En su Universo es tan complicado ser "persona", debes tener una buena cantidad de dinero o... todo se vendrá abajo para ti y tu familia si llegas a tenerla. Su mundo es injusto, raro y simplemente cruel.
Su inocencia esta siempre allí, nunca sale de...
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Podía ver a través de la ventana la lluvia caer, golpeando contra el cristal, su mirada era pérdida y apagada, se sentía vacía. Sus dedos jugaban entre sí intentando calmar su soledad y nervios, sus ojos eran tristes y desolados, un poco hinchados, sus labios en un puchero pequeño y su respiración tranquila.
Sentía ese vacío llenar su interior, cada parte de ella estaba vacía. Dió un sollozo sin estar llorando, la limusina se movía en dirección a una funeraria. Tenia mucho sueño, no habia podido dormir por su llanto de la noche. Sus ojos estaban pérdidos en la nada misma, cada parte de ella ya no sentía nada.
Una voz la llamó, una voz masculina la cual abrió la puerta a su derecha.
– Señorita (T/n), ya hemos llegado. Aquella voz masculina tenia un paraguas para evitar que la fémina se mojará al salir del auto.
La pequeña se movió lentamente hasta salir, el hombre le entrego el paraguas y ella lo tomó. Su paso era lento, demostraba su tristeza en cada paso. Subió los escalones con culpa, cada paso más pesado que el otro. El ambiente pesaba, el oxígeno se sentía como un veneno que no te deja respirar ni estar calmada. Al llegar a la puerta, cerro el paraguas para entregarle a un mayordomo que estaba a la izquierda de la entrada, este agarró el objeto y dejo que pasará la menor.
Pasos pequeños y tristes, mirada distante y desolada, mirada, apretó sus puños imponente hasta llegar a un salón. Era un tipo de iglesia, habia bancos por ambos lados hechos de madera de roble, suelo de cerámica blanca y paredes blancas sin vida, y en el fondo de ese salón una cruz de Jesús crucificado y la mesa en donde siempre estaba el Padre que hacia la misa o el funeral. En los bancos habia unos familiares por parte materna y paterna, podía reconocer algunas caras de ambos lados familiares pero otros no; se veían tristes y desolados aunque no tanto como ella. Camino hasta llegar al frente de todo, su padre estaba arrodillado frente a un ataúd... Sabia lo que había allí dentro, la persona que se encontraba fallecida en ese interior de madera color negra.
Su cuerpo tembló, podía escuchar los sollozos del mayor que estaba arrodillado, rezando. La expresión de la niña era neutral, sin vida.. totalmente vacía. Suspiro levemente para arrodillarse a un lado de su padre y comenzar a rezar también de igual forma.
"¿Por qué me abandonó? Ella juro no hacerlo, me dijo que ella se sentía mejor. ¿Por qué de pronto me dejo sola?" Pensaba la pequeña fémina mientras mantenía sus manos entrelazadas rezando, en el interior de su corazón estaba desbordándose en lágrimas amargos y llenas de rabia. La culpa la perseguía, la perseguía como la muerte a los ancianos.
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