Ave Demoniaca

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El exterior por el que pasamos fue realmente curioso, Darkus nos hizo un mini tour turístico para mostrarnos la prosperidad del reino. Claro que no quiso admitirlo y lo hizo pasar por una caminata normal, pero a mi forma de verlo sus intenciones era mostrar lo bien que le iba a aquellos que ellos gobiernan.

-Estos son los bosques de alrededor-

Dijo en el momento que habíamos llegado. Los árboles eran similares a palmeras y pinos, pero llenos de diversos frutos realmente bonitos y en buen estado para lo que se espera del inframundo. Incluso Enarep tomó uno sin poder oculta su asombro por el sabor que estos tenían. De todos modos, el color era ciertamente llamativo, todas las plantas tenían un tono intermedio entre las bellas hojas de sakuras japoneses y el color bello aunque inquietante de la sangre. Quizás el camino también nos ayudó a apreciar todo, era natural, pero estaba muy bien cuidado. Según Darkus habían dejado a aquellos que tenían mayor arte a cargo de aquello. Es decir, no los mantenían así con sus poderes, sino que empleaban a personas que realmente tenían pasión en cuidar la flora.

¿Después de la flora que vino? Es simple, la fauna, nos adentramos en mitad del bosque para ver todo tipo de animales. Sorprendentemente se veían tranquilos y emanaban un olor bastante agradable, aunque quizás esto fuera gracias a las pequeñas flores y hierbas del lugar. Eso sí, los pequeños seres se alejaban mucho de las enormes bestias situadas en el mundo personal de Darkus. ¿Por qué siquiera su mundo era tan frenético a comparación a este? Quizás lo use para entrenar a sus soldados o algo similar, sino, no lo entiendo.

-La gente se ve realmente tranquila-

Señaló Enarep una vez pasamos por una de las extensas zonas pobladas. Esos sitios se asemejaban a lugares de la Edad Media, pero con una limpieza absoluta. A su vez las rocosas casas estaban protegidas por magia, lo que también les permitía ejecutar funciones más modernas en las mismas. También me sorprendieron las calzadas, todas de rocas, pero no tenía problemas con las plantas y árboles alrededor, sino que incluso los matorrales de aquel lugar se complementaban. Realmente, creo que es un muy buen mundo para vivir. Aunque claro, el tour siguió un poco más.

-¿Qué desea? ¿qué desearon? Gracias por luchar-

Esas palabras estaban grabadas en una estatua de tonalidades diversas. Al parecer unos maestros artesanos del pueblo las hicieron en conmemoración de un evento. Los dos hermanos luchando juntos contra otras huestes del inframundo. Al parecer el título de rey demonio no es algo tan único o al menos no lo era...

-En efecto. Los reyes demonio son aquellos demonios que sobrepasan cierto nivel y adquieren ciertos terrenos de vital importancia. Igual que los humanos tienen varios reyes o los dragones varios dioses, esto también ocurre con los demonios-

Exacto comprensión. Aunque la historia de estos dos me resultó algo triste. Unos reencarnados que tuvieron que pasar por tanto... sinceramente, por ahora creo que he tenido mejor suerte que ellos. Darkus tuvo que hacer cosas de las que hoy no está orgulloso y no hay nada peor que llevar el peso de actos donde aparentemente no había otra salida, pero que, en retrospectiva, siempre ves algo más...

Por último llegamos al castillo. Era un sitio algo siniestro pero elegante, se podría decir que era un castillo gótico pero tan bien cuidado que cualquier atisbo de terror se reserva a ser visto tan solo en las noches más oscuras. Las puertas tenían los grabados más exquisitos en la madera que las conformaba, contaban todo tipo de mitos y hazañas sobre los reyes confraternos. Pese a todo, no parecía que Darkus tuviera un orgullo absoluto, pues se ruborizó un poco en cuanto vimos algo más de cerca aquello, un poco avergonzado.

-Es un placer ver que han llegado-

Afirmó con una sonrisa de oreja a oreja la reina demonio Nyx. Su rostro reflejaba verdadera tranquilidad y calidez de la cual era difícil desprender la vista. Por otro lado, alrededor de ella habían tres guardas, quienes parecían ser su guardia personal. Dos mujeres y un varón de diversas edades, aunque de forma externa aparentaban tener veinte años. Sus ropajes se asemejaban al de los reyes, aunque vueltos uniforme, por sus rostros pude deducir que estaban en esa posición por verdadera devoción. Tras eso entramos al salón y tuvimos una pequeña charla, eso nos llevó a dónde estamos ahora.

Reencarné en una PalomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora