Capítulo 9 (parte 1)

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Nilsa se encontraba en el umbral de la puerta aún. La sala que tenía delante era lo que siempre se había imaginado como una sala de guerra. Una gran mesa central, con pantallas en cada posición en la que se encontraba un asiento, pantallas más grandes en una pared que emitían diferentes imágenes en movimiento, y gente en ropas parecidas a uniformes hablando con tono alto.

Frente a una de las pantallas se encontraba una mujer alta de espaldas, con las manos entrecruzadas a la altura de los riñones. Destacaba por las trenzas, abundantes y delgadas, que colgaban hasta casi el punto donde mantenía unidas las manos. Frente a ella la imagen que se estaba reproduciendo en varias pantallas impactó a la joven que acababa de entrar a la sala.

Era el ser, animal o no, que la había atacado ese mismo día. Desde el punto de vista del camarógrafo se podía observar como la bestia combatía con varios hombres armados con fusiles. A algunos de ellos los aplastaba con sus poderosas extremidades, a otros los embestía y laceraba con los colmillos de su hocico aplastado. El propio autor de la grabación le disparaba con su arma y le causaba heridas que el ser resistía pese a sangrar bastante, pero finalmente una explosión lo derribaba y una red lo inmovilizaba en el suelo, para que el resto de los hombres mantuvieran el fuego hasta que la bestia caía abatida, no sin ganarse un buen número de bajas de los humanos.

—Desde luego le echas ganas, de eso no hay duda. La capitana Araignée valora mucho esa cualidad. — dijo la mujer mientras se giraba hacia Nilsa.

Su piel era oscura, casi como una noche cerrada, sus labios eran anchos y se mantenían rectos sin llegar a hacer una mueca que expresase si aquel comentario era un halago o un insulto y sus ojos eran claros, grises como un nubarrón que aún no se ha cargado lo suficiente de lluvia para formar una tormenta.

La mujer siguió hablando mientras se acercaba a Nilsa que analizaba su forma de mantener el peso equilibrado entre ambos pies, que movía con precisión milimétrica, uno tras otro y colocándolos siempre justo al frente y misma distancia de su posición anterior, como acompañaba el movimiento con sus hombros y brazos, incluso sin forzar ese movimiento. Nilsa sintió como si estuviese siendo acechada de nuevo por el felino del bosque.

—Eres joven, pero no te preocupes, yo no debo ser mucho mayor que tú. Me llamo Tamayka, aunque, seguro que oyes a más de una persona llamarme Tamika por error, o Gran General. Soy como la jefa de esta gente. — continuó la mujer al llegar frente a la joven recién llegada, extendiendo su mano como saludo.

Nilsa se quedó un instante mirando a su mano, aún no terminaba de procesar qué sensación le transmitía la mujer. Sus palabras parecían cómplices pero su tono era completamente neutro. Entonces decidió corresponder su saludo.

—Nilsa...— respondió la joven mientras se apretaban las manos, justo antes tener un ataque de tos.

La garganta volvía a dolerle como en la montaña. Miró su brazo izquierdo con el cual se había tapado la boca para no salpicar a Tamayka, esperando encontrar sangre como antes. Por suerte no había ninguna mancha.

— Tranquila, bebe algo. — le tranquilizó la mujer de tez oscura.

— Gracias, no hace falta. — volvió a hablar Nilsa tras aclararse la voz. — La otra mujer, Arai, me ha dicho que tú puedes darme las explicaciones que merezco.

Tamayka dejó entrever levemente su sorpresa parpadeando y apretando los labios en una línea. Nilsa había recuperado su confianza habitual y no se iba a amedrentar ante la mujer.

— Supongo que si alguien puede darte respuestas soy yo, es lo que me toca como jefa. Pero vas a tener que ser un poco más concreta. — dijo al tiempo que retiraba la mano, visiblemente ofendida por no haber sido correspondida— Ven, hay una mesa donde podemos sentarnos a hablar mejor.

Tamayka guio a Nilsa hasta una mesa semicircular de cristal, frente a una gran pantalla, e hizo un gesto sobre una de las sillas para que la joven se sentase.

— Dime, ¿Cuáles son esas respuestas que quieres? Vas a tener que empezar las preguntas por algún sitio. — dijo la mujer morena, cruzándose de brazos frente a la gran pantalla.

