capitulo [3]

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Abrochándose los botones del pijama, Hoseok no cruzó palabra con Namjoon desde que se levantó de la mesa para ir al cuarto de Jimin y prometerle que haría cualquier cosa para disuadir a su padre.

Cualquier cosa.

Hoseok estaba dispuesto a lo que fuera para que su cachorro siguiera en el club de taekwondo, incluso si eso conllevaba darle a Namjoon lo que tanto deseaba. Mirándolo de soslayo, el alfa seguía tenso, aun sin perdonarle que le alzara la voz y cuestionara su autoridad delante de los niños.

—Joonie...

Éste le miró por un instante, y Hoseok supo que tenía su atención, pese a que no hubiera hecho ninguna seña o gesto. Estaba realmente enojado.

—No me gusta que peleemos —empezó, dando a entender que estaba apenado por lo sucedido durante la cena—. Eres mi alfa, no tuve que desafiarte —se disculpó, consiguiendo que Namjoon le mirara al fin, su expresión seria—. Jimin está feliz en el club de taekwondo, y yo sé cómo hacerte feliz a ti.

El alfa enarcó una ceja, indicándole que siguiera hablando. Hoseok se plantó delante suyo, poniendo ambas manos sobre su pecho.

—Tal vez sea el momento de tener otro cachorro.

En cuanto la palabra "cachorro" salió de sus labios, Namjoon suavizó sus facciones. Otro cachorro era lo que siempre quiso desde que su tercer hijo se presentó como omega.

Una familia gozaba de más prestigio si la mayoría de sus hijos eran alfas.

—Pídemelo, y te lo daré.

—¿Y permitirás que Jimin siga en el club de taekwondo? —preguntó, esperanzado.

Namjoon pudo haber replicado, incluso negado a ceder a su pequeño chantaje, pero honestamente, le importaba más engendrar otro cachorro que Jimin y su dichoso club de taekwondo. Aun así, le dio una advertencia.

—Si vuelve a ocurrir otro incidente como el de hoy, tú serás el único responsable.

Hoseok frunció los labios, asintiendo en silencio. Estuvo feliz por Jimin, imaginándose cuál iba a ser su reacción cuando se lo dijera al día siguiente. Se acercó a Namjoon con la intención de besarle, y pese a que Nam le correspondió, fue un beso breve, distinto a los que compartieron en su despacho.

—¿Cuándo será tu próximo celo? —preguntó, separándose de él.

—En... tres semanas.

Si no lo dejaba preñado un día de esos, lo haría seguro durante su celo. Sin embargo, esa noche no hicieron nada. Hoseok lo agradeció, pues en su cabeza aún resonaban los gritos de su alfa, su voz imponiéndose ante él y sus cachorros.

Se deslizó dentro de las sábanas, y Namjonn le siguió poco después. Se dieron la espalda mutuamente sin decirse nada más, cada uno en un extremo de la cama sin un beso de buenas noches. Antes de dormirse, Hoseok pensó que al menos consiguió hacer recapacitar a su alfa.

La felicidad de sus hijos era lo primero en ese instante.

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Four Seasons               [NamSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora