28. [El gran día]

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28. [El gran día]

Adeline:

Mi regreso a Florida no fue del todo placentero, los días habían pasado y aún no había rastro de Atlas por ningún lado; pasaba mis noches sola después de ir a la universidad.

« No tenía su compañía »

Hernán me ignoraba, ya no aparecía en la casa a dormir, muchas veces me pregunté por qué los hombres Bradford se habían desatendido tanto de su hogar.

Yo me encargaba de limpiar, cocinar y lavar mi ropa.

« No tenía nada más que hacer »

No volví a conversar con el señor Teodoro, este me había prometido visitarme pronto, dijo que vendría a la graduación de Atlas y lo estaba esperando.

« De verdad necesitaba un abrazo sincero »

Mis sentimientos se encontraban en una balanza donde ganaba la tristeza y decepción; Hernán no me había invitado como su acompañante a la graduación de su hijo y por parte de Atlas no me hablaba.

Tan solo me observaba cuando llegaba a casa a altas horas de la noche; no intentaba ser amable conmigo y en ese momento me di cuenta de que me odiaba, me odiaba tanto que no soportaba hablarme.

« Quería regresar con mis abuelos »

« Odiaba sentirme tan vacía »

Terminé las clases de contabilidad en la mañana, tendría la tarde libre y sin ánimos de apresurarme a la casa; entré a la cafetería de la institución a comer.

« No quería almorzar en casa »

— Hola señorita — Alguien detrás de mí saludó, tomé mi pedido y caminé a una mesa a sentarme, mi compañero llegó a mi lado con una sonrisa amable.

— Hola Adrián ¿Cómo estás? — Respondí a su saludo, Adrián era mi compañero en las clases de contabilidad; no hablábamos mucho mientras se desarrollaban las lecciones, pero al menos siempre estaba dispuesto a ayudarme cuando no entendía algo.

«Agradecía eso »

— Yo estoy muy bien pero te veo apagada ¿Te sientes bien? — Asentí sin prestarle mucha atención a su amabilidad, tenía muchas ganas de llorar y no quería hacerlo delante de él.

« ¿Por qué dejaba que Atlas me afectara tanto?»

« Lo extrañaba de verdad»

— No es nada, tan solo estoy algo triste porque no he podido visitar a mi familia — Mentí.

— Lo sé, es difícil cuando vives al otro lado del mundo pero mira el lado positivo; pronto te graduarás con un técnico que te abrirá muchas puertas. — Dijo este, dejó su bolsa a mi lado y antes de levantarse para pedir algo de comer, habló: — Sé que es complicado pero eres una chica fuerte, nunca olvides que la valentía te lleva a muchos lugares, hay que pasar por momentos difíciles para alcanzar el éxito. — Asentí sonriendo, me sentía triste pero saber que alguien pasaba por lo mismo o tal vez pasaba por situaciones similares de sacrificio me hacía sentir en compañía.

« Al menos mi familia me apoyaba »

« Al menos contaba con mis abuelos »

Esperé a que Adrián regresara a la mesa con su almuerzo para empezar a comer, este me compró un chocolate amablemente para subir mi ánimo, le sonreí agradecida y terminé con mi comida.

« No quería volver a casa »

« Pero tenía que hacerlo »

Mientras hablaba con Adrián revisé varias veces mi celular, Hernán no me había escrito y por más que odiara la idea de estar a su lado; de verdad quería asistir a la graduación de su hijo.

Entre dos placeres © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora