Four Seasons [NamSeok]

Capitulo [35]

Como celebración, Jimin pidió comer hamburguesas en el Good Dog Bar, conocido en Pensilvania por ser el mejor sitio para degustar ese tipo de comida. Seokjin parecía más que feliz con esa celebración, mientras que Taehyung...

Taehyung seguía muy callado y distraído, por decir lo mínimo.

Hoseok miró a su hijo mayor, que fingía leer la carta en lo que eran atendidos. Jimin ya dijo que pediría la hamburguesa más grande de todas, mientras que Jin pensaba en qué agregarle a la suya. Ryujin miraba todo con extrema curiosidad y el omega sabía que sólo le pediría unas papas fritas a su cachorrita. Una hamburguesa, a su edad, era imposible de comer y no le haría bien al estómago.

—¿Pero vieron la patada que le hice a ese alfa? ¡La patada con la que gané! —dijo Jimin, hablando por décima vez de la forma en que ganó la competencia—. ¡Eso le pasa por reírse de mí, cretino!

—De seguro se reía para llamar tu atención —contestó Jin.

—¡Pues perdía el tiempo! —Jimin seguía muy excitado y animado, de seguro con la adrenalina a mil por la competencia. Dentro de tres meses más, sería la competencia final en California, y el omega se moría por ir allí—. Yo le soy fiel a Taemin.

—¿Entonces ya son novios? —preguntó Hoseok, llamando la atención del camarero para que fuera a atenderlos—. Bien, ¿qué va a pedir cada uno?

Los niños fueron los primeros en hablar, y luego el omega encargó la comidita de Ryujin: papas fritas y un pequeño trozo de carne de vacuno junto a un jugo de frambuesa.

—O sea, todavía no —contestó Jimin—. No me lo ha propuesto como tal, ¡quiere que vayamos lento!

—¿Y eso está mal? —Hoseok le sonrió, contento de que su hijo pudiera vivir esa etapa de su vida como correspondía.

—Claro que no —Jimin enrojeció—. Mamá, ¿puedo presentártelo? ¡Te juro que lo amarás!

—Así como amarlo, lo dudo —Hoseok suspiró—. Taehyung, ¿te pasa algo? Estos días has estado muy extraño.

El alfa parpadeó, como saliendo de sus pensamientos y volteándose a mirar a su familia, que le contemplaba con expresión inquisitiva. El muchacho no tardó en encogerse de hombros, como queriendo restarle importancia a su actitud, a pesar de que no era normal. Hoseok sabía que algo le pasaba a su hijo mayor.

—Mamá tiene razón —habló Jin, reprobatorio—. ¿Es que terminaste con Adrienne?

La mención de la chica hizo que las cejas de Jimin se arrugaran en señal de irritación. Al parecer, eso era un sí, pero Hoseok no podía evitar sentirse intrigado: ¿qué había pasado entre ellos?

—Adrienne noona estaba muy enojada —habló Jimin, agarrando los lápices que habían llevado para que Ryujin coloreara el mantelito de papel del restaurante—, pateaba demasiado fuerte, más que las veces que me pateaba a mí.

—¡No, dame! Giv me! —chilló Ryujin cuando su hermano mayor le quitó el color rojo de la mano—. Mommy!

—Jimin, no molestes a tu hermanita —regañó Hoseok.

—¡Es mi día especial, deberías consentirme a mí, no a esta aparecida! —reclamó Jimin.

Hoseok sólo rodó los ojos, aunque sabía que era sólo una tonta broma por parte del omega. A su hijo parecía encantarle molestar a Ryujin, y si se veía bien, era una sensación que la niña también compartía.

Su cachorrita le sacó la lengua a Jimin.

—¡Fe-o! —le gritó.

—Mamá, dile algo —protestó el omega.