Alex podía escuchar el molesto tic tac del reloj colgado sobre la cabeza de los ejecutivos alrededor de la mesa redonda. No iba negar que era un ambiente agradable, la vista del edificio era fantástica, o lo habría sido si no hubieran llegado tan tarde a la reunión, o si su trasero no le doliera como hacía, agradecía que el escozor hubiera desaparecido, sin embargo, esa sensación cuando se sentaba permanecía, y le recordaba lo que ocurrió anoche, casi podría decir que su frente tenía un cartel que lo anunciaba. Lo peor de todo era que no tuvo la oportunidad de establecer que tuvieran que mantenerlo en secreto sin que alguien se enterara ya.En esos momentos se encontraba a punto de cerrar un trato del cual dependían demasiado las cifras de los próximos meses, con uno de los socios más importantes para Industrias Maximov y solo podía pensar en las posibilidades de que quizás, solo quizás, después de todo este tiempo pudiera ser bisexual.
Había hecho todo lo humanamente posible por no tocar el tema de camino a la reunión, y Maximov lo había respetado. Quizás este le estaba dando tiempo para digerir lo que ocurrió, o simplemente fue algo de una vez y ahora solo quedaba olvidarlo.
Era confuso pensar en ello luego de lo de esa mañana.
Alex despertó con una extraña sensación de seguridad, todo lo contrario, a los últimos días, solo, en su frío departamento con solo sus pensamientos ansiosos de compañía.
Aún bastante adormilado hundió su rostro en la mullida almohada, no demasiado listo para asumir lo que había hecho la noche anterior, se cubrió hasta la barbilla y cerró los ojos.
Quince minutos después el incesante sonido de un despertador lo hizo espabilar, lo apagó. Estaba tan dispuesto a volver a dormir cuando lanzó una mirada a la habitación que no era la suya, y un rubor de mortificación lo inundó mientras los recuerdos llegaban a su mente.
Mierda, mierda, mierda.
Había dicho todas esas cosas y había actuado de esa forma.
Tragó saliva cuando sintió algo duro frotarse contra su trasero sin pudor alguno, entre sus glúteos, mientras que un brazo se deslizaba alrededor de su torso, intentó apartarse un poco pero el brazo afianzó su agarre de hierro, provocando que eso que lo que se frotaba contra sus nalgas se adentrará un poco más, casi rozando su entrada. Ocasionando que un jadeo escapara de sus labios.
Se movió un poco frustrado por apartarse.
No despiertes, rogó Alex, no despiertes, no despiertes.
-Hey, bebé.- susurró la voz ronca de Rhys sobre su oído erizándole todos los vellos del cuerpo.- ¿Cómo dormiste?
Podría fingir estar dormido, pero no parecía un plan muy convincente.
-No me llames bebé.- gruñó Alex, retorciéndose para soltarse.-Tenemos reunión en cuarenta minutos, Maximov.
Rhys sonrió juguetón al notar como Alex era incapaz de voltearse a verlo, sus orejas estaban rojas, y su postura tensa Rhys estaba seguro de que era por cómo su pene estaba bien acomodado contra ese delicioso culo, le besó la nuca, y se frotó aún más.
-Maximov.- le regañó, sonando como un gruñido y un jadeo al mismo tiempo.- Reunión.
Aun tenían tiempo antes de la reunión para que ocurriera algo más allá de lo debidamente profesional, Alex jadeó al sentir unos dientes mordiendo y unos labios chupando, dejándole una marca.
-Si no quieres que siga, deberías dejar de hacer esos deliciosos sonidos.
Alex volteó enfadado en la cama, realmente quería hacer algún comentario mordaz solo que le resultaba difícil con la imagen de Maximov relajado sobre las sabanas, con sus fuertes brazos bronceados y sus tatuajes contrastando con su piel, su cabello rubio desacomodado. Sus abdominales marcados, con un hilo de bello perdiéndose bajo la sábana que le cubría, eso, eso que estuvo anoche muy dentro de su...
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Make me love you (Gay)
RomanceAlex tiene 34 años, ha trabajado 10 años para Industrias Maximov, y espera que luego de todo el arduo trabajo su esfuerzo sea recompensado de alguna forma, y ¿Qué mejor que de ser ascendido a nuevo Director Ejecutivo? Pero, ¿Qué puedes hacer cuando...