— Aquella bestia, ¿Qué se supone que era? Arai dijo que era "uno de los grandes" así que debe haber de más. — preguntó Nilsa.

— ¿En serio? ¿Estás en una base secreta militarizada con recursos mucho mayores a los tuyos y empiezas por el cerdo grande? — el temple de la mujer por fin se rompió y permitió a Nilsa ver su verdadero carácter saliendo a la luz. Tamyka rodó los ojos antes de coger aire y continuar — Son animales mutados. A veces por una exposición muy directa a restos de Elixir durante generaciones, otras por eugenesia y modificación directa de su genética. Dependiendo de sus características los clasificamos en un rango de peligro y una clase. Los más comunes son de rango normal y clase animal; Coyotes grandes, ardillas con pulgares oponibles, pumas con puas en su pelo. Mutaciones que se dan por azar y dan lugar a variedades diferentes de animales y en algunos casos plantas.

Mientras hablaba Tamayka tocaba una pantalla y las imágenes de diferentes animales con malformaciones y otras peculiaridades aparecían en la proyección digital a su espalda.

— El que tú viste es el punto opuesto de la escala. Un clase bestia, de rango amenaza. —continuó explicando— No es lo peor que hayamos visto, pero está en la clasificación superior. Su genoma debe haber sido creado por el ser humano buscando características concretas, como la forma definitiva de ser transgénico. Lo mejorcito de la huerta vamos.

Las imágenes del ataque a la bestia se comenzaron a reproducir de fondo. Cuando el video acabó se mostraron varias imágenes del ser en detalle. La oreja arrancada por los disparos de Nilsa, el hocico chato ensangrentado por las lesiones en los pulmones, los colmillos del tamaño de un cuchillo de caza... El ser era definitivamente aterrador y Nilsa había sobrevivido a un encuentro gracias a la intervención de un equipo armado de una asociación de la que aun no sabia si era de fiar; Y le estaban contando que fuera había más.

Un picor apareció en lo profundo de la mente de Nilsa. Por un lado, la emoción de lo desconocido, por otro un pavor infinito ante descubrir que el mundo era un lugar tantas veces más peligroso de lo que nunca había creído posible. Se armó de valor para continuar preguntando.

— Si esa cosa fue hecha a propósito, ¿Quién la hizo?

— Confidencial. — sentenció Tamayka sin dar tiempo a la duda.

Nilsa giró levemente la cabeza y levantó un de sus cejas, clavando los ojos en el rostro de la otra mujer.

— ¿No esperabas que vayamos a darte esa información a cabio de nada no? Esto ya es un favor, no te hagas la idea equivocada. — replicó la líder revolucionaria.

La tensión ahora podía notarse. Nilsa había molestado a la mujer con su gesto durante el saludo y debía recuperar su favor.

— Bien. — Nilsa encajó el golpe rápidamente y continuó preguntando. No debía mostrar debilidad. — Las instalaciones donde me encontrasteis. ¿Quién os habló de ellas?

— Seguimos una pista de un informante habitual. No sabíamos que íbamos a encontrar, solo que allí podría haber información útil de algún tipo.

— ¿Qué informante?

— Clasificado.

— ¿Para qué necesitabais la información?

— Para adelantarnos a nuestros enemigos.

Las preguntas y las respuestas eran claras y no había intención de detenerse más de lo necesario. Ambas mujeres sabían que no tenía sentido detenerse a buscar razonamientos complejos. Tamayka sabía hasta donde leer y Nilsa aceptaría mientras le siguiesen aportando respuestas.

— ¿Qué enemigos tiene esta organización?

Tamayka soltó una pequeña carcajada. La respuesta era obvia, pero Nilsa necesitaba verificar si Tamayka le estaba diciendo la verdad y si respondería igual que Arai.

— Gobiernos en las sombras y otras organizaciones delictivas. Algunas por poder y control, otras por asuntos mucho más oscuros. Nosotros intentamos adelantarnos a sus movimientos para liberar a la población de Pandora y otras Ciudades-estado de su influencia.

Nilsa sonrió para su interior. La respuesta era ligeramente diferente, así que no era aprendida, pero el mensaje era el mismo. Tamayka decía la verdad, o al menos estaba convencida de ello.

[Nilsa #1.] Ciudad de PandoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora