Capítulo XXXI

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Manejaba con rapidez por la carretera del norte, sinceramente le parecía una pérdida de tiempo esta reunión. No veía motivo alguno para hacerla, sin embargo ahí se encontraba en camino. Aunque siendo sincero, si había cedido es por su madre.

Tanto el cómo su alfa querían terminar lo más pronto posible con todo esto.  Ni estaba seguro de si podría controlarse y no saltarle encima a su hermana por lo sucedido con Carlo.  Además la quería bien lejos de su omega embarazado.  Su pareja necesitaba tranquilidad, estar relajado y por supuesto su hermana ocasionaba todo lo contrario.

Carlo no deseaba saber nada que involucrara a Maia.  Ya se sentía bastante ofendido y molesto por saber que solo obtuvo arresto domiciliario.  Era una burla, dejaba en claro y muy bien marcada las jerarquías de castas.

El mismo había tratado de hablar con los altos mandos, pero recibió negativas de su parte por temas políticos. 

Su lobo interior se molestaba cada vez más al solo recordar aquellos momentos.  Nunca antes se había planteado dejar su trabajo de Federal.  Se supone que ellos estaban para ayudar a las personas, proteger y servir a la comunidad.  Sin embargo, todo se manejaba de una manera muy distinta y es algo decepcionante al descubrir la verdad. 

Lo mejor era no continuar con esos recuerdos del pasado, pues estos no hacían más que enfurecerle. En estos momentos debería pensar en cosas mucho más agradables.  Como que el cuarto del bebé  ya estaba listo.  Las paredes pintadas de los animales de la selva, los muebles junto a la cuna ya equipada con todo lo necesario para el cuidado del infante.  Carlo se negaba a que todo fuera color celeste.  Entre ambos habían optado por  el color amarillo.  Y por último ya habían escogido el nombre, pero aún lo mantenían como un secreto para todos.

Ver la entrada de la casa de mi madre me hizo suspirar y regresar a la realidad. 

- Horacio hijo - abrace a mi madre en modo de saludo.  Sentí su aroma a miel envolverme para tratar de tranquilizarme.

- ¿Cómo está Carlo?.   ¿Estás cuidando bien de él?.  Mira que en su vientre espera a tú hijo - mi madre me miraba de manera seria con las manos en la cintura. Le asegure que todo estaba bien, que en dos meses nacería el bebé. Además de confiarle en secreto el nombre que habían escogido para el niño.

No pudo evitar que su alfa gruñera al sentir el aroma de su hermana. Me gire cruzando los brazos sobre mi pecho. Mi mirada la observó detenidamente al bajar las escaleras y presentarse frente a mi.

- Les pido a ambos que hablen de manera civilizada. Horacio tú hermana deseaba hablar contigo. Por favor escúchala al menos. Les dejaré solos, estaré en mi habitación. No hagan que su padre tenga que intervenir. Les advierto - mi madre nos observó antes de desaparecer por el pasillo del segundo piso.

El alfa en mi interior gruñía con fuerza, le observaba analizando sus movimientos.

- Bien habla para terminar con esto. No me gusta estar lejos de mi pareja - ella me observó, para después tomar una lima de la mesa para pasarla por sus uñas.

- Todo lo hice para protegerte. No necesariamente de Carlo, sino en si de lo que representa su familia. Son los capos más poderosos de toda Italia. El alcance de la mafia Gambino no tiene límites hermanito. A ninguna entidad gubernamental nos conviene que Carlo trabaje de manera oficial en una organización criminal en vez de para nosotros. ¿No lo crees?.

No puedes negar que tú omega es un diamante en bruto, la facilidad que tiene para llevar a una mafia a la cima es simplemente increíble. Soy consciente de mis extra limitaciones con él. No podía dejar pasar una oportunidad así de ninguna manera. Eso deberías saberlo perfectamente cómo alfa.

Olvidando el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora