En su Universo es tan complicado ser "persona", debes tener una buena cantidad de dinero o... todo se vendrá abajo para ti y tu familia si llegas a tenerla. Su mundo es injusto, raro y simplemente cruel.
Su inocencia esta siempre allí, nunca sale de...
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ੈ₊˚༅༴│Miles Morales.
A sus ojos les costaba abrirse, lo primero que vió fue un techo blanco con detalles dorados. Su corazón se hundió por unos segundos para reincorporarse y sentarse en el borde de la cama.
– (T/n). Fue lo primero que escuchó, dió un sobresalto viendo a su madre parada en el marco de la puerta.
La rusa no dijo nada, talló sus ojos para mirar a su madre que en realidad no era su madre sino su madrastra.
– ¿Dondé estuviste ayer? A la rusa poco le importó escucharla, se levantó de la cama para mirarla seriamente apesar de su rostro recién levantado.
– Me vine a casa antes. Su voz fue ronca y pronto le dió la espalda en camino al baño para mirarse al espejo teniendo una fuerte resaca haciéndola quejar por lo bajo.
– ¿En el cumpleaños de tu padre, estás demente? – Kuznetsova no dijo nada mientras se ataba su cabello que habia vuelto a crecer hasta su espalda y comenzar a lavar su rostro escuchando la estúpida voz de la mujer.
– No. Estaba cansada, no demente. – La mujer se vió ofendida para fruncir su entrecejo.
– (T/n) Ariel Kuznetsova. – La mencionada frunció su entrecejo alcanzando la toalla para secar el exceso de agua en su rostro para dejar el objeto en el mismo sitio y girarse a ver a la más baja. – ¿Quién carajos te enseñó a hablarle así a tu madre?
– No eres mi madre, y nadie me enseñó nada. – Dijo ella, para abrir la regadera de la bañera del baño a una temperatura tibia casi caliente.
– A ver mocosa, no te atrevas a habl- Sus palabras fueron interrumpidas por la fémina menor.
– Mi nombre es (T/n), no mocosa. – Le gruñó una vez más intentando no escucharla, no es algo que quieras escuchar cada mañana.
– ¡Deja de contestarme! Tu padre esta muy decepcionado contigo... ¡¿Y QUÉ CARAJOS TIENES EN LOS LABIOS, SON PIERCINGS?! – La niña la observó unos segundos con un semblante frío y distante, casi aterrador que le produjo unos fuertes escalofríos a la rusa más baja.
– ¿Ya acabaste? Quiero ducharme y estás estorbando, Carol. La recién mencionada apretó su mandíbula enojada al notar el desinterés y sarcasmo de la bailarina.
Kuznetsova habia tenido una noche jodidamente increíble, ahora viene esa mujer y le jode el buen humor que pudo haber tenido. En un impulso, Carol la tomó del brazo con fuerza y furia.
– ¡Escúchame bien, niñata! Soy tu madre quieras o no, ¡y estoy harta de tu asquerosa actitud!
– Deja de tocarme.
– ¡CÁLLATE! ¡Estoy cansada de ti y tu forma de ser conmigo! Le diré a tu padre que ayer te escapaste de su cumpleaños para irte con gente de mala influencia, ¡sabes que él va a creerse eso! – Una sonrisa se asomó por los labios femeninos de Carol formando una maliciosa.
