Capítulo 27

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Tres semanas después.

Hacía años que Alex no sufría de pesadillas constantes, claro que antes eran por distintas circunstancias, antes sus únicas preocupaciones eran poder costear la universidad y tener en donde dormir. Ahora, todo era mucho más oscuro, ahora, esta oscuridad era tan negra que sentía que lo envolvía como los tentáculos de un pulpo que lo arrastraban, impidiéndole la huída.

A veces, esa oscuridad tenía rostro, y era con un estilo extravagante y horrible, rodeado de guardaespaldas con armas. Otras veces, era una amiga gritándole sus verdades, y sus hirientes palabras se le grababan a fuego vivo en su piel. Y las peores, las más aterradoras en donde este lo dejaba ir alejándose para siempre, y esta vez su sielueta tenía el cabello rubio y ojos azules que tantas veces lo habían mirado como nadie lo había mirado, con una sonrisa, y una mueca de tristeza, diciéndole que se cansaba de él, que tenía suficiente. Y cuando Alex cedía a impedir que este se fuera, lo veía en un pozo rodeado de sangre, inmóvil, muerto, y ante sus ojos, por su jodida culpa.

Seguido de esas pesadillas quedaba como un trapo en lo que restaba de día, como su toda su energía fuera succionada por una aspiradora humana, terminaba sin ganas de levantarse, y se negaba a a aceptar aquello, por lo que tomó la decisión de retomar las sesiones de terapia que había abandonado, pensando que sería un gran remedio, y lo fue, hasta cierto punto, sin embargo ese vacío en su pecho continuaba.

El último tiempo se había mantenido en contacto con Cristina, y con dos personas más que se encargaban de reemplazarlo en sus funciones en la empresa, personas que él seleccionó ya que eran adecuadas, sin embargo no era lo mismo que él mismo haciéndose cargo.

De cierta forma también se estuvo escondiendo de Alonzo, no sabía cómo decirle que aun no encontraba lo que este estaba buscando, él dinero ni vendiendo todos los activos de la compañía podría reponerlo, y en cuanto a la información, ni siquiera tenía muy en claro cómo iniciar su búsqueda ahora, Ivan era un jodido rompecabezas, y Alex no tenía las orillas para comenzar.

Un taxi lo dejó afuera de su edificio, y él comenzó a arrastrar su maleta hasta llegar al elevador. Estaba de un humor de mierda precisamente ese día.

Lo peor de todo era que Trip lo había llamado como quinientas veces mientras él estaba de vacaciones para molestarlo con las preguntas más idiotas.

Sintió su teléfono vibrar en su bolsillo e inspiró furioso al ver el nombre. Respondió.

La voz comenzó a recriminarle por unos contratos, hasta que Alex le interrumpió.

-Es mi último día de vacaciones, Trip, hasta donde yo sé no he vuelto a la empresa aun.- gruñó, bajándose del elevador cuando éste llegó a su piso, y reuniendo toda la paciencia que podía en un largo suspiró antes de espetarle.- ¡Así que hazme el favor de meterte esos jodidos contratos donde no te alumbra el sol y luego saltas del maldito edificio!

Colgó.

-Vaya numerito que te estás mandando.- la voz de Tobias salida desde la nada lo sobresaltó.

Joder, es que había olvidado que al volver se iba a encontrar con este espiando por la mirilla a ver cuando llegaba para fingir otro encuentro casual.

-Ahora no estoy de humor, Tobias.- gruñó con irritación arrastrando la maleta por el pasillo con cierta dificultad, y esperando que el tipo siguiera en lo suyo, pero no, este tipo nunca podía recibir un no por respuesta.

-Solo quería saber si está todo bien contigo, te ves muy estresado.

-Pues estoy de puta madre.- le respondió con la mejor sonrisa sarcástica que pudo hacer.- El mejor día de mi vida, imagínate.

Make me love you (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora