Capítulo XXII + 18

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Advertencia ⚠️ "Esté capituló cuenta con escenas de sexo explicito.⚠️

Para Carlo su cuerpo entero ardía por atención.  Su entrada estaba completamente húmeda.  Los gemidos llamando al alfa escapaban de sus labios.  Trataba inútilmente de calmar aquel ardor insoportable que se instalaba en su bajo vientre. 

La desesperación empezaba a consumirme cuando escuchó la voz del Alfa.  Le pedía calma, que él ya estaba a su lado, pero lo que menos podía sentir en esos momentos era calma. 

Sentándose en la cama, deteniendo las caricias sobre su cuerpo, para llevar las manos a aquel pantalón caqui que se pegaba al cuerpo de su pareja.  Haciéndole ver las piernas más musculosas. 

Horacio se dejaba hacer lo que el menor quisiera en estos momentos. No hacía movimiento alguno. Solamente colocó las manos sobre su cresta, resaltando más los músculos de sus brazos y pecho que se pegaban a la tela de aquel sweater negro que aún llevaba puesto.  Su mirada estaba puesta en las acciones del Omega viendo cómo llevaba la prenda hasta sus tobillos.

- Quítate eso también - tratando de deslizar el bóxer, pero sus manos sujetaron las muñecas ajenas, recibiendo una queja de frustración.

Fue inclinando el cuerpo contra la cama. Terminando de sacarse el pantalón para acomodar su cuerpo sobre el del italiano.  Empezando aquellas caricias previas al momento de la cúpula. 
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Acunó mi rostro con sus manos para luego juntar sus labios con los míos, correspondí de inmediato.  Sus besos me devoraban con deseo con lujuria.  Los gemidos eran acallados  y mis manos se enterraban en su espalda debajo de aquel sweater negro que aún llevaba puesto.

Rodeé mis piernas alrededor de su cadera. Alce mi cuerpo buscando más contacto, necesitaba sentirle.  Estaba desesperado por aquello.  Su Omega chillaba al no sentirse lleno.

Una cadena de besos, succiones y mordidas se deslizaban por mi cuerpo, gemía por todo lo que estaba sintiendo.

- Más rápido per favore - supliqué por más atención.

Un gemido más sonoro se escuchó cuando hundió su cabeza entre mis piernas. Su lengua se deslizaba por toda mi extensión. Entreteniéndose exclusivamente en la punta del glande. No pude evitar arquearme y enredar mis dedos en su cresta.

- Más Alfa más - movía la cadera con ímpetu y de manera rápida para que la fricción aumentará.  Sentía como su lubricante seguía saliendo.  La necesidad en su entrada aumentaba.  Quería ser llenado, necesitaba la polla del alfa dentro.

En estos momentos solo quería ser montado por Horacio, que le anudara y le hiciera un bebé.  Es lo que él Omega deseaba de su Alfa.

Horacio continuaba con aquella danza de su boca  sobre su miembro.  Hasta que sintió una corriente placentera que le recorría por cada célula de su cuerpo.  Y sin poder avisarle su cuerpo se estremeció, mientras aquella sustancia blanquecina se hacía presente. 

Gimió, pero aún así eso no era suficiente.  Ese sitio seguía sin atención.

- Entra ya - suplique entre gemidos.  Llevando sus piernas hasta su pecho, mostrando su entrada rosada y llena de lubricante.

- Alfa....por favore follame y hazme un bebé - sus palabras habían surtido efecto.  Se había quitado el sweater para lanzarlo en el suelo.

- Date la vuelta - me giré para apoyar mi cara, mis hombros y mi pecho sobre la cama.  Sentí sus manos en mi caderas alzándola.  Recorriendo mis glúteos y apretándolos en sus manos.  Me amoldaba perfectamente entre ellas.

Me estremecí al sentir su lengua ahí.  Hacía movimiento circulares, además de simular penetraciones constantes. 

Aquella atención tan placentera cesó de pronto, sin embargo no tuve tiempo para quejarme.  Inmediatamente fui volteado nuevamente en la cama.  Mi espalda volvía a estar sobre el colchón, mis piernas abiertas sujetadas en sus antebrazos y finalmente penetrado.

Olvidando el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora