar a Baekhyun, agarrándolo de nuevo para buscar en sus vaqueros el teléfono de Seokjin. Lo tiro al suelo de espaldas y lo saco del bolsillo, cerrando la mandíbula cuando encuentro la navaja de plata que le di a Seokjin la otra noche.

No...

Baekhyun sonríe alegremente y abre la boca para decir algo, pero no tiene la oportunidad antes de que lo coja por el cuello y le golpee la cabeza contra la mesa.

—Dime dónde está.

—Ya te he dicho...

—¿Dónde coño está mi hermano?— grito, con la mano derecha temblando mientras le clavo la punta de la cuchilla en la mandíbula.

Dangerous loveWhere stories live. Discover now