Antes de volver a la soberanía, Ferdinand encargo a su hermano adoptivo que vigilara su cabaña, habían contratado constructores para agrandarla, transformándola de un refugio a una pequeña casa con dos habitaciones, un laboratorio, una biblioteca, una zona de almacenaje y una cocina-comedor.
Apenas volver, se encontraron con varias cajas con madera y algunos materiales que fungirían como tororo, así como con un muestreo de materiales del suelo y la naturaleza.
Cada muestra de madera venia con nombre de la planta, ducado de origen, zona geográfica donde la especie vivía, y si era una feyplant o un árbol normal. La muestra de materiales venia con información similar.
Después de instalarse comenzaron a trabajar.
Durante días, la rutina fue la misma: despertar, entrenar, desayunar, seguir sus estudios hasta la quinta campanada, tomar un almuerzo tardío y, por último, ir a la biblioteca o actualizar sus notas.
El día de la tierra permanecían fuera del dormitorio, acampando.
Dentro de la biblioteca subterránea se encontraron con una serie de libros interesantes. Hablaban sobre dar vueltas y rezar, así como algunos mapas. Que usaran ese tiempo para pasar tiempo a solas, solo era un extra.
Cerca del final del verano, recibieron una visita que no esperaban.
Hannelore y Aldebarán habían ido a la soberanía, según el calendario de la pareja, era tiempo de volver a entrenar, por lo cual, los invitaron a participar en el entrenamiento que el castaño le daba a su prometida.
Durante un descanso, observaron a la pelirosa hacer varios tipos de katas, provocando que la curiosidad se apoderara de ambos, siendo Rozemyne quien preguntara qué estaba haciendo su amiga.
"No sé si sabias esto, Rozemyne, pero cuando Hannelore aún era Akane, era una maestra de distintas disciplinas de artes marciales. Desde que puede moverse sin quedar fatigada, ha comenzado a entrenar en lo que sabia", explico el castaño sin dejar de ver a su novia, sonriendo al verla tan libre.
"No, no lo sabía", reconoció la joven con ojos de luna.
Por un tiempo solo fueron audibles los pequeños gritos de la Dunkelfelger cuando lanzaba un golpe o daba una patada al aire.
"¿Cuánto tiempo se quedarán en la soberanía?", cuestiono Ferdinand entonces. "No me malinterpretes, solo tengo curiosidad." Se apresuró a explicar, desde que descubriera la verdad, procuraba evitar mal entendidos. "También estás haciendo el curso de eruditos. Debes trabajar en tú propio proyecto para el invierno."
"Nosotros pasamos la mayor parte del año en la soberanía, por la salud de Hannelore", explico apartando por un momento su vista de su novia. "Pensaba presentar la magia de rastreo, pero no he decidido como hacer eso exactamente"
"¿No tienes algún otro proyecto?", le pregunto su amigo tras pensarlo un poco. "Será difícil presentar todo un tipo de magia."
El castaño se dejó caer sobre el pasto, pensando un momento, antes de negar.
"¿No has pensado en fabricar alguna cosa que te de algo de dinero?", le pregunto Rozemyne ahora, "Ferdinand y yo tenemos mucho dinero, así que solemos pensar en proyectos más generales, pero podrías desarrollar algo que puedas vender."
La joven se puso de pie, sacudiendo su ropa antes de mirar a su mejor amigo una vez más.
"Tras nuestra graduación Ferdinand y yo planeamos fundar la ciudad biblioteca. Volvernos Gibe y alejarnos del gobierno de Ehrenfest. ¿Qué harás tú?", le preguntó. "Ahora eres un candidato a archiduque. ¿Trataras de volverte elegible?, ¿te volverás líder de alguna área?"
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La Revelación de Ventuchte
FanfictionHan pasado un par de años desde que los bautizaron, Ferdinand y Rozemyne ahora se enfrentaran a ellos mismos, mientras descubren uno a uno los secretos que guarda la academia real. Saga: La Bendición de Durzetzen.