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Checo trataba de abrir los ojos, pero la fuerte claridad del día entrando por la ventana, además de la habitación que no ayudaba por su color blanco le complicaba mucho abrirlos.

Su cabeza dolía como el demonio, y más cuando trataba de adaptarse a la luz del día. No sabía dónde rayos estaba. Sentía como si un camión le hubiera pasado por encima. Pero el dolor se disipaba rápidamente, como si hubiera sido un dolor de hace tiempo lejano.

Se quejó en cuanto trató de pronunciar algo y su garganta dolía. Después de todo hace pocas semanas atrás le habían retirado el tubo que lo estuvo alimentando y ayudando a respirar. Ya que Lewis había pedido que lo quitaran por un tiempo para que no se acostumbrara a eso.

Trató de incorporarse pero no podía moverse por su propia cuenta, estaba débil a más no poder. Aunque gracias a todo el ejercicio de fisioterapia que llevaba seguido es que sus músculos no se habían atrofiado. Así que no se le complicaría mucho volver a caminar y a hacer las cosas normales de su día a día.

Realmente no recordaba nada, no sabía porque estaba allí, que había ocurrido y siendo sincero lo único que recordaba era su nombre.

¿Checo Pérez?

Checo no suena como un nombre real, por eso le confundía.

Tenía un vendaje en su abdomen bajo, lo sintió cuando tocó allí por el leve dolor bajo que sintió al tratar de incorporarse. ¿Lo habrían atropellado?

Recordó una cosa más.

El era piloto de formula.

¿Formula 3? O, ¿apenas debutaría?
Probablemente habría tenido un accidente y es por eso que se encontraba allí. Se le dificultaba recordar algunas cosas debía admitir.

A como pudo alzó su brazo para cubrirse del resplandor del sol que entraba por la ventana. Luego relajó su vista cuando algún amable se dio cuenta de su martirio y cerró un poco la cortina para que se acostumbrara de a poco a la luz del día.

Notó que en la habitación se encontraban tres hombres; un rubio de ojos azules sostenía en sus brazos a un bebé que se veía muy pequeño, no podía tener ni pasados los dos meses.

Luego el otro hombre rubio salió rápidamente de la habitación sin siquiera despedirse.

Notó la mirada penetrante del tipo tatuado en el. También se dio cuenta que sus ojos se veían llorosos, estaba por llorar eso era seguro.

¿Quien sería el? Se esforzaba por recordarlo, porque después de todo un hombre así de atractivo visitándolo lo emocionaba.

Luego de repente llegó el doctor, eso supuso porque era un hombre con una bata blanca.

Se acercó a examinarlo. Le chingó la vista con su lamparita, más de lo que ya.

—¿Cómo te sientes? ¿Todo bien?

—Me duele la garganta como el demonio. -soltó sin más llevando su mano a su cuello acariciando suavemente.

El médico asintió. —Eso es normal, pero, ¿fuera de eso?

¿Por qué chingados estoy aquí? ¿Que es lo que me ocurrió?

El médico suspiró, como lo esperaba. No podía recordar el accidente, y eso ya era una red flag para preocuparse.

—¿Cual es tu nombre? -le preguntó esperando que respondiera acertadamente.

—Checo Pérez, o eso creo -respondió.

Kimi ya le había regresado a Lewis al bebé Louis.

—Checo es tu apodo, tu nombre es Sergio. -mencionó Lewis.

Golden hour; chewis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora