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Jodie:

—Malas noticias...—Me avisa Edward al día siguiente  .—No vendrás a arreglar los fusibles hasta mañana.

—¿Estaremos una noche más sin luz?

—Puedo intentar repararlo, pero no quiero echarlo a perder.

Suspiro. —Solo ... déjalo así.

Salgo de mi habitación y el perro me sigue.

—Hey, Jodie.

Me vuelvo hacia él, niega con la cabeza.

—Lo siento.

—Si, como sea.

—¡No vayas tan lejos!

—¡Solo estaré afuera!



(***)



—¿Milo?

Arrojo la pelota que se esconde en la nieve y el perro corre hacia el lugar.

—¿Oreo? ¿Marley?

Comienza a escarbar en la nieve y todo me cae en el cuerpo.

—Basta. —Me protejo con ambas manos. —Dije basta. —Alzo la voz y él se voltea a verme con la pelota en la boca.

Me lo entrega y antes de lanzarlo lo señalo.

—Nada de escarbar..

Me ladra.

Vuelvo a tirarlo y me lo trae, levanto la mirada al cielo, ha empezado a oscurecer, me giro hacia la cabaña que dejamos atrás y sin darme cuenta nos hemos alejado mucho.

—De acuerdo, ven. —Le digo. —Hora de volver.

Regresamos y me quito los guantes cuando entro a la cabaña, los sacudo dejándolos sobre un mueble que encuentro en el camino, Edward ya ha colocado varias velas para esta noche.

"Suelen parecerme románticas"

¿Por qué dije eso?

Respiro profundo y me dirijo a la cocina de donde viene el olor.

¿Estofado? Al menos no es pizza.

—Pretzel. —Pronuncio y al escucharme se vuelve hacia mí con el cucharon.

Observo al perro.

—Se llama Pretzel.

—¿Qué..

—Ya sabes, son del mismo color y hasta es igual de esponjoso.

La cara me arde.

—¿Comes pretzel?

Ruedo los ojos.

—Voy a mi habitaci...

—En realidad... si no tienes nada que hacer... —Abre el cajón y me muestra un cucharon.

Alzo las cejas y el insiste moviendo el mentón.



(***)



—Vas bien.

La voz de Edward me sobresalta al aparecerse por detrás, sonríe y me sujeta la mano, el tacto me hace tragar y trato de no pensar en la otra noche.

El Desastre de JodieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora