Lo prometido no siempre es deuda [Sirius Black]

capítulo 29

El guardapelo y la desgracia

— ¿Un puto guardapelo? ¿Ahí quiere esconder uno de los magos más poderosos del mundo su alma? ¡¿En un puto guardapelo?!

— James, ¿quieres dejar de chillar? — preguntó Dalia —. Pareces subnormal. Alguien se pude enterar y tu sabes que aquí escuchan hasta las paredes y si no lo hacen las paredes lo hace Snivellus, y todos sabemos que es un bocazas.

— Perdón pero es que parece un chiste.

— No, no lo es, es algo brillante. — dijo Sirius — El guardapelo, según Reggie, fue de Salazar Slytherin, su antepasado. Así que otro de esos horrocruxes tiene que ser un objeto familiar.

— Sirius, ve abandonando la idea que tienes en mente. — le habló Valerie. — Es una misión suicida.

— Rubia, es una manera de salvar a mi hermano.

— Si, de salvar a tu hermano o hacer que os maten a los dos por imbéciles. Sirius olvídate de ir a buscar horrocruxes. No voy a permitir que libres una guerra a la que no perteneces.

— No, pertenece mi hermano. Y si él está ahí no lo voy a dejar solo.

Valerie asintió con la cabeza y marchó de la sala de los menesteres con paso firme, seguida de su hermano que clavó los ojos en Sirius con mirada de reproche para después irse detrás de la rubia.

— Hermana, para. — le gritó persiguiéndola por el pasillo.

— Iros a tomar por culo, James. — vociferó la rubia.

— Yo no tengo la culpa. — le contestó él indignado.

— Es tu mejor amigo, hazlo entrar en razón. — Valerie se giró y se puso frente a su hermano en una actitud desafiante.

— ¿Yo? No te echa cuenta ni a ti, imagínate a los demás. Su hermano le importa y es normal. Yo haría lo mismo por ti, Val. Tienes que entenderlo, Regulus es su hermano pequeño, ya lo ha abandonado una vez en Grimmauld Place, no lo va a volver a hacer y más de cara a lo que dicen que se avecina. — James habló calmado para intentar sofocar los nervios de su hermana. No quería que todo se saliera de control, sabía que su hermana cuando se enfadaba era impredecible. Al igual que él.

— James... — le contestó su hermana, sintiendo que la voz se le quebraba. — no quiero que muera. Y Él lo va a matar.

Potter abrazó a su hermana pequeña, dejando que llorara sobre su pecho. Valerie necesitaba desahogarse. No necesitaba a sus amigas, ni siquiera necesitaba a Sirius, como la mayoría de las veces. Necesitaba a James, a su mejor amigo pasase lo que pasase, a su confidente y su protector. A su hermano.
El mayor de los Potter vio como Sirius se encaminaba hacia ellos por el pasillo peor James le dijo por señas que se fuera. No era recomendable para Sirius que Valerie lo viera ahora mismo. Le partiría la cara si hiciera falta para que se quedara a su lado, a salvo de cualquier amenaza que pudiera dañarlo.

Sirius comprendió que no era el mejor momento y se marchó otra vez hasta la Sala de los Menesteres algo preocupado por su chica, pero cuando volvió en la pared ya no estaba la puerta ni estaban todos los que había dentro de la sala. Regulus y Hela no estaban y Remus, Peter, Megan y Dalia estaban llorando escondidos en uno de los rincones del pasillo.

— ¿Qué cojones ha pasado y donde están mi hermano y Hela? — preguntó empezando a perder los nervios viendo como estaban los demás.

— Sirius — contestó Megan limpiándose las lágrimas para hablar lo más calmada posible. — A Regulus y Hela...

— Megan, por el amor de Merlín, ¿me puedes explicar que ha pasado? Por favor, ¿donde están Reggie y Hela?

— Una nube negra... Él y una mujer de pelo rizado y mirada psicótica... se los han llevado... se sacrificaron por nosotros — dijo volviendo a romper en llanto.