26. [Conociendo a mi suegro]

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26. [Conociendo a mi suegro]

Adeline:

No recuerdo exactamente el momento en el que llegué a la habitación, abrí mis ojos y sentí un mareo muy fuerte al levantarme apresurada.

No conocía las paredes de la instalación en donde estaba y en tan solo segundos recordé que me encontraba en la casa de mi suegro.

« Tenía que hacer mi mejor actuación para impresionarlo »

Aún llevaba la ropa que me puse durante el viaje, así que entré a la ducha y me di un baño.

No mojé mi cabello, tan solo lo cepillé y corrí a la cama para vestirme, allí se encontraba mi maleta. Tomé una pijama de seda larga, era un estilo bata con un abrigo más grande.

También saqué unas pantuflas de esta y bajé ya que me encontraba mejor y mi estómago rogaba por algo de comida.

— Adeline — Saludó el señor Teodoro cuando me vió bajando las escaleras, la casa era muy grande y lujosa, tan solo podía ver el brillo de los cristales para darme cuenta de que la limpiaban seguido. — Que bueno que despertaste, te estábamos esperando para cenar.

— ¿Qué hora es? — Pregunté.

— Son las diez, dormiste dos horas y aunque no estoy acostumbrado a cenar tan tarde, el día de hoy haré una excepción por ti.

— Cariño ahí estás, baja para que podamos cenar — Hernán también llegó a la sala, me saludó con un beso cuando llegué al final de la escalera y tomó mi mano para llevarme al comedor.

« Sentía tanto asco por él »

« Odiaba que fuera tan cínico »

— ¿Comes cualquier corte de carne? He pedido que nos preparen un T-bone con verduras asadas. — Asentí agradecida, tenía tanta hambre que no pensaba poner excusas al comer.

« Solo quería recuperar un poco de energía »

— Morelia puedes traernos el plato de entrada porfavor — Una señora de cabello blanco estaba en el comedor terminando de servir el vino, Teodoro pidió que nos trajeran el primer platillo de la noche y esta asintió para después retirarse a la cocina.

« La casa era enorme »

« No podía deducir donde quedaba la cocina»

— Siéntate cariño — Hernán me ayudó con la silla para después sentarse él.

Sabía actuar muy bien pues con cada gesto de amor que hacía para mí, su padre sonreía complacido.

« Si tan solo supiera la verdad de nuestro contrato»

— Es un gran honor tener por fin a la esposa de mi hijo presente, lamento mucho no haber asistido a su boda, estaba indispuesto pero me alegra saber que no fue una mentira de mi hijo.

— Lo entendemos papá, gracias por recibirnos y te puedo asegurar que amo a mi mujer ¿Qué caso tendrá casarme con ella sin amor? — Dijo Hernán.

— Lo sé, no quiero que se repite el mismo error como con Fiorella, la madre de Atlas fue muy infeliz a tu lado Hernán... — La empleada nos trajo la cena en un carrito, colocó un plato hondo con sopa de papa que se veía delicioso.

« Tenía tanta hambre »

— Papá es un tema pasado, no quiero recordar...

— Y yo no quiero que se repita la tragedia de Fiorella, espero que te comportes a la altura de tu mujer. — Probé una cucharada de la sopa y asentí gustosa, su sabor era delicioso, todas las especies que tenía se mezclaban con el caldo que estaba cremoso.

Entre dos placeres © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora