Cap19: Quinto año.

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Regresar a la academia fue gratificante, aunque un poco confuso para Eglantine, el año anterior solo era una estudiante, pero ese invierno volvió como una profesora de la academia real. Sus clases eran música, etiqueta de la corte y giros de dedicación.

Ya no era solo una archinoble. Ahora ella era una profesora, lo que significaba que su estatus era superior al de cualquier estudiante, incluso a los príncipes reales, lo cual la joven rubia no lograba terminar de aceptar, desde pequeña fue criada como ministra, incluso si nació como hija de un príncipe, su padre seria degradado a ministro tras la coronación del nuevo Zent.

Eglantine no necesitaba poder o estatus, era feliz, pero dada su sangre, el resultado era inevitable. No podía simplemente vivir sus días como esposa del próximo vicecomandante de la orden de caballeros. Sus hijos podrían, pero ella no.

Fue por eso por lo que se le enseño a girar, su sangre Klassenberg vibraba a las bendiciones de Kuntzeal y como profesora de artes, podía vivir dedicándose a lo que más amaba. Lo único que lamentaba era la nueva distancia que se formo entre ella y su querida amiga, pero como siempre, Rozemyne la animo, prometiéndole invitarla a su tierra cuando fuera gibe.

"Entonces, lord Ferdinand de Ehrenfest y Lady Rozemyne de Ehrenfest danzaran como la pareja suprema, ya lo sabían, pero felicidades", anuncio la joven profesora mirando a su amiga con una sonrisa amable. "Lady Hannelore y lord Aldebarán, Flutrane y Leidenshaft..."

"Me niego." Interrumpió el castaño, desconcertando a todos, "Geduldh y Ewigeliebe. Danzaremos en esos roles." Anuncio.

"En verdad, creo que Ferdinand y Rozemyne preferirían danzar como ellos, pero su habilidad nos supera con creces", comento Hannelore sujetando el brazo de su prometido. "Durante nuestra graduación seremos Geduldh y Ewigeliebe."

"Supongo que quieres danzar con tu prometido... de acuerdo." Cedió Eglantine al final. "Aun debemos hacer algunas pruebas más para definir a los demás danzantes y a los sustitutos. No dejen de practicar."

La clase de giros termino con esas palabras, la rubia no pudo evitar sonreír mientras veía a ambas parejas alejarse, entre risas y palabras susurradas, los cuatro se llevaban muy bien, y estaban profundamente enamorados de sus parejas.

Eglantine realmente creía que cualquier pareja que se cruzara con ellos, anhelaría convertirse en Geduldh y Ewigeliebe, el matrimonio nacido del amor puro, y cualquier Ewigeliebe nacido de esa interacción, cerraría sus oídos a los susurros de Chaocipher para no separarse nunca de su Geduldh. Ella misma se transformó en la única diosa de su esposo, lo aceptaría todo, y se esforzaría para que nunca necesitaran otra diosa.

De repente cualquier pareja adicional que tomara un dios oscuro o una diosa de la luz, se sentía como si dejaran que la diosa del caos entrara en sus vidas.

"Me pregunto si esos dos son conscientes de lo que hicieron." Murmuro para si mientras veía a su esposo, Anastasio, caminar hacia ella.

"¿Nos vamos, mi diosa?", pregunto ofreciéndole su brazo en escolta.

Miro el brazo que le ofrecía unos momentos antes de levantar la vista y aceptar la escolta.

"Mi dios, ¿querrás otra esposa además de mí?"

Anastasio se detuvo abruptamente, mirándola sin entender.

"Claro que no, ¿Por qué preguntas?", parecía ofendido, molesto incluso

"Solo quería corroborar algo", se río dejando un pequeño beso en sus labios después de asegurarse de que nadie estaba cerca, apresurando su paso ante la mirada del joven que prometía llamar el invierno si lograba alcanzarla.

La Revelación de VentuchteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora