Habían pasado un par de días desde que volvieron de ese viaje de negocios, Rhys se imaginó que iba a tener una conversación con Neal en cuanto a las fiestas o su comportamiento en general mientras Alex se quedara allí, sin embargo este al pasar de los días se comportaba de una forma extrañamente civilizada, iba a la escuela sin replicar (demasiado, al menos, algo era algo), mantenía el orden en la casa, su habitación limpia al menos desde que Rhys le comentó que Alex tenía un trastorno obsesivo compulsivo, claro que, Alex en ningún punto le había dicho aquello, y dudaba que este supiera siquiera que lo tenía, sin embargo a Rhys no le pasaban en alto sus conductas.Claro que nada había evitado que Neal se escabullera a las tres de la madrugada en su motocicleta a las juergas con sus supuestos amigos y que de vez en cuando volviera en la madrugada medio ebrio, o con un labio partido y uno que otro moretón en el rostro.
Había intentado hablar con él un par de veces pero este era incapaz de escucharlo.
Rhys contempló su teléfono que se encontraban sobre su mesita de noche como si este fuera a explotar en cualquier segundo, su madre le había llamado hace quince minutos, demandando que fuera a verla el fin de semana, sin embargo con todas las cosas que debía hacer le resultaba un poco imposible, había tenido que negarse. Ya iría luego, esperaba que Ryan no hubiera vuelto a hacer de las suyas.
Además, no se sentía bien dejando a Alex solo, sabía que este se indignaría si le escuchaba, alegando que no necesitaba que lo vigilara, pero esa sensación de que algo terrible podía ocurrir no se le quitaba del pecho. Podría ser una tontería, o podría no serlo, como fuera, no planeaba ponerlo a prueba.
Eran las tres de la madrugada, y Alex había conseguido quedarse dormido, al fin, con la puta luz prendida cuando oyó pasos resonando con un eco en el corredor y luego unos pequeños golpes en la puerta, pulverizando todos sus esfuerzos de seguir durmiendo. Con un gruñido caminó hasta allí, giró el pomo de la puerta.
-¿Qué haces despierto?- inquirió Rhys, que llevaba puesta una musculosa, y unos holgados pantalones de pijama, parecía que también se había levantado recién.
-Qué gracioso, estaba por hacerte la misma pregunta. -dijo evitando responder, pasándose una mano por la cara en un signo de cansancio.
Sin embargo, ya a esas alturas debía saber que las evasivas no funcionaban con Rhys.
-He ido a buscar algo de agua a la cocina. - respondió, sin darle mayor importancia- ¿Por qué estás despierto?
-Estaba durmiendo, pero escuche que golpeaste la puerta.
-Tu luz estaba encendida.
-Ya lo sé.- gruñó Alex, abrazándose a sí mismo, ahora incómodo, su extraño miedo a la oscuridad no era algo que hubiera surgido desde la niñez, fue algo que le causó un acosador al que se le ocurrió drogarlo en los estacionamientos de la compañía. Qué recuerdos.
Al parecer Rhys pareció recordar aquello tanto como él porque su expresión se suavizó.
No habían vuelto a tener sexo, o besarse desde que volvieron, de hecho, no habían tocado el tema, y Maximov apenas lo tocaba. Alex no sabía si era porque estaba fingiendo que lo que ocurrió en el viaje no pasó, o porque estaba dándole espacio a Alex para asimilar todo.
Rhys mantuvo sus ojos fijos en Alex, estudiándolo con detenimiento, este último parecía tan vulnerable en su delgado pijama, y su rostro incómodo, y avergonzado por haber sido descubierto durmiendo con la luz encendida, como un niño. Rhys sabía que Alex odiaba lucir vulnerable, sin embargo, el verlo así le causaba una sensación de posesividad se instalara en él, sabía que debía dejar que Alex lidiara con ello por su cuenta, sin embargo todo su cuerpo le pedía lo contrario. Sin poder contenerse, le tomó la nuca con firmeza, y se inclinó.
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Make me love you (Gay)
RomanceAlex tiene 34 años, ha trabajado 10 años para Industrias Maximov, y espera que luego de todo el arduo trabajo su esfuerzo sea recompensado de alguna forma, y ¿Qué mejor que de ser ascendido a nuevo Director Ejecutivo? Pero, ¿Qué puedes hacer cuando...