21. [Sorpresas]

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21. [Sorpresas]

Adeline:

Abrí mis ojos y me di cuenta de donde estaba, aún seguía en una especie de trance.

Mi noche con Atlas acabó de la mejor manera, nuestros cuerpos estaban enredados el uno con el otro en su habitación y mientras sus manos sostenían mis senos para no dejarme ir, su miembro aún dormido presionaba mis nalgas.

« Quería despertar así todos los días »

Ya era tarde, pasaban las ocho de la mañana y tanto Atlas como yo; teníamos que ir a la universidad así que con pereza lo intenté levantar de la cama.

— Atlas... — Dije, me di la vuelta y choqué contra su musculoso pecho.

— Atlas se nos hizo muy tarde, tenemos que irnos...

— Ummm....— Respondió aún somnoliento.

— Atlas, no estoy bromeando... — Mis palabras fueron interrumpidas por su boca que me tomó, mis labios seguían hinchados por los besos recibidos de ayer pero aún así no podía resistirme a su boca, era algo que ya estaba en mis venas.

« Mi hijastro había calado muy dentro de mí »

— Buenos días nena — Dijo Atlas — ¿Cómo dormiste?

— Tomando en cuenta que ayer no me dejaste ir ni al baño — Hice una pausa y fingí pensar — Creo que bien.

— No te quejaste antes de mi abrazo del oso.

— No, pero también me sentía sobreprotegida.

— Lo sé, solo quiero que sientas lo que yo siento y hablando de eso, mi amigo ya despertó. — Miré hacia abajo sin ningún disimulo, estábamos frente a frente y pude ver cómo la cabeza rosada del miembro de Atlas se levantaba prominente, su miembro estaba marcado por muchas veces azules que lo hacían ver imponente, demandante de un lugar cálido para  cuidarlo.

Mi cuerpo reaccionó ante el estímulo de verlo desnudo y erecto, mis piernas temblaron de anticipación, la humedad crecía cada vez más entre mi centro y Atlas al no escuchar mi respuesta, tomó mi boca con posesividad y me besó, sus labios se apoderaron de los míos mientras buscaba mi entrada que ya estaba más que lista.

Unos minutos después dejó mi boca para lamer mis senos que ya estaban llenos de chupetones.

« Me había marcado »

Besó cada uno de ellos y mordió muchas veces mi pezón.

— Ahhhhh... — Gemí, no quería terminar de nuevo con él en la cama, pero era irresistible.

— Será rápido — Atlas se levantó de la cama y puso el seguro de su puerta, tomó un condón y sin demorar mucho entró en mí.

Ambos gemimos al sentir lo mismo que habíamos sentido ayer, nuestros cuerpos chocaban y la explosión de fuego al sentirlo tan dentro de mí no faltó.

Mis labios volvieron a los de él y mientras nuestros cuerpos bailaban una danza sexual, su boca succionaba mis gemidos involuntarios sabiendo que si nos escuchaban podía ser peor.

« Hernán podía llegar en cualquier momento »

Atlas aceleró el ritmo cuando supo que ya no se podía contener más, necesitábamos llegar a nuestro orgasmo, saborear la última gota de excitación de ambos, sabiendo que nuestros fluidos serían uno.

— Atlas...

— Dámelo Adeline, no esperes más — Sus palabras fueron el detonante de mi bomba, no necesité más y me vine tan fuerte que clavé mis uñas en su espalda disfrutando de todos los fuegos artificiales que veía.

Entre dos placeres © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora