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Jodie:

—¿Cómo te sientes hoy, Viola? —Y otra vez vuelven mis sesiones con esa mujer. —Te veo mejor.

—O está muy equivocada o es su forma de sacarme información, doc.

Ella sonríe. —Me atrapaste.

Mantengo mi posición.—No voy a hablar de Margot.

Ella laza ambas manos.—De acuerdo, no hablemos de Margot, no hay prisa.

—Para la policía si lo hay.

—Es verdad.—Baja las manos.—Pero yo soy tu terapeuta, quien lo aprueba soy yo y yo no voy a obligarte a decir algo que no deseas.

—¿Qué quiere de mí?

—Que sanes. —Hace una pausa. —Olvídate lo demás, solo cuéntame algo que desees.

Prefiero estar callada y lo estoy.

—Nos queda una hora, tengo toda la paciencia del mundo.

Suspiro.

—Tengo un perro.

—Oh...—Luce sorprendida.—¿Y tiene nombre?

—Aún estoy trabajando en eso.

Me sonríe. —En situaciones como las que has vivido es importante tener algo a lo que tengamos aprecio cerca de nosotros.

Escucho en silencio.

—Nos ayuda a liberar toda esa mala sensación de experiencia...—Hace un gesto con las manos y la vuelve a colocar en el mismo lugar.

—¿Tiene mascotas?

—Tres de hecho.

Trago saliva.

—Doc, no puedo....

—¿Me hablar de tu día? —La pregunta olvida lo que estaba por decir.

Ella es paciente como ya dijo y antes de darme cuenta estoy contando pequeños fragmentos de mi día.



(***)




Golpean la puerta de mi habitación y bajo al cachorro de la cama.

—Pasa.

La puerta se abre y el perro va directo a saludar a Edward, quien lo cariña antes de volverse hacia mí.

—¿Cómo estuvo la sesión?

—Reveladora es la palabra que hubiera usado si hubiera sido lo suficiente-

—Ya veo. —Señala el pasillo. —La cena estará dentro de 20 minutos.

Asiento.

Y antes de que salga mi voy la detiene.

—Edward.

Se vuelve hacia mí.

—¿Qué hiciste?

Sonríe de lado. —Tranquila, no es pizza. No esta noche.



(***)



El Desastre de JodieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora