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*Edward en multimedia*

Jodie:

—Programa de protección a testigos. —Repito confundida las palabras de los oficiales.

—¿Eso mantendrá a mi hija a salvo? —Pregunta papá con dificultad, nos encontramos en el hospital, ha papá le dispararon en el hombro y tuvo la suerte que no fuera tan grave.

Correción, ese disparo era para mí.

—Lo estará. —Le aseguran. —No sabemos que ocurre. —Me mira a mí. —Pero es obvio que su blanco es la señorita Flemming.

—Pero yo... yo no sé que ocurre. —Me pongo nerviosa. —¿Por qué me hacen esto? ¿Es por Margot... es?

Mamá me abraza, ella tiene los ojos llorosos.

—No lo sabemos.

—Hagan su trabajo. —Gruñe papá.

—Eso hacemos, pero como ya le dijimos, es la primera opción que tenemos hasta que la señorita pueda declarar lo que realmente ocurrió.

—Mi hija ya dijo todo lo que sabe.

Ellos se miran dudosos.

—Tal vez no sea así y ella no lo sepa, pero estas personas lo creen y si sabe algo que no recuerda, tal vez lo hago cuando encuentre la paz en el refugio que le daremos.

No me creen, no creen que yo no sé nada.

—Ya hay dos de ustedes heridos, considérelo. —Se retiran.



(***)



Unos días más tarde me encuentro en casa desayunando con papá, mientras el sigue en recuperación, su campaña se ha detenido, al menos la participación de él porque sus seguidores siguen sumando.

—Jodie...—Juego con la cuchara en mi tazón de yogurt.

—No quiero hablar de eso, papá.

—Ya he tomado una decisión.

Trago duro.

—¿Quieres que lo haga, no? Que me vaya...

—Solo me importa tu seguridad, cariño.

Mamá se mantiene callada y golpean la puerta, ella nerviosa duda, pero se acerca a ver y lo que alcanzo a mirar es la sonrisa de mi madre.

—¿Tío Andre? —Pregunto confundida.

El hermano de mi padre ingresa con los brazos separados y se acerca a rodearme con ellos.

—¡Tio!

—¿Cómo estan? Ya muy bien por lo que veo. —Dice al notar mi recuperación y se vuelve hacia papá. —Tu si te ves fatal.

Lo abraza con cuidado.

—¿Qué haces aquí, tío Andre?

—¿No te lo dijo? Estoy aquí para cuidar a tu padre mientras seguimos con su campaña, tú no te preocupes por él y descansa en tu retiro.

Mi sonrisa se borra y observo a mi padre.

—¿Ya lo has decidido hace mucho, no?

No hay respuesta directa, solo una mirada.



(***)



Me quedo en la silla de ruedas mientras mamá en silencio guarda mi ropa en mis maletas, pero al verme las deja y se acerca a mí.

—Déjame ver. —Pide y levanta mi blusa, revisa la herida de mi abdomen que ya esta cicatrizando. —Se ve mejor... pero no olvides seguir teniendo los cuidados.

—Seguir en esta silla hasta que ya no duela, lo sé.

Ella me abraza y se aparta, tomándome los hombros.

—Sé que estas enojada, pero te prometo que no será por mucho tiempo.

—Solo hasta que recupere "La memoria"

—¿En serio no recuerdas nada?

—Todo es borroso ahora.

—Si recuerdas algo necesitas decirlo, cuanto más rápido lo recuerdes, más rápido podrán armar el caso y podrán saber quién nos está haciendo esto.

—¿Y de verdad piensas que van a lograrlo? Margot, los dos ataques, ni siquiera se como se relacionan.

Ella se inclina a besar mi frente.

—Todo marchara bien, cariño.

Y me vuelve a abrazar.



(***)



No le dan más que una imagen de lo que aparentemente es una cabaña de un resort a mis padres, aunque no se puede sacar nada con esa simple foto, los oficiales le aseguran que estaré bien y enviaran fotografías de mi estado, no permitieron que mamá venga conmigo, aunque tampoco quiso separarse de papá y está tranquila porque hay tres guardaespaldas que me acompañan, la policía no acepto más.

Mi silla se detiene frente a la avioneta privada, los hombres de mi padre suben mis maletas e intento levantarme, pero alguien me detiene, colocándose frente a mí.

Levanto la mirada.

Cabello oscuro, lentes igual de oscuros y un traje de "gala"

¿Otro guardaespaldas?

—¿Qué ustedes no eran tres?

—¿Le ofende que exista uno más?

Alzo las cejas. —Hablas.

—¿Por qué no hacerlo?

—Ellos tres son robots. —Señalo a los tres hombres que siguen subiendo mis cosas y si, son muchas.

—Hablo. —Asegura y vuelvo a alzar mis cejas. —¿Me permite? —Pregunta extendiendo las manos.

—Cuida las manos.

—No deseo perder mi trabajo si eso le incomoda.

Después de esas palabras me levanta en brazos, acercándome a su torso, lo miro a través de las gafas, pero no logro ver nada.

Uno de los guardaespaldas baja a llevar mi silla mientras el único que habla me carga subiendo por la rampa de la avioneta.

—¿Quién eres tú? —Pregunto en medio del camino, sujetándome de su cuello.

—Edward. —Responde calmado. —Mi nombre es Edward y seré su jefe de guardaespaldas.

Abro mucho los ojos.

—¿Existe eso?

—Ahora existe, Jodie Flemming.

Frunzo el ceño.

—¿Por qué me hablas de tú? Tu lugar, no lo olvides.

Se tensa y se detiene en la puerta de la avioneta.

—No lo olvido... porque es mi lugar el que me trajo hasta usted, señorita Flemming.




Hola...

Hoy empezamos con este libro... ¿Qué les va pareciendo?

¿Teorías?

Aquí sucederán muchas cositas

Nos leemos.

>>Yiemir

El Desastre de JodieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora