Nirvana se escabullía entre la multitud, entremezclándose en la marabunta con facilidad, pese a su estatura y la altura adicional que le proporcionaban las botas militares que calzaba y cada tanto buscaba a Nilsa de reojo, la cual la seguía de cerca, aun que no sin algo de dificultad.
Serpentearon por las calles, unas más abarrotadas y otras de peor pinta, como si la estuviesen poniendo a prueba y finalmente llegaron a un callejón donde Nirva esperó a Nilsa de brazos cruzados con una sonrisa traviesa en su rostro.
Nilsa no tardó en alcanzarla. Analizó su expresión a la espera de que hablase, explicando a dónde la había traído o si era una prueba para trabajar juntas. Pese a la anterior insinuación de la mujer, Nilsa se fijó en que no debía ser mucho más de dos años mayor que ella. Allí de pie, en las sobras del callejón, la ropa oscura y ceñida al cuerpo mediante correas, confundía los límites ligeramente ondulados del cuerpo de la rebelde, mezclándola con la oscuridad y proyectando un aura depredadora, como un felino agazapado. Sin embargo, Nirva no parecía en tensión, su postura era relajada y confiada, pero algo en lo más profundo de Nilsa, sabía que de así quererlo podía acortar distancias, lista para el combate, antes de que pudiera defenderse; Tal como había demostrado en El Desguace.
—Veo que te sabes mover bien— dijo Nirva entornando sus ojos oscuros, con una entonación que hizo que los vellos de la nuca de Nilsa se crispasen.
—Conozco la ciudad, solo eso— respondió la joven con un movimiento de hombros, quitando hierro al asunto y evitando mencionar el par de veces en las que casi pierde a su guía entre el gentío.
Su interlocutora rodó los ojos en blanco, indicando un exagerado hastío.
—En ese caso no te será muy difícil encontrar el resto de los puntos de contacto— dijo, señalando con la cabeza hacia una puerta gris y sucia del callejón.
El marco de la puerta parecía normal, hasta que Nilsa vio las tres estrellas en el travesaño. Al acercarse se pudo fijar en que la manivela tenía una luna inscrita. Una luna y tres estrellas, como la carta.
—¿Siempre es así? — preguntó Nilsa, girándose hacia la otra mujer.
—No, cada puerta tiene su señal. De eso se encargarán de indicarte a cuál ir, tendrás que aprenderte unos cuantos. — respondió sacando otro papel plástico con un mapa de Pandora dibujado. — Si tu necesitas algo ve al que prefieras, con cuidado de que no te sigan, claro.
Los símbolos de cada uno de los cinco puntos que marcaban tenían una serie de elementos en común. Cada uno tenía un numero de estrellas y una fase lunar. Así el número uno era una luna llena con una sola estrella, el dos era una luna nueva, el tres una luna creciente que ya conocía de la carta, el cuatro una luna menguante y el cinco, dos círculos concéntricos, un eclipse, con las cinco estrellas formando un pentagrama.
—Si es algo importante, ve aquí— continuó Nirva, señalando el eclipse de cinco estrellas— No, no es el cuartel central como estas pensando, pero allí hay bastantes recursos para sacarte de un lio.
Nilsa se mordió el labio por haber pensado exactamente lo que la mujer había predicho. Volvió la mirada hacia la puerta del punto de contacto, pensando si debía entrar, pero esperó confirmación por parte de su nueva compañera. Sin embargo, la mujer no dijo nada durante unos segundos y la joven, que no era conocida por su tolerancia a los largos silencios, se impacientó.
Al darse la vuelta a penas pudo distinguir a Nirva de las sombras que las rodeaban.
—Veamos si eres capaz de encontrarme en el siguiente punto, entonces continuaré "informándote de las actividades de la semana" — oyó la voz con algo de eco residual.
Luego, simplemente silencio. Un largo y monótono silencio, acolchado por el sonido de la sociedad unas calles mas allá de su localización.
La mujer que quedaba allí, sola en el callejón, hizo un mohín con el rostro, frustrada frente a la actitud de la que había desaparecido. Luego se giró hacia la puerta y pensó si debería abrirla. Finalmente lo descartó. Quien hubiese allí podría no estar informado de su llegada y Nirva ya había dejado caer que aún no tenía todos los derechos de uso de las instalaciones. Si necesitas algo, recordó palabra por palabra. Ahora mismo lo único que necesitaba era saciar la curiosidad, pero aquello no daría una buena impresión.
Finalmente decidió retirarse y seguir con su rutina hasta recibir la siguiente invitación.
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[Nilsa #1.] Ciudad de Pandora
Science FictionEn un mundo post-apocalíptico, Nilsa es una joven buscadora de palabras, obsesionada con descubrir los secretos del pasado que llevaron a la caída de la civilización. En su camino, su destino se cruzará con el de Zavriil, un poderoso joven de una ci...