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Checo despertó después de que su alarma sonara por un buen rato. Había decidido descansar después de haber ido a comer con sus amigos de la parrilla para tener buena energía para la noche.

Se levantó de la cama a regañadientes, se dirigió al baño para tomar una ducha. Se vio al espejo, realmente su cuerpo se veía más delgado, o quizás solo su cintura se había reducido mucho, ahora era estrecha, se notaba mínimamente la cicatriz de la cesárea pero pronto ya no se vería ni un poco. Se acarició el abdomen bajo, sonriendo al recordar a su pequeño bebé Louis.

También se sonrojó rápidamente al recordar que el y Lewis lo habían engendrado, ósea que habían cogido, follado, hecho el amor, algo sobre eso. El mexicano no pudo sentirse más curioso e intrigado al pensar en eso, sería Lewis tan bueno en la cama. Le gustaría recordar todo lo que ha vivido con el mayor, pero todavía no ha logrado nada.

Terminó de ducharse para luego salir de la ducha, secarse el cuerpo con la toalla terminando colocándola alrededor de su cintura.

Después salió del baño para comenzar a vestirse con lo que había preparado para usar.

Se colocó su ropa interior, luego unos jeans negros ajustados rotos por la parte de las rodillas, una camiseta blanca y una chaqueta también negra. Por ultimo unos tenis blancos.

Su outfit le recordaba a cómo solía vestirse más de joven. Se sentía realmente atractivo viéndose en ese momento en el espejo. Terminó simplemente acomodando sus cabellos con su mano.

Ya estaba completamente listo.

Faltaban unos cuantos minutos para salir hacia la fiesta así que decidió irse a sentar. Pero la puerta de la habitación siendo tocada lo tomó por sorpresa. Se levantó para acercarse a ver de quien se trataba, y cuando vio a Lewis fuera abrió de inmediato.

Lo miró embobado, casi casi hasta se le salía la baba al ver lo extremadamente atractivo que se veía Lewis con esa camisa desabrochada dejando ver el tatuaje en su pecho. Luego los jeans holgados que se le ven espectaculares. Con unas botas oscuras. Su joyería común, varias cadenas alrededor de su cuello, anillos en sus largos dedos, un reloj en su muñeca izquierda y unas pulseras costosas en su muñeca derecha.

—Oh, hola Lewis -saludó Checo haciéndose a un lado para dejarlo pasar.

Lewis sonrió pasando junto a el. El mexicano cerró la puerta detrás de si para seguir a Lewis.

—Te ves increíble -le dijo Lewis mirándolo cuando llegó frente a él.

Checo no pudo evitar sonrojarse por el comentario.

—Oh emmm, gracias, pero por dios mírate a ti, te ves híper mega increíblemente bien -lo señaló por completo.

—¿Ah si? ¿Eso crees? -sonrió de par en par.

Checo asintió rápidamente. —Aunque por lo que he visto siempre sueles vestirte así de increíble.

Lewis asintió. —Traje algo para ti. Cierra los ojos -le pidió.

Checo asintió y eso hizo.

—Puedes abrirlos ahora.

Al abrir los ojos Checo vio a Lewis sosteniendo frente a el una pequeña cajita. Cuando la tomó en sus manos y la abrió sonrió de sobremanera al ver lo que contenía en el interior.

—¿Es para mi enserio? Se ve muy costoso, ¿realmente puedo aceptarlo?

Lewis asintió. —No es nuevo.

Checo lo miró confundido.

—Me refiero a que ya era un regalo que te había hecho tiempo atrás, cuando te pedí que fueras mi novio. Quise dártelo hoy para ver si te ayudaba a recordar algo -le mencionó Lewis sacando el reloj de la cajita para luego comenzar a ponérselo.

Golden hour; chewis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora