3. [La propuesta de matrimonio]• Un día después •
Hernán:
Mi mañana era productiva, estaba acostumbrado a levantarme temprano, ejercitar un poco e irme al trabajo a las siete.
Hoy tenía un compromiso con la chica que conocí.
« Adeline Riggs »
Una joven hermosa de cabellos negros, ojos color verde claro y un cuerpo que quería hacer pecar a cualquiera.
Todavía no entendía por qué una chica como ella vivía en una granja y lo peor de todo, estaba tan llena de deudas.
Después de investigar un poco sobre ella, o quizá todo su vida desde que nació; me di cuenta de que tenía el apellido materno solamente, su padre no la había reconocido y por su actual vivienda, sabía que todo su vida creció junto a sus abuelos.
« Tal vez por eso era tan importante para ella que sus abuelos aceptaran su compromiso »
Aún no le había consultado nada a mi hijo,no sabía con exactitud si la chica iba a aceptar y cuando me llamó ayer para decirme que si, creí que estaba soñando.
No tenía otra mejor oportunidad que esta, la chica era hermosa y joven; una perfecta esposa para mí, cobraría la herencia de mi abuelo y Adeline tendría su dinero.
« Era un trato justo »
« A ambos nos beneficiaba »
Mi único hijo tenía veinticinco años, era estudiante de medicina, precisamente estaba en su último año para graduarse.
« Estaba orgulloso por eso »
Solo tenía un mal presentimiento de traer a Adeline a la casa a vivir con nosotros. Atlas no era paciente y sabía que tarde o temprano le haría imposible la vida a la chica, pero no tenía otra opción, ella era perfecta para ese papel.
No la veía como una esposa de verdad, siempre me llamaba la atención las mujeres de la calle, las chicas que estaban dispuestas a todo con tal de ganarse un dinero extra.
« Eso me enloquecía »
Adeline sabía que yo no buscaba una relación, solo un contrato para reclamar mi herencia.
— Atlas, hijo — Busqué a mi hijo en medio de la cocina, él pronto se iría a la universidad y yo ya casi estaba listo para irme al trabajo, ya había terminado mi rutina de ejercicios.
— Buenos días papá.
— Buenos días, necesitamos hablar — Dije cuando vi que este se servía un vaso de jugo.
— Creo que será en otro momento, no quiero llegar tarde.
— Atlas tengo que decirte algo importante.
— ¿Qué? ¿Qué te irás el fin de semana? Ya lo sé, te encanta estar en la calle, te encanta tomar y buscar mujeres.
— ¡No es eso! — Casi dejo hablando a mi hijo solo, me sentía con mucha furia; Atlas tenía razón con mi vida alocada, pero odiaba que siempre pensara que sabía todo — Me voy a casar — Dije sin más.
— ¡Jajaja! — Mi hijo fingió una risa — Cuéntame otra cosa que me haga reír.
— No es broma.
— Para mí lo es, odias el compromiso, odias estar atado a una mujer; lo dijiste cuando casi dejas a mamá, por eso ella se suicidó.
— Lo sé Atlas, pero este matrimonio va en enserio, necesito reclamar el testamento de tu abuelo.
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Entre dos placeres ©
Teen FictionAtlas Bradford es estudiante de medicina, su vida está llena de tranquilidad hasta que su padre se vuelve a casar, una extraña llega a su casa y él no la soporta. Pero ¿Qué hará cuando la chica demuestre su lado verdadero? ¿Seguirá existiendo el od...