La corrupción se presenta en una y mil formas, pero no habría peor cosa que hacer lo más mínimamente malo y después ni siquiera reconocerlo. Ese es y seguirá siendo el caso de muchos en Honduras y el mundo, y lo que marca el inicio en la carrera de un ladrón profesional. Pero de vez en cuando habrá hombres que surgirán de la alcantarilla y se quitarán la mugre que tal acto conlleva.
Cuando todos salieron de la mansión secreta de Felicio Cálix, siempre siguiendo aquel mismo trayecto de regreso en helicóptero, se dispusieron descansar. Todos menos Ferrera, quien ya llevaba dos noches sin dormir. Sus ojeras eran feas y tambaleaba por momentos debido al sueño. Asimismo, Raúl tenía dificultad, pero con un poco de esfuerzo, acababa descansando.
Esa madrugada, sin embargo, las cosas fueron diferentes, pues eran ya las dos y Enzo seguía despierto, caminando por el recinto de las garzas. Ferrera miraba por la ventana de su oficina. Observaba al joven huérfano y sin máscara andar por la calle con su capote y el uniforme de su difunto padre, quien con honestidad y sacrificio lo dio todo por un pueblo desesperado. Miró cómo un hijo sufría por la avaricia y el anhelo de poder. Las lágrimas que brotaban de los ojos de tantas personas, todo mientras cerdos como él dejaban de lado sus vidas y sus almas por el afán de tener más.
La luna iluminaba las piedras y los árboles. El viento hacía volar el capote de La Garza Negra, cuyas lágrimas caían con la llovizna. Y Ferrera veía, pues, a su alrededor, todo lo que ocurría por la valentía de un solo hombre, todo lo que una sola iniciativa era capaz de hacer en un país supuestamente irreparable. ¿Qué tal si gente como Manfredo fuera más común? ¿Qué tal si la ley fuese quebrantada por una revuelta que exija la paz?
La ciudad permanecía oscura, sucia. Sin barrenderos que la limpiaran, todas las calles se llenaban de papeles, bolsas de basura y lodo. Las casas no emitían luz, ni los apartamentos en las torres del centro financiero de la ciudad. ¿Cómo podía acabar así un país entero? Internacionalmente se seguía hablando de lo que pasaba Honduras, y se intentaba ayudar, pero el régimen no permitió la entrada de las fuerzas de paz. Nadie quería controlar la situación; todos velaban por lo suyo. Siempre han velado por lo suyo. Los políticos quieren ganar, los empresarios quieren dominar el mercado, la policía quería hacer su trabajo nato, Moncada quería ser alabado, y Lithuan... Lithuan no parecía tener motivo tras sus acciones, o no que la gente supiera. ¡Vaya misterio el de los gobernantes! ¿Qué es lo que buscan con sus acciones?
Entre tantos pensamientos, Ferrera salió del edificio. Raúl lo vio y lo siguió en silencio. Se estaba subiendo a su camioneta, arrancando de inmediato. La Garza corrió para alcanzarla, subiéndose a los techos. No parecía ir lejos. Anduvo por varias calles, llegando hasta el Estadio Nacional y luego se fue en contravía hasta las faldas del Cerro Juana Laínez. La bandera nacional ondeaba lentamente entre el silencio. Puesto que el portón hacia el parque estaba cerrado, el General bajó de su vehículo y procedió a ir caminando. Raúl lo siguió de lejos.
Sin seguridad que vigilara, solo había casas oscuras a orillas de la calle. Los indigentes dormían sobre el césped y los pobres descansaban dentro de sus casas de láminas. La subida, espiral y lenta, seguía siendo una fuente de pensamientos para el General, quien como nunca antes se sintió cerca de la gente.
Al llegar a la cima, al parque, procedió a caminar hacia el monumento a la paz, donde ondeaba la bandera. Ocho columnas levantan dos círculos entre los cuales pasa el pabellón. Rodeado de escaleras, el monumento parece más un santuario que una simple obra simbólica. Raúl, sin saber dónde esconderse, procedió a escalarlo rápidamente valiéndose del pedestal. En un instante se encontró sobre él, con vista de 360 grados a toda la ciudad. Ferrera se podía ver caminando con la cabeza agachada, subiendo hacia ese punto.
![](https://img.wattpad.com/cover/346718231-288-k349038.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La Garza Negra
AcţiuneCuando la policía se rebeló en contra del gobierno... Este drama policial relata la vida de Raúl Mejía, hijo del Comisionado de Policía y director de Fuerzas Especiales, Manfredo Mejía, quien lleva a sus hombres a una huelga contra las imposiciones...