Capítulo 6 (Parte 1)

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De nuevo en lo alto de una de las agujas de la ciudad cúpula, Zavriil tenía una audiencia con su nuevo patrocinador. Una vez más en la boca del lobo, cuanto más alto subía en la ciudad más le pesaba el mundo sobre los hombros. Aquella entrevista significaba que sus éxitos comenzaban a honrar la memoria de sus padres, pero también significaba que los riesgos aumentaban y dependía de más personas fuera de su círculo familiar, algo de lo que hacía mucho que renegaba.

—Agradezco que me llame para una audiencia, Lady Asmodei, espero que haya reconsiderado la ampliación de fondos para investigación, después de los recientes descubrimientos.

La mujer esta recostada en el diván de su despacho personal. Llevaba un vestido blanco, con sus usuales transparencias, con un velo que le cubría la cabeza y bajaba por sus mangas hasta más allá de la punta de sus dedos, y un pantalón blanco que cubría sus muslos hasta la rodilla, ocultando la piel allí donde el vestido estaba cortado en los costados.

—Llámame Háthor por favor, no hace falta que uses tantas formalidades ahora que somos socios Zavriil. Además de que tenemos la misma edad. —los ojos claros de la mujer resplandecían entre la piel morena y el maquillaje ocre mientras entrecerraba los parpados de manera cautivadora. En las agujas esa clase de gestos no eran una casualidad, estaban medidos y pensados para causar efectos inconscientes en los demás. Zavriil evitó mirarla directamente para no ser influenciado por ella— ¿Sabes? Recuerdo una época en la cual nos llevábamos bien y todo. Amistad de verdad, no la que tenemos de cara al público ahora.

Zavriil también lo recordaba, no es que como si lo hubiera olvidado, pero también recordaba una época donde sus padres estaban vivos y la familia Asmodei tenía una competencia justa con ellos en los estrados. Su relación no había sido mala, solo existía una rivalidad ideológica dentro del círculo de pensamiento político de la ciudad. Fuera hasta podrían haberse llamado amigos. Y sin embargo, se mantuvieron callados cuando murieron. Zav no se lo había perdonado. Aún con el cambio de liderato al llegar Hátor a la mayoría de edad, no había podido cerrar esa herida.

Mientras los recuerdos lo acosaban, Zavriil apretó los labios y mantuvo silencio ante la tentativa de la mujer por acatar al pasado y los traumas personales del hombre.

—En ese caso supongo que seguiremos usando los formalismos. — respondió ella al silencio, estrechando aun más el espacio entre los párpados — Realmente no había accedido a la audiencia por tu solicitud, en cualquier caso, estoy preocupada por ella. Tu gestión de los recursos ha sido ineficiente y ahora soy yo la que tiene que encargarse de un montón de problemas. Encima quieres que siga destinando fondos a la causa de esos problemas. — la mujer suspiró y hablo con una voz más estridente mientras se pasaba la mano de manera nerviosa por el velo que cubría su pelo— Si he accedido era porque esperaba una cooperación más "personal". Creía que sería una buena manera de enterrar el hacha y que te permitiría avanzar para llevar a buen puerto el potencial que tienes.

Recompuesta del silencio por parte del joven, la mujer se irguió para sentarse de una manera más profesional y sacó una carpeta de debajo de un cojín que había en el diván. Al abrirla, graficas de barras, espectrometrías de elementos químicos concretos y análisis económicos en diagramas circulares, convivían entre el infinito texto escrito en los documentos de su interior. Háthor pasaba las hojas con el rostro serio y ojo crítico por lo que estaba leyendo. Zavriil permaneció de pie en el sitio esperando a que la mujer se pronunciase.

—Siendo sincera contigo, no sé cómo voy a justificar todo esto. Espero que al menos te hayas apuntado la victoria moral porque seguir discutiendo no nos llevará a ningún lado. La excavación no ha reportado nada que nos interese lo suficiente para mantenerla mucho más tiempo en marcha. Lo más lógico sería ceder el terreno a Prom y que se encarguen desde aquí, pagando una cuota interesante a nuestro gobierno, y que a cambio mantenga la cesión de tecnología al departamento de Defensa y al de I+D. Si sigues tan interesado en participar en ella, puedo ofrecerte un puesto en uno de ellos para que sigas de cerca la gestión, pero tendrás que perder cualquier voz de autoridad en la dirección en el proyecto. — la mujer levantó la vista hacia Zavriil y sentenció — ¿Estas conforme?

La mujer mantuvo la mirada directa al joven, aguantando un poco la respiración en su labor por aparentar ser más estricta frente a él. Esperaba que las malas noticias afectasen al joven y lo sacase del proyecto que había sido el motivo de su vida los últimos años y él había perdido bastante por el camino para apartarse con tanta facilidad.

Zavriil cerró los puños y apretó hasta que las uñas rasgaron su propia piel. No podía permitirse el momento de debilidad frente a la mujer y no podía abandonar el trabajo de años. Su respuesta debía ser rotunda pero no podía precipitarse. Las primeras gotas de sangre fluían ya por sus dedos.

—Sin embargo, te vuelvo a tender la mano Zavriil— la mujer volvió a hablar y el joven la miró a los ojos, esta vez de verdad, y vio que había un interés sincero— Aún te doy la posibilidad de reconciliarnos, tomar la decisión menos racional y caer juntos. Si te pones a mi servicio como mi mano derecha continuará la excavación bajo tu dirección y yo me ocuparé de mantener el interés de la cámara para que no caiga cuando ninguno esté en el puesto de poder. Si caemos lo hacemos juntos, pero tu habrás luchado todo lo posible y yo habré recuperado un viejo amigo.

Zav aflojó la tensión de sus manos y fue consciente por primera vez de las gotas carmesí que caían de sus manos con ritmo regular. Respiró hondo, valorando que iba a contestar, y habló con resolución.

—Agradezco realmente la propuesta, Háthor— el nombre se sentía raro en su lengua, fácil de decir, movido por memoria muscular, y al mismo tiempo extraño por el tiempo que no lo usaba— pero yo también soy parte de la cámara y tengo responsabilidades para con la ciudad. Si tu criterio es que no debemos gastar más recursos en la excavación no dejaré que una ambición personal me ciegue. Sólo pido estar informado de los avances que haga la ciudad de Prom y un puesto para mi hermano en la investigación, aseguro que no hay nadie más cualificado para ello. Si necesitas mi cooperación acudiré cuando haga falta, pero no puedo permitir que mi posición quede subordinada a la tuya como miembros de la cámara, espero que sea comprensible.

Hablaba desde la sinceridad. La mujer volvió a relajar su postura, se recostó de nuevo y, aunque muy levemente, sonrió.

—Concedido. Te informaré de los términos cuando se establezcan con la ciudad de Prom.

Zavriil asintió y se despidió de manera formal antes de girar hacia la puerta y dejar a la mujer a solas en su despacho de cristal y mármol, tumbada en el diván con una sonrisa autocomplaciente en el rostro. Siempre tan vanidosa, pensó, pero al menos es una emoción sincera. En su trayecto algunas gotas rojas cayeron al suelo, brillando como rubies en el pasillo impoluto de la aguja. Lágrimas que Zavriil no derramó pero que llevaba en su corazón mientras regresaba a casa. El peso sin embargo había desaparecido en gran parte. La lucha por el legado había acabado después de años planeando, corrigiendo, cambiando y actuando y el universo le recordaba que la vida seguía más allá, a través de vínculos con personas, en ocasiones con las menos esperadas.

Pensó en qué se había perdido por su plan. Quizás era el momento de empezar a sentir y los golpes pulsantes de su pecho al recordar la mirada de la mujer al hacerle la propuesta, el cosquilleo de la vibración en la lengua a pronunciar su nombre, le recordaron exactamente que había apartado por tanto tiempo.

[Nilsa #1.] Ciudad de PandoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora