Ante el obvio paso del tiempo, y la certeza de que aún se encontraba en aquel sitio, Megumi fue completo espectador de las tontas (así las llamaba) elocuencias de su profesor, pues, desde el día anterior había dado una declaración que le parecía de lo más acertada, pero que dicho por este, perdía toda clase de respeto: "dejaremos de usar el coche", fue lo que dijo; pero fueron tantos sus aires al decirlo, que a Fushiguro le asqueaba.
Su hogar era próximo a unas cuantas cuadras, así que desde un inicio le pareció exagerado utilizarlo. No obstante, contradecir a aquel hombre conllevaba a algo más pesado que un simple roce de opiniones.
Y mientras recorrían las apropiadas cuadras, ambos, hablaban de la trivialidad diaria que vivían.
—Mañana darán los resultados, ¿no estás emocionado? —Gojo, alzando de sus manos mientras rompía la corriente de aire, extenuaba el constante tema del que parecía obsesionado.
—Pronto serán los exámenes de mitad de curso, ¿no estás emocionado? —Ante su molesta pregunta, Megumi no se quedó atrás, dándole en donde más le dolía a aquel hombre.
Jugó con sus mismas palabras, haciéndole conocer que el subgénero le era un tema demasiado vago para él. Que estaba sobrevalorado.
—Aburrido... No eres nada interesante —Formó de un absurdo puchero, acomodando la extremidad de sus lentes. A continuación, volteó sus pupilas, mirándole detenidamente toda su persona— Para que lo sepas, yo soy un alfa, y no cualquier alfa, sino uno dominante.
Le miró como si mirase a un bicho; con esa dura mirada suya. ¿Por qué creía que le importada? Pensó, sin descolocar su mueca, en una clara muestra de desinterés.
—¿Y? ¿Qué tiene de especial? —Nótese el sarcasmo y sátira con la que hizo mención de la incógnita.
—¿No pones atención a tus clases de biología?
Respingó. ¿Cómo sabía de ello? ¿Acaso sabe sobre mí...? Nerviosamente tragó hondo y comenzó su pecho a llevar un ritmo más acelerado: estaba alterado.
Paranoico era la palabra.—No debes de hacer eso, Megumi, ¿quieres recibir un regaño? —Su índice se movía de izquierda a derecha, y mientras sus labios parecían los de un pescado, se burló con astucia.
Suspiró. Sus especulaciones de tensión y ansiedad estaban incorrectas.
—¿Entonces...? —Recuperando un poco del color de su tez, mantuvo el tema de conversación.
—El alfa está por encima de todos en la gran jerarquía, impone y es sobresaliente. —Mostró sus impecables perlas blancas— Y de entre los mejores, existen los que destacan aún más: los alfas dominantes. Somos líderes por naturaleza, más fuertes, más impacables... Entre los mismos alfas.
Sus granates ocelos se llenaron de ese respectivo negro ocular, irradiando aún más que lo verde de sus ojos. La sorpresa era clara, y más que obvia. Su quijada abierta con extensidad, sumándole el claro movimiento de sus cejas (no era un tic), junto con sus manos alzadas, eran la prueba perfecta de ello, de su gran asombro.
Tal parecía que su profesor era un ser increíble, entre los seres increíbles. Aunque esa aclaración no le era una sorpresa; pues le pareció obvio, considerando que en su mundo, es el equilibrio de este.
Dejó de lado su admiración, cerrando sus párpados y volviendolos a abrir cuando tenía su resolución lista.
—No eres de los que se deja llevar por esas tonterías.
No tenía idea alguna de qué responder cuando le dijo que era un alfa, ni siquiera sabía lo que era. Podría decirse que por el momento, tenía un término aclarado; desconocía cuántos serían, sin embargo, seamos sinceros, no le interesaba.
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ɪꜱᴇᴋᴀɪ | ɪᴛᴀꜰᴜꜱʜɪ
Roman d'amourTras reaparecer en un mundo completamente desconocido para él, Fushiguro Megumi enfrenta las consecuencias de haber muerto, confrontándose así a los nuevos acontecimientos de su actual mundo: ¿Kugisaki con vida? ¿Panda sin haber existido? ¿Toji haci...