ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ᴄᴜᴀʀᴛᴏ: ғᴜsʜɪɢᴜʀᴏ ᴛᴏᴊɪ ᴘᴀʀᴛᴇ ᴅᴏs

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Cuando la televisión mostraba la ferviente carrera de caballos, los presentes en aquella sala, notaron la cuestión más importante a hacerse en una apuesta:

—¿Qué es lo que está en juego? —preguntó Geto, dandole al clavo de la incognita.

—Mm..., Por lo pronto que no sea dinero —contestó el más alto del lugar, Gojo, tocando lividamente su barbilla.

—¡Tch! —Soltó despectivamente el musculoso hombre.

La hija, acostumbrada a la actitud de su padre, rió con su respectiva y única felicidad; por su parte, Megumi pudo dar por hecho que en este mundo, su profesor también era rico y que por tanto no le veía el atractivo al dinero.

—¿Están de acuerdo? —El mayor cuestionó, aún sin darse por vencido con el hecho de apostar efectivo.

—A mi me da igual —dijo su hijo, tan despectivo como era de esperarse.

—No lo sé, me apunto a la opinión popular —dijo su hija.

Las palmas de Toji ocuparon todo su rostro, encargadas de no hacer oír las maldiciones que decía, y hacerlo ver miserable.

Unas risas muy audibles se oyeron, claras y precisas.

—Vamos vamos, viejo, no te deprimas. —Aquel "viejo" aguantaba las ganas de patear al "mocoso"— Hagamos esto: —Levantó su índice, y a continuación explicó su idea— Démosle a cada uno lo que pida. —Sonrió mostrando sus perlas y sintiéndose superior por su "gran idea"— Si el viejo quiere dinero, eso le daremos; si Megumi quiere que lo acompañemos, así lo haremos: ¿qué tal? —concluyó juntando sus labios y mandando un besito al último mencionado.

—Como sea. —Toji, quien en un inicio casi se levanta y agarra a golpes al oportuno profesor, al final se mantuvo en su sofá encontrando la calma; y aunque no lo demostrase, estaba complacido por la propuesta.

—¡No quiero! —Viendo como el rumbo de la conversación iba en picada (según su criterio), protestó. Claro que no quería estar acompañado de Gojo, ni de Toji.

—Sí, sí. Veamos la carrera.

Se quedó con las palabras en la boca, y aunque Tsumiki sonriera para aliviarlo, no estaba para nada de acuerdo.

Y entonces, lo poco que quedaba de la carrera, fue mostrado por la pantalla.

—¡Vamos, Glonty, vamos! —Satoru, tan emocionado como se esperaba, tenía las manos a la altura de sus nombres y repetía constantemente el nombre del caballo.

—No va a poder contra Benry... —Y tuvo razón; de pronto el portador del número siete, se adelantó de entre todos ellos, tomando una gran distancia como ventaja.

Sin embargo, tras un hermoso derrape, donde tierra y otro recurso salieron volando, por quien había apostado, Fushi, salió de un increíble atrasamiento, arrebasando a todos y acercándose velozmente a Benrry.

El número tres parecía superarlo, lo iba a lograr... A centímetros estaba; cuando en los últimos metros, su jinete curvo la espalda y lo logró. En el último instante, las cámaras lograron grabar como Fushi se le adelantaba mínimamente a Benry.

—¡Maldición! —Gruñó Toji, sumando esa derrota a todas las perdidas que ha tenido al apostar: ahora contaba con más de 400, y ninguna victoria.

—Fiu... —En un silencioso susurro, Fushiguro agradeció haber ganado; casi veía la derrota en sus ojos.

—¿Cómo pudiste decepcionarme así, Glonty? —Se lamentaba Gojo, aún a pesar de que por quien apostó había quedado en cuarto lugar, justo detrás de Tsumiki pero delante de Suguru.

ɪꜱᴇᴋᴀɪ | ɪᴛᴀꜰᴜꜱʜɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